La princesa Haya, la mujer que ha desmontado la imagen liberal del emir de Dubai
La hermana del rey de Jordania huyó de su marido por miedo y dejó así al descubierto la vida familiar de Mohamed bin Rashid al Maktum, mucho menos abierta de lo que él quería mostrar
La princesa Haya de Jordania, la sexta esposa del emir de Dubai, Mohamed bin Rashid al Maktum, se convirtió en noticia a principios del mes de julio tras huir de su marido y de Emiratos Árabes Unidos e instalarse en Reino Unido con sus dos hijos, de 11 y siete años.
Su planificada huida ocupó titulares en todo el mundo y desató numerosos debates sobre por qué había decidido dejar atrás su vida a escondidas de su marido. Poco después se descubrió que el miedo era el principal motivo. El miedo a lo que su marido pudiera hacerle a ella o a sus hijos.
Tras conocerse las razones por las que la princesa Haya, de 45 años, quiere el divorcio y que sus hijos no vivan con su padre, el emir de Dubai, de 70 años, tiene muy difícil mantener la imagen de líder liberal que ha intentado crear a lo largo de los años, desde que se convirtió en 2006 en el primer ministro de Dubai y comenzó a abrir el país a un mayor turismo y comercio.
¿Qué teme la princesa Haya?
Haya Bint Al Husein, hermana del rey de Jordania, Abdalá II, y madre de dos de los 23 hijos de Mohamed bin Rashid al Maktum, tiene miedo de que el jeque repita con sus hijos los comportamientos y represalias que tomó contra su hija Latifa, que intentó escapar de su control en el año 2018.
Sheika Latifa, de 33 años, protagonizó una huida de película en un yate, pero finalmente fue capturada por una operación naval que supuestamente fue coordinada por India y Emiratos Árabes Unidos.
En previsión de que esto pudiera ocurrir, Latifa dejó grabado un vídeo en el que narraba el trato que recibía en Dubai por parte de su padre y en el que se refería a sí misma como una prisionera.
Estas declaraciones generaron un gran revuelo internacional, que el emir quiso acallar con una aparición en público para normalizar la situación. Sin embargo, consiguió todo lo contrario.
En diciembre se celebró un encuentro entre Haya de Jordania, Latifa y Mary Robinson, expresidenta de Irlanda y ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, además de amiga de la familia. Tras la reunión, las tres mujeres posaron en una imagen que retrataba a una Latifa contrariada, con un aspecto que delataba que algo no iba bien.
Aunque al principio la princesa Haya defendió a su marido, varios de sus amigos afirmaron que poco después comenzó a hacer preguntas sobre Latifa y su misterioso regreso a Dubai. Según han asegurado a varios medios de comunicación, así descubrió que las denuncias de Latifa eran ciertas y comenzó a temer la posibilidad que su hija o incluso ella misma corrieran la misma suerte que Latifa.
Por eso, decidió planear cuidadosamente una huida junto a sus dos hijos y un maletín con varios millones. Después de pasar por Alemania, llegó a Londres, donde tiene una casa en Kensington valorada en más de 90 millones de euros.
Violencia de género y matrimonios forzados
Semanas después de su huida, la princesa Haya reapareció en la vida pública para presentarse en el juicio de divorcio con primer ministro emiratí, a quien ha acusado de violencia de género, por lo que ha pedido una orden de alejamiento.
Además de esta orden, la princesa también pidió en el juicio una orden de protección para sus dos hijos, a quien el jeque, con quien contrajo matrimonio en el año 2004, quiere llevarse de vuelta a su país.
En la orden solicita que el emir no pueda pactar matrimonios para Jalila, de 11 años, y Zayed, de siete. La princesa teme que si esto ocurre, sus hijos deban volver a su país y sean, por tanto, susceptibles de sufrir la misma suerte que sus hermanastras.
La sexta mujer y la que rompió las reglas
Hasta que la princesa Haya se convirtió en la sexta mujer del emir de Dubai, todas sus esposas se habían mantenido en un segundo plano, como es habitual entre las mujeres de las familias gobernantes en la Península Arábiga.
Sin embargo, Haya de Jordania, una deportista de élite criada en Reino Unido y acostumbrada a una vida mucho más cosmopolita, se mostró desde el principio de su matrimonio junto al emir con la cabeza descubierta.
Además, no solo lo acompañaba en actos institucionales y privados, sino que tenía su propia agenda como colaboradora de la ONU y de varias ONG, lo que daba una imagen de modernidad a su marido.
Sin embargo, esta imagen abierta en comparación con la de otros mandatarios no fue la misma con sus anteriores mujeres ni con sus hijas y eso le acabó pasando factura con la única de todas ellas que no ha querido ocultarse.
Al final, lo que hizo con sus hijas ha acabado provocando una crisis que podría incluso afectar a las relaciones diplomáticas de Dubai debido a la petición de asilo que podría haber hecho su mujer en Europa. Pero, sobre todo, ha dejado al descubierto los trapos sucios de la vida familiar del emir, que ha resultado ser mucho menos abierta y liberal de lo que quiso hacer creer.