¿Qué drogas tienen más adictos en España?

No hay sustancia que supere al alcohol en cuanto a demandas de tratamiento de desintoxicación. Los datos que revela el último informe –con datos de 2018– del Observatorio Proyecto Hombre, una entidad que nació en 1984 para combatir las adicciones, muestran que el consumo compulsivo de alcohol –acompañado o no por otras drogas– está detrás del 37,3% de los casos de ingreso en sus centros. Hay que tener en cuenta que Proyecto Hombre atiende en España a más de 18.000 personas en rehabilitación y a casi 100.000 en prevención.

«El alcohol es el principal problema de salud pública al que nos enfrentamos». Mª Ángeles Fernández, experta de la Comisión de Evaluación de Proyecto Hombre, alerta así del impacto social que tiene un psicoactivo legal y normalizado del que cuentan con más cifras preocupantes. Por ejemplo, que es la sustancia que con edad más temprana se trata en sus centros: 15,9 años. Hablamos de comportamientos abusivos, así que la etapa de consumo viene de antes. El Ministerio de Sanidad estima que la edad de iniciación de los españoles con el alcohol es de 13 años.

El informe muestra otras estadísticas que han pasado por alto durante la rueda de prensa de su presentación. El 17,4% de los encuestados afirma que convive con alguien que tiene problemas con el alcohol. En otras drogas – en las que a veces es más difícil de detectar el consumo– se reduce al 7,9%. A favor diremos que la tendencia del alcohol como principal droga de consumo entre 2013 y 2018 ha bajado del 38,5% al 37,3%. En contra diremos que el de cocaína se ha disparado en el mismo periodo: del 26,5% al 34,9%.

Con todo, es extraño encontrar personas adictas a una única sustancia, habitualmente presentan conductas abusivas en dos o más y el alcohol aparece como denominador común. El estudio de Proyecto Hombre documenta que las adicciones a las drogas suelen deberse a problemas mayores, por lo que se hace esencial «trabajar en todas las áreas» del paciente, explica Elena Presencio [directora general de la Asociación Proyecto Hombre]. Nos referimos al lado emocional, al familiar, al profesional. El consumo abusivo es extrapolación o consecuencia de crisis más profundas. Los vínculos con trastornos de ansiedad y depresión son claros.

Y si bien el alcohol y la cocaína acaparan el 65% de las atenciones de la asociación, existe un 35% que comprende otras sustancias. Nueve de cada 100 personas en Proyecto Hombre piden ayuda para tratar el consumo de cannabis. Los datos recogidos sostienen que la edad de iniciación ronda los 17 años –esta cifra se considera a partir de los testimonios de los tutores legales de los adolescentes– y son los que con edad más temprana acuden para recibir asistencia: 29 años. Para que sirva como contraste, en el caso del alcohol piden ayuda pasados los 45.

Un apartado del documento recoge la clasificación ordenada de mayor a menor consumo «regular o problemático» de drogas «a lo largo de la vida». En ella, la heroína, que tuvo su pico de consumo en los 80, se encuentra en octavo lugar. Esto implica que está por debajo de los psicofármacos que, por cierto, se pueden obtener en cualquier farmacia con receta médica. Hablamos especialmente de benzodiazepinas –ansiolíticos, sedantes, etcétera–. Algo por encima de ambos se encuentran los anfetamínicos, que son drogas elaboradas en laboratorio.

Las diferencias entre hombres y mujeres

Si lo resumiéramos a grandes rasgos, la cocaína es la droga de los hombres y el alcohol, la de las mujeres. No son más que generalizaciones, claro, pero los datos de Proyecto Hombre sostienen que la cocaína está más demandada por los hombres (con una diferentes del 15,1%) y que el alcohol, entre las mujeres (del 12,4%). No son tan notorios los cambios en otras sustancias, tal vez en el consumo de psicofármacos, donde las mujeres superan a los hombres por algo menos de dos puntos.

Resulta llamativo que las mujeres destaquen entre las drogas legales, mientras que los hombres lo hacen en las ilegales. Además, los representantes de Proyecto Hombre resaltan que las mujeres tardan más en acudir a la asociación para desintoxicarse. ¿Por qué? «Creo que es por la exigencia que se pone cada una», dice Fernández. «Las mujeres tardan más en tocar fondo, tienen más presión social y llegan con deterioros importantes«.