Mariano Rajoy, testigo de excepción
“Con absoluta normalidad” afronta el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, su declaración como testigo este miércoles en la vista oral del juicio del ‘caso Gürtel’.
“Con absoluta normalidad” afronta el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, su declaración como testigo este miércoles en la vista oral del juicio del ‘caso Gürtel’. Así lo aseguró en abril a preguntas de los periodistas.
“Llevo diciendo durante mucho tiempo que cumplir la ley y hacer caso a las resoluciones de los tribunales es algo obligado para todos, me he referido también a los gobernantes y en mi caso también; es mi obligación e iré encantado a responder a lo que tengan a bien preguntar y aclarar lo que quieran aclarar. Este es un acto de pura normalidad”.
“Normalidad”, “tranquilidad” y “colaboración con la Justicia”, son las consignas dadas en el PP y en el Gobierno para hablar sobre la presencia de Rajoy en la Audiencia Nacional, según se desprende de las declaraciones de altos cargos del partido y del ejecutivo en las horas previas a la comparecencia del presidente en el juicio de la Gürtel. Empezando por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que el lunes recordó que “cualquier español sabe que colaborar con la justicia es una labor de todos y a la que todos debemos acceder con la mejor disposición. Y con esa mejor disposición es con la que irá el presidente del Gobierno, a colaborar con la justicia en lo que el tribunal estime oportuno”.
La comparcencia del presidente del Gobierno ante el tribunal que juzga posibles implicaciones del PP en la trama Gürtel ha provocado una gran expectación con 321 periodistas de 83 medios nacionales e internacionales acreditados. Será la imagen del día dentro y fuera de España y ante la avalancha de medios, la Audiencia Nacional ha tomado medidas excepcionales, según informa en una nota.
Por el tribunal han pasado ya como testigos buena parte de la antigua cúpula del PP como Ángel Acebes o Javier Arenas, entre otros. Todos dijeron desconocer las actividades de Francisco Correa, considerado líder de la trama de corrupción, en el partido y negaron haber recibido dinero de éste.
No está previsto que Rajoy se siente frente al tribunal como el resto de los encausados o testigos, sino a un lado de la sala. Y eso que la Audiencia se refiere a él en uno de los autos como «el ciudadano Mariano Rajoy», así que se desconoce el lugar desde el que responderá a las preguntas que le formulen. Más allá de dónde se siente, el ciudadano Rajoy está obligado a decir la verdad como testigo si no quiere incurrir en un delito de falso testimonio tipificado en el artículo 458 del Código Penal.
Los autos de la Audiencia
«La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha citado a Mariano Rajoy para que declare como testigo el próximo 26 de julio a las 9:30 horas en la vista oral del ‘caso Gürtel'», según un auto de mayo en el que se establece que el presidente del Gobierno «deberá comparecer físicamente en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares».
El tribunal señala que “la importancia de su declaración, en cuanto a los conocimientos que el testigo pueda tener datos que pueda aportar, hacen que la inmediación y la contradicción demanden como opción preferente su presencia física ante la Sala”.
La resolución se aprobó con el voto particular del presidente del tribunal, Ángel Hurtado, que considera que debería haberse acordado que la declaración de Rajoy como testigo se realizara por videoconferencia, tal y como había pedido el propio presidente del Gobierno.
Antes de este auto hubo otros. El 4 de febrero de 2016, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional dictó uno en relación con el juicio de la pieza “Época I” del ‘caso Gürtel’ por el que el tribunal rechazaba “la declaración como testigo del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y acuerda la de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, entre otras”.
En su resolución los magistrados admitieron toda la prueba solicitada por la Fiscalía, la Abogacía del Estado, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, así como de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa ADADE, salvo la solicitud de esta organización que actúa como acusación particular para que testificara Mariano Rajoy, por no haber aportado razones suficientes para que prestara declaración, “sin perjuicio de que, en otro momento, se pueda acordar por la Sala que testifique de considerarlo necesario, a la vista del desarrollo del juicio oral”.
El 24 de abril de este año, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal cambia de opinión y notifica en un auto los motivos por los que llama a declarar como testigo al presidente del Gobierno. No por su calidad de jefe del Ejecutivo, dice, sino por los cargos “que ocupaba y actividad que en función de ellos debía desarrollar en el Partido Popular, en el periodo temporal abarcado en el enjuiciamiento de la presente Pieza Separada de las DP 275/08 – EPOCA I: 1999-2005”. El auto incluyó un voto particular del presidente del tribunal, el magistrado Ángel Hurtado, contrario a la práctica de esta prueba testifical.
Los jueces consideran que “la situación en la que se encuentra el tribunal es muy diferente a la de antes del inicio de las sesiones del juicio”. Rajoy planteó que testificar físicamente supondría un gasto extra y propuso declarar a través de videoconferencia. La Audiencia, en su auto del 30 de mayo, considera que “las razones dadas ni son consistentes ni tampoco son razones que impidan al testigo acudir ante el tribunal”.
«El Tribunal no acierta a entender en qué consiste ese despliegue importante de recursos»
“El tribunal no acierta a entender en qué consiste ese despliegue” importante de recursos públicos por el hecho de que “el testigo tenga que desplazarse 18 kilómetros”, como «tampoco comprende» que se aleguen cuestiones de seguridad dado que en el lugar donde se celebra el juicio hay unas medidas de seguridad “con mayores garantías que las que puedan ofrecer otras sedes empresariales o institucionales de la Comunidad de Madrid”.
“En tres oportunidades dijeron que no tenía que ir como testigo, ahora dicen que sí; no dije nada en las otras oportunidades y ahora tampoco», comentó Rajoy a los periodistas a finales de abril cuando fue preguntado por la decisión final de la Audiencia de hacerle acudir a testificar.
…y nada más que la verdad
«Poco podrá aportar por su desconocimiento de los hechos». Quien así se habla sobre lo que va a decir Rajoy en su declaración es el vicesecretario de organización del PP, Fernando Fernández Maíllo. Y es que el caso que se juzga en la Audiencia es una de las muchas piezas separadas del caso Gürtel. Se trata de la conocida como Primera Época, y más concretamente la que se refiere a la supuesta financiación irregular en las campañas electorales en 2003 de los ayuntamientos madrileños de Majadahonda y Pozuelo, gobernados por el PP.
“Rajoy no sabe ni podía saber nada de los manejos en Pozuelo y Majadahonda de la red controlada por Francisco Correa”, aseguró Fernández Maíllo el lunes en rueda de prensa en la sede del PP. Rajoy dejó de ser vicesecretario general del partido en septiembre de 2003, cuando José María Aznar le cedió el testigo como líder del PP.
Fernández Maíllo recordó el lunes que fue precisamente en el momento en el que Mariano Rajoy llegó a la presidencia del PP cuando la dirección del partido suspendió los contratos con la empresa de Francisco Correa. Algo que el propio Correa y que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, también encausado en el caso Gürtel, corroboraron en sus respectivas declaraciones en el juicio oral.
Rajoy, por su calidad de testigo, está obligado a decir la verdad y Pedro Sánchez se ha encargado de recordárselo desde que se supo que iba a comparecer ante el tribunal; la última vez, el pasado sábado durante un acto de partido en el que el secretario general del PSOE instó al presidente del gobierno a que, cuando comparezca ante la Audiencia Nacional «diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad».
Para el PSOE, la comparecencia de Rajoy ante un tribunal, aunque sea como testigo, «no es una buena imagen para España, ni para la credibilidad democrática de nuestro país». «Un presidente en activo jamás había comparecido en ninguna circunstancia ante la Audiencia Nacional», destacó este lunes el secretario de Organización de los socialistas, José Luis Ábalos en rueda de prensa, en la que insistió en que Rajoy “no es que pasara por allí”, sino que la Audiencia Nacional entiende que su testimonio “es relevante para el esclarecimiento de los hechos que se están juzgando”.
Felipe González y el caso Marey
La imagen de todo un presidente del gobierno en activo declarando como testigo en un juicio por corrupción no tiene precedentes en España. En otros países, sí. Pero en España, es la primera vez. De ahí la expectación creada en medios nacionales internacionales. De ahí las medidas de seguridad extremas que se han organizado en el entorno a las instalaciones de San Fernando de Henares donde la Audiencia celebra el eterno juicio de la Gürtel.
Antes que Rajoy, sin embargo hubo un caso similar. Felipe González también tuvo que pasar por el mal trago de acudir, en este caso ante el Tribunal Supremo, para declarar como testigo en el juicio por el secuestro de Segundo Marey, la primera acción de los GAL en 1983 en el marco de la guerra sucia contra ETA.
En 1998 Felipe González ya no era presidente del Gobierno pero el tribunal lo llamó a declarar en medio de una gran polémica y expectación por el secuestro de Marey, un ciudadano francés confundido con un etarra, cometido en 1983 cuando era presidente del Gobierno. Por este suceso fueron encarcelados el ex ministro del Interior, José Barrionuevo, el ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, y otros ex altos cargos del ministerio en septiembre de ese mismo año 98.
También Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la democracia tras 40 años de dictadura compareció como testigo en el juicio del caso Banesto, cuando hacía años que había dejado La Moncloa. La diferencia es que Suárez pidió comparecer como testigo, mientras que González y Rajoy fueron obligados.