Guardia Civil, más de 170 años de servicio a España: “El honor es mi divisa”

“El honor consiste en hacer hermoso aquello que uno está obligado a realizar”, decía el poeta francés Alfred de Vigny. El honor es la principal divisa de la Guardia Civil, un cuerpo de seguridad del Estado que nació para acabar con el bandolerismo y la inseguridad que acechaba a los caminos tras la Guerra de la Independencia contra Francia (1808-1814) y que ya lleva sirviendo a España más de 170 años, desde  1844.

Los antecedentes de la Guardia Civil pueden rastrearse en la Santa Hermandad de Toledo, del siglo XIII, con la que se pretende limpiar de malhechores los Montes de Toledo y, en las de Talavera y Villa Real. En Cataluña fueron el somatén y los miqueletes. En Aragón, los guardas del reino. En Valencia, los miñones y los escopeteros en Andalucía.

El término ‘guardia’ viene del gótico wardja, y luego del Antiguo Alemán warten que significa vigilar o guardar, mientras que la palabra ‘civil’ procede del latín civilis o ciudadano.

La Benemérita, como también se conoce a la Guardia Civil, no fue fundada hasta 1844, un momento en el que España se encontraba en una profunda crisis de seguridad derivada del bandolerismo, de la inestabilidad política -acababa de concluir la I Guerra Carlista- y de la nula estructura de estado moderno de nuestro país.

Tras la Guerra de la Independencia contra Francia (1808-1814), surgieron por los caminos todo tipo de ladrones y villanos dispuestos a convertir la agotada nación en una tierra intransitable. Tras varios intentos fallidos, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada y militar español, creó el 28 de marzo de 1844 la Guardia Civil, aunque no fue hasta el 13 de mayo de ese mismo año cuando se creo el auténtico decreto fundacional de la Guardia Civil.

Desde ese momento, la Guardia Civil contribuyó a dar seguridad a las zonas rurales y a la vertebración del estado moderno, constituyendo el nexo de unión entre las pequeñas poblaciones y las estructuras centrales del Estado. Los nuevos agentes acabaron con bandoleros tan conocidos como Curro Jiménez, José María ‘el Tempranillo’, Luis Candelas o las bandas de Pedro Machuca y los Niños de Écija, entre otros.

La Guardia Civil no se ha librado de la polémica, y más a raíz de su participación activa durante la dictadura franquista. No obstante, según aseguran desde el Instituto Armado, más de la mitad de la plantilla de la Guardia Civil había servido en el bando republicano durante la Guerra Civil.

Es verdad que algunos guardias civiles sirvieron en el bando republicano, pero lo hicieron bajo el nombre de Guardia Nacional Republicana y bajo el mando del Inspector General de la Benemérita en el bando republicano, el general de brigada José Sanjurjo y Rodríguez de Arias.

Estos actos de cooperación con el bando republicano hicieron que, una vez terminada la Guerra Civil, el propio Franco barajara la posibilidad de diluir la Guardia Civil. “El nuevo régimen miraba a la Guardia Civil con recelo, pues se la consideraba responsable del fracaso del golpe militar en las ciudades más importantes como Madrid, Barcelona y Valencia”, asegura la Guardia Civil.

Para sobrevivir, la Guardia CIvil tuvo que ponerse al servicio de Franco, lo que ha generado una época negra y tabú de la historia del cuerpo. Tras la guerra, el general Franco encargó al Ejército y muy especialmente a la Guardia Civil, a través de su Director General Camilo Alonso Vega, la erradicación de los maquis, la guerrilla antifranquista. “Se afirmó que al éxito de esta misión se supeditaba la propia existencia de la Guardia Civil”, señala el Instittuo Armado. Para la Guardia Civil la lucha contra el maquis le supuso la pérdida de 627 hombres.

No obstante, al igual que las Fuerzas Armadas, mucho ha cambiado la Benemérita desde entonces, a pesar de seguir manteniendo unos principios que cumplen a rajatabla, unos principios que “no son una lista de palabras huecas sino algo que el guardia civil asume y hace propios”, aseguran.

Con más de 2000 instalaciones y un número de efectivos que supera los 80.000, este cuerpo depende del Ministerio del Interior en cuanto a servicios, retribuciones, destinos y medios, y del Ministerio de Defensa en cuanto a ascensos y misiones de carácter militar.

Los valores y código moral de la Guardia Civil

El 20 de diciembre de 1845, el duque de Ahumada creó la ‘Cartilla del Guardia Civil‘, un código moral para los agentes que se cristalizó en el lema «el honor es mi divisa.»

“Un guardia civil es militar en cuanto a su disciplina, su honor y espíritu de sacrificio, su abnegación, integridad, profesionalidad, lealtad y compañerismo. Pero también es un ciudadano, con algunos de sus derechos fundamentales limitados, un funcionario cualificado de la Administración del Estado; un policía que vela por la seguridad de todos”.

• Sacrificio: peligro o trabajo grave a que se somete una persona, acto de abnegación inspirado en el sentido del deber. Se traduce en subordinar la vida o el bienestar propios por los de los demás.
• Lealtad: cumplimiento de lo que exige la fidelidad y el honor.
• Austeridad: moderación de los sentidos y pasiones ante metas más elevadas como el cumplimiento del deber.
• Disciplina: doctrina, instrucción de una persona. El significado implica la observancia de unos principios de obediencia que sólo conoce el límite moral del honor y el material de la Ley.
• Abnegación: sacrificio que alguien hace de su voluntad, de sus afectos o de sus intereses, generalmente por motivos profesionales o por altruismo.
• Espíritu benemérito: benefactor, que hace bien a los demás. Se consideran las necesidades del prójimo por encima de las de uno mismo.

¿Por qué el nombre de ‘Benemérita’?

Fue a raíz del Real Decreto 2.088, por el que el Consejo de Ministros de 4 de octubre de 1929 concedió a la Guardia Civil  la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia por “los innumerables actos y servicios abnegados, humanitarios y heroicos realizados con motivo de incendios, inundaciones y salvamento de náufragos”.

Se honraba de esta forma, de modo público e institucional, el carácter “benemérito” de la Guardia Civil, aunque este sobrenombre ya se reconocía anteriormente.

La Orden Civil de la Beneficencia fue creada el 17 de mayo de 1856, reinando Isabel II con ese fin, precisamente: recompensar actuaciones o servicios extraordinarios llevados a cabo en el transcurso de desastres.