Así es Charito, cabeza de lista por Abuelas por Patones que promete "dientes nuevos" para todas las señoras del pueblo
Charito también quiere construir un parking en Patones de Arriba: «Con una tasa de tres euros por coche y día recaudaríamos 45 millones de pesetas»
La candidata a la Alcaldía de la localidad madrileña de Patones tiene 95 años, se llama Charito y una sonrisa y un moreno envidiable. «Estoy todo el día al sol, hija».
De todas las políticas ofertadas durante estas tres pesadas campañas electorales, hay una que ha seducido a España y medio mundo, la de María del Rosario Testa, más conocida como Charito, que a un lustro de los 100 años ha decidido encabezar la candidatura municipal de Abuelas por Patones. Un partido que surge de largas charlas de cafés, juegos de cartas y noches al fresco, y que está formado por siete abuelas de entre 60 y 95 años.
Y así, tomando el fresco y con el único sonido de algún gato maullando o el piar de los pájaros, nos reunimos con esta abuela de seis nietos que sueña con construir un parking en Patones de Arriba y ponerle dientes nuevos a todas las señoras del pueblo: «Para que estén impecables, para que estén bien guapas», comenta risueña con sus labios perfectamente pintados de rosa que me deja marcados al besarme.
–Charito, estará harta de tantos medios de comunicación todo el día en casa, ¿verdad? –son las cuatro de la tarde, y la hemos despertado de la siesta–.
–¡Qué va, hija! Sois una juventud tan bonita y amable. Todos me habéis tratado tan bien, con tanto cariño, que me habéis hecho vivir un poco más. Ahora me considero un poco más joven –responde con desparpajo mientras la número dos del partido, Carmen, y el hijo de Charito, Enrique, nos colocan unas sillas y una mesa en la puerta de casa para, tranquilamente, conocer a la candidata más longeva a estas municipales y estrella mediática de la semana.
Un parking para Patones de Arriba
Charito se define como una «mujer de carácter», «quizá me he salido del camino». Madre de cuatro hijos, esposa de podólogo e hija de padre gallego y madre burgalesa, nos confiesa que tuvo una infancia «de lo mas correcta y vulgar». De ella recuerda las alubias con verduras que cada día ponía su madre para comer, «quizá por eso me gusten ahora tanto», y la guerra, la maldita guerra civil que quemó su casa y la separó de sus abuelos.
«Recuerdo que estalló el día que íbamos a ir a verles a San Sebastián. Recuerdo como si fuese ayer el ruido de los aviones, vivíamos en segunda línea de fuego, imagínese lo que era aquello», cuenta con aplomo y mirando a los ojos. «Recuerdo que tuve una pulmonía y el sonido de las bombas mientras estaba en la cama. Le aseguro, hija, que me acuerdo de todo como si fuese ahora. ¡Mi cerebro parece que funciona!«.
¡Y tanto que funciona! Porque Charito, que a sus 95 años sólo padece artrosis, tiene un discurso y una verborrea digna de admirar.
–Charito, ¿qué haría usted por el pueblo si el domingo ganase las elecciones? –le pregunto–.
–Se me ha metido en la cabeza construir un parking en Patones de Arriba, es mi horizonte. Porque lo que no puede ser es que la gente venga a visitar el pueblo y no tenga donde aparcar. Tenemos que cuidar nuestro turismo.
Y es que Patones de Arriba, una bello pueblo de la sierra de Madrid, que cuenta con unos 47 habitantes de los algo más de 500 censados en todo Patones, es el principal foco turístico de la localidad con 3 restaurantes, 70 camas de hotel y tres tiendas de souvenirs, pero que cuenta con un gran problema: ¡no se puede aparcar! El aparcamiento en Patones de Arriba está prohibido para los no residentes que se ven obligados a dejar sus coches en la carretera con el riesgo de encontrarse con una multa. «No queremos que su visita a Patones de Arriba se convierta en el peor día de su vida. Queremos que tengan tranquilidad, hay que poner comodidad al turismo para que el pueblo guste el doble», cuenta Charito.
–¿Pero cómo piensa construir el parking y por qué cree que no se ha hecho ya? –insisto–.
–Es un proyecto muy costoso, pero con una tasa de tres euros por coche y día recaudaríamos 45 millones de pesetas –Charito se pierde con los euros– al año. Nosotros este proyecto se lo presentamos al alcalde hace diez años, pero o no lo ha visto o no le ha interesado ponerse manos a la obra.
–¿Y qué más haría por el pueblo? ¿Algún proyecto para Patones de Abajo?
–¿Usted sabe lo que se puede hacer con 45 millones al año? Podríamos hacer una residencia de ancianos nueva, porque la que hay está llena, un campo de fútbol para que la juventud haga ejercicio, una piscina… Cada año se puede hacer una cosa –cuenta ilusionada quien hace 55 años visitó Patones de Arriba y se enamoró por segunda vez, porque la primera fue de su marido. «Era un día de Reyes, un domingo. Vine a visitarlo y me encantó. Estaba completamente abandonado, sin agua, sin luz, sólo había 4 ó 5 vecinos. La gente se estaba yendo a Patones de Abajo porque todo es más llanito y más tranquilo, abandonaron lo incómodo de la montaña».
Patones de Arriba vs Patones de Abajo
«Eso son chorradas», nos cuenta Luis Miguel Ibáñez, un lugareño que anteriormente trabajaba en el Ayuntamiento. «Se ha hecho mucho por Patones de Arriba. Les asfaltamos las calles, les pusimos luz y agua. Se quejan de vicio. El parking no se puede hacer porque Medio Ambiente no nos lo ha permitido«, asegura.
Sobre la candidatura de Charito apunta que le parece «bien» y que todo lo que proponga por el pueblo «bienvenido sea». No opina lo mismo Julia Colombriz. «Me parece muy mal», me cuenta mientras pasea por la acera de la avenida principal del pueblo. «Lo que no ha hecho un joven no lo va a hacer un viejo por muy bien que tenga la cabeza».
***
«Todo el pecado que hay en este mundo es la envidia», recalca Charito, quien con una política sencilla lo tiene claro: «No vamos a ganar la alcaldía, me han elegido a mí por ser la mayor, para ver si os enveneno un poco y me hacéis caso. Conseguiremos como mucho un concejal, pero se me ha escuchado».