Amarrados al poder. Los 10 dictadores más longevos del mundo
Usan todos los recursos a su disposición para seguir mandando y lo hacen con puño de acero. Son cuestionados por realizar elecciones fraudulentas, apropiarse de los recursos públicos y violar los derechos humanos. Nada los detiene. En promedio tienen 28 años consecutivos gobernando.
En la Antigua Roma lo tenían claro. Solamente se le otorgaba autoridad absoluta a una persona en momentos excepcionales y para casos de emergencia. Las dictaduras, esas magistraturas extraordinarias, además duraban como máximo 6 meses. Consideraban que darle demasiado poder a un hombre resultaba peligroso.
El riesgo sigue vigente. Los 10 mandatarios del mundo actual que más tiempo llevan en el ejercicio del poder han sido acusados por malversación de fondos, violación a los derechos humanos y realización de elecciones fraudulentas. Sus países además son considerados como “no libres” por Freedom House, una organización que estudia las libertades civiles y democráticas en el mundo.
Paradójicamente, muchos de estos “gobernantes vitalicios”, cuyos mandatos acumulan en promedio 28 años consecutivos, llegaron al poder como libertadores de sus pueblos pues fueron líderes de los movimientos de independencia o de descolonización.
Este “selecto” club ha sufrido una baja reciente con la caída de Blaise Compaoré, quien estuvo durante 27 años al frente de la presidencia de Burkina Faso. Fue una salida abrupta. Durante una semana de protestas inesperadas, los ciudadanos de ese país salieron a la calle para protestar en contra de los planes del mandatario de reformar las leyes para permanecer aún más tiempo en el poder y exigir su renuncia.
Compaoré, quien llegó a la presidencia mediante un golpe de Estado, no pudo con la presión social y tras un Parlamento incendiado, enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que causaron más de 30 muertes y cientos de heridos, el mandatario eterno dimitió el 31 de octubre.
El caso de Compaoré no es único ni excepcional. Él era sólo uno de los miembros de ese grupo de gobernantes que una vez que llegan a la presidencia buscan, a toda costa, permanecer en el puesto. Los más veteranos del club son Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, de Guinea Ecuatorial, y José Eduardo dos Santos, de Angola, quienes desde hace 35 años presiden sus respectivos países.
Teodoro Obiang Nguema, presidente de Guinea Ecuatorial (AP Photo/Rebecca Blackwell)
Obiang se hizo con el poder a través de un golpe de Estado y Dos Santos sustituyó al presidente Agostinho Neto, quien falleció por una enfermedad. Aunque ninguno de los dos llegó al poder inicialmente por la vía del voto, ambos se han mantenido por elecciones populares. Eso sí, generalmente cuestionadas.
Los últimos comicios en Guinea Ecuatorial en mayo de 2013 son un ejemplo de ello.
La oposición y organizaciones de Derechos Humanos denunciaron la ausencia elemental de condiciones democráticas. Entre las irregularidades: mítines opositores disueltos a machetazos, detenciones arbitrarias y ausencia de observadores internacionales confiables.
Obiang, no obstante, no se conforma y a sus 69 años de edad está preparando el terreno para que su hijo Teodorín, a quien le gusta vestir como un dandy y combinar el color de los zapatos con el de sus coches, se convierta en su sucesor. A sus 43 años, el delfín ha sido acusado de malversación de fondos y blanqueo de capitales por la Sección de Lavado de Dinero del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Guinea Ecuatorial es un país rico en petróleo y gas, pero cuenta con las mayores desigualdades. Mientras Teodorín acumula mansiones y coches, 70% de los guineo-ecuatorianos (700.000 habitantes) vive con 80 centavos de euro al día. Además, sufre graves restricciones en el campo de la libertad de expresión debido a que el gobierno ejerce un control absoluto sobre las cadenas de radio y televisión. La clasificación mundial de la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras de este año, colocó a Guinea Ecuatorial en el puesto 112 de 180 países estudiados.
Jose Eduardo dos Santos, presidente de Angola (REUTERS/Siphiwe Sibeko)
Dos Santos, por su parte, gobierna Angola desde 1979 donde la oposición en numerosas ocasiones ha denunciado elecciones fraudulentas. En los últimos comicios presidenciales de septiembre de 2012, en los que Dos Santos obtuvo 72,8% de los votos, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola manifestó haber constatado irregularidades en el proceso y aunque anunció que impugnaría los resultados, al final reconoció la victoria del mandatario.
Dos Santos, al igual que Obiang, ha sido señalado por corrupción. J.R. Mailey, investigador del Centro Africano de Estudios Estratégicos ha afirmado en el sitio web cabinda.net que la riqueza personal de Dos Santos en 2013 era ya superior a 16 mil millones de euros.
Ese mismo año, el porcentaje destinado a los gastos presidenciales dentro del presupuesto de Angola creció 50% en comparación con el porcentaje que había sido destinado en 2012 hasta alcanzar unos 1.436 millones de euros, cifra superior a los 1.197 millones de euros asignados al ministerio de Salud. Mientras tanto, 70% de los angoleños vive con menos de 2 euros al día.
Robert Mugabe, presidente de Zimbabue (REUTERS/Philimon Bulawayo)
Robert Mugabe lleva 34 años como amo y señor de Zimbabue. A pesar del tiempo y de las acusaciones en su contra sobre violación a los derechos humanos hechas por organizaciones como Amnistía Internacional y de estar acusado por la Corte Penal Internacional, en las últimas elecciones llevadas a cabo en julio de 2013, fue reelecto por otros 5 años con 61% de las papeletas, entre denuncias de fraude.
El 21 de febrero de 2014, Mugabe cumplió 90 años de edad y aunque 72% de la ciudadanía de su país vive bajo el umbral de la pobreza, según cifras del Banco Mundial, en su fiesta de cumpleaños se gastó 730.000 euros. El año anterior (2013) la celebración de sus 89 años, costó un poco menos, 440.000 euros. En esa ocasión, Mugabe sopló las velas de un pastel que pesaba 89 kilos.
Paul Biya, presidente de Camerún (AP Photo/Francois Mori)
En Camerún, Paul Biya recibió en 1982 el mando de parte del entonces presidente Ahmadou Ahidjo, quien renunció al alegar problemas de salud. Biya lleva 32 años en el poder a pesar de las dificultades vividas en 1992, cuando la oposición integrada en la Alianza para la Rectificación del Camerún, solicitó su dimisión por su presunta implicación directa en la quiebra de la Sociedad Camerunesa de Bancos, principal banco del país, que fue revelada por la revista económica Jeune Afrique Economie.
Ese mismo año se celebraron las elecciones, que algunos observadores consideraron irregulares. El líder del opositor Frente Democrático Social, John Fru Ndi, se proclamó vencedor de estos comicios y afirmó haber obtenido 38,6 % de los votos frente a 36,8 % logrado por Biya. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Camerún proclamó ganador al segundo con 75% de los votos. Ese día, como era de esperarse, hubo violentos incidentes en varias ciudades camerunesas, que causaron al menos 3 muertos. El candidato opositor, John Fru Ndi, fue acusado por las autoridades de preparar una guerra civil.
Biya volvió a lograr su cometido. Juró su cargo como presidente del país para un nuevo mandato de 5 años y en las elecciones posteriores ha seguido siendo reelecto. Además de los vicios institucionales, los expertos señalan que estas victorias tienen otras razones de ser, como la oposición débil con la que cuenta el país. Para las últimas elecciones había 22 candidatos opositores en la tarjeta electoral.
El gobierno de Biya ha sido además criticado por organizaciones de derechos humanos ya que en el país las personas son arrestadas con frecuencia luego de ser denunciadas a las autoridades por ser homosexuales con base en su apariencia. Esto también sucede en Uganda donde además el presidente Yoweri Kaguta Museveni firmó la Ley contra la Homosexualidad el 24 de febrero de este año. “Es una ley draconiana y perjudicial”, señaló Amnistía Internacional que añadió que es una norma profundamente ofensiva y atenta contra los derechos humanos de todos los ugandeses.
Yoweri Museveni, presidente de Uganda (AP Photo/Thomas Mukoya)
Museveni llegó a la presidencia de Uganda hace 28 años, tras el derrocamiento de Milton Obote y del general Tito Okello.
En febrero de 2011, Uganda celebró las últimas presidenciales que ha tenido. En esa ocasión Museveni prometía cinco años más de «paz y desarrollo económico» para convertir a Uganda en un país de renta media. Mientras que su principal adversario, Kizza Besigye, aseguraba que un lustro más con el militar convertido a político supondría la ruina para la ‘perla de África’ e instaba a los ugandeses a alzarse al estilo ‘egipcio’ en caso del «previsible» fraude electoral. Aunque Besigye denunció que las elecciones estuvieron plagadas de irregularidades y numerosas papeletas, ya estaban marcadas a favor del mandatario. Museveni logró la continuidad por 5 años más con 68,3% de los votos.
La lista de los 10 mandatarios que más tiempo tienen actualmente en el poder la completan otros 4 gobernantes que tienen más de 20 años gobernando.
Islam Karimov, presidente de Uzbekistán (AP Photo/Alexander Zemlianichenko)
Islom Karimov ha sido presidente de Uzbekistán desde 1990, es decir, lleva 24 años en el puesto al igual que Idriss Déby, Jefe Ejecutivo de Chad.
Uzbekistán es uno de los países más cuestionados por su práctica sistemática de tortura y otros tratos crueles. Aunque el país ha tomado algunas medidas formales para reforzar las salvaguardias contra la tortura y otros malos tratos, y en 2008 abolió la pena de muerte, no ha aplicado esas leyes en la práctica, ni ha adoptado medidas adicionales para prevenir la tortura. Tampoco ha hecho rendir cuentas a los responsables, según organizaciones de Derechos Humanos.
El régimen de Karimov ha sido comparado con el de Corea del Norte. Tiene muy restringida la libertad de prensa (Reporteros Sin Fronteras ubica a Uzbekistán en el puesto 166 de 180 países) y registra una permanente persecución contra los políticos disidentes.
Idriss Deby, presidente de Chad (REUTERS/Mohamed Nureldin Abdallah)
Chad, cuyo mandatario llegó al poder el mismo año que Karimov, es considerado uno de los países más corruptos del mundo. Está en el puesto 163 de 177 países analizados por Transparencia International. A su vez, el informe sobre «El Estado de los Derechos Humanos en el Mundo» de Amnistía Internacional del año 2012, señaló que en Chad las detenciones arbitrarias aumentaron así como las reclusiones ilegales, torturas y ataques contra defensores de Derechos Humanos, a opositores, periodistas y sindicalistas.
Nursultan Nazarbayev, presidente de Kazajistán (AP Photo/Geert Vanden Wijngaert)
Los mandatarios de Uzbekistán y Chad superan por 1 año a Nursultán Nazarbáyev, presidente de Kazajistán. Human Rights Watch da cuenta de que en ese país las autoridades atentan contra la libertad de expresión y contra la disidencia mediante el uso de leyes excesivamente amplias. Además el gobierno mantiene un estricto control sobre la libertad de reunión y de religión.
En juicios cuestionados por la violación del debido proceso, los tribunales confirmaron las penas de prisión de personas que participaron en las manifestaciones de 2011 en la ciudad petrolera Zhanaozen en las que 14 manifestantes fueron asesinados por la policía mientras protestaban durante la conmemoración del día de la independencia. Las autoridades culparon a los trabajadores petroleros y activistas de la oposición por los disturbios. Los detenidos han denunciado que son torturados en los lugares de reclusión.
La libertad de expresión también está restringida en Kazajistán. El mismo año de la denominada Masacre de Zhanaozen el gobierno declaró el estado de emergencia en la ciudad y bloqueó diversos medios de comunicación. Algunos continúan bloqueados y los periodistas son perseguidos.
Omar Hassan al-Bashir, presidente de Sudan (REUTERS/Andreea Campeanu)
De último en la lista y con 21 años en el cargo está Omar Hasan Ahmad al-Bashir, presidente de Sudán y quien, al igual que Mugabe, está perseguido por la Corte Penal Internacional. En 2009 la Corte ordenó su arresto por crímenes de guerra y de lesa humanidad que habrían sido cometidos por fuerzas gubernamentales y milicias apoyadas por el régimen en Darfur en el oeste de Sudán, durante el conflicto que estalló en febrero de 2003 y en el que hasta el momento del dictamen, habían muerto más de 300.000 personas, según cifras de la Organización de Naciones Unidas.
Ya lo advertía Hobbes en el Leviatán: “Señalo en primer lugar como una inclinación general de la humanidad entera un perpetuo e incesante afán de poder que cesa solamente con la muerte”. No sólo los romanos lo tenían claro.
Anna Carolina Maier