Black Lives Matter: historia del resurgir del movimiento por los derechos civiles
La muerte de George Floyd ha devuelto a la actualidad un movimiento con mucha historia
La lucha por los derechos de las minorías en la primera potencia del mundo, Estados Unidos, tiene un largo recorrido histórico. Uno de los más recientes movimientos, que además cuenta con la peculiaridad de haber nacido a través de las redes sociales, es el de Black Lives Matter (en castellano, “Las Vidas Negras Importan”). Este movimiento vuelve ahora a la actualidad por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco el pasado 25 de mayo en Minneapolis. El vídeo de su detención ha desembocado en los peores disturbios de las últimas décadas.
Esta lucha ha sido una de las más relevantes en la pasada década en Estados Unidos. Entre 2014 y 2016, la visibilidad del movimiento Black Lives Matter creció, en parte, gracias al apoyo por parte de celebridades como Serena Williams. La protesta, generada en torno al rechazo a la violencia ejercida por la Policía hacia la comunidad afroamericana —en algunos casos llegando a terminar con la muerte de las víctimas—, planteó un debate muy controvertido en el país e incluso más allá de las fronteras estadounidenses. La influencia del movimiento en aquel momento fue tal que en diciembre de 2015 Black Lives Matter fue nominado para el premio Persona del año de la prestigiosa revista Time.
Una reivindicación histórica
Black Lives Matter no es la primera reivindicación racial en Estados Unidos, pero sí el movimiento más relevante en este campo desde la entrada del nuevo siglo. La historia estadounidense está repleta de largos capítulos donde la discriminación racial se constituye como el constante enemigo del progreso y la igualdad.
Precisamente de ese deseo de igualdad nació, a mediados del siglo XX, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Como en el caso de Black Lives Matter, un suceso trágico tuvo mucho que ver en el inicio de esta gran reivindicación. Fue en la madrugada del 18 de agosto de 1955 cuando asesinaron brutalmente en Misisipi a Emmett Till, un joven afroamericano de 14 años.
Emmett, que residía en Chicago pero estaba de visita en Money, Misisipi, flirteó con una mujer blanca y esto le acarreó unas graves consecuencias. El marido de esta, Roy Bryant, lo secuestró, le dio una paliza y lo asesinó con la ayuda de su hermanastro.
En circunstancias normales, una muerte como la de Emmett habría pasado desapercibida en la historia ya que no se trataba de un caso aislado en el sur del país, históricamente más racista que el norte. No obstante, como recuerda el New York Times, “su madre lo impidió publicando incansablemente el caso y manteniendo el ataúd abierto en el funeral para que los dolientes y los lectores de periódicos de todo el mundo pudieran ver los restos destrozados de su hijo”. Fue, seguramente, el primer crimen contra un negro en Estados Unidos que pasó a ser mediático, lo que provocó el escándalo tanto en la población blanca del norte como en la población negra de todo el país.
Tras este fatal suceso, otros hitos aceleraron la lucha por los derechos civiles de la población negra, que había estado históricamente bajo el yugo de la esclavitud y la desigualdad en Estados Unidos. Personajes como Rosa Parks o Martin Luther King son las caras visibles de este movimiento que, décadas después, parece seguir más vigente que nunca.
De Trayvon Martin a George Floyd: víctimas que incendiaron conciencias
El primer crimen que despertó de nuevo, décadas después, la conciencia social sobre la violencia contra la comunidad afroamericana en Estados Unidos fue el de Trayvon Martin, un estudiante negro de secundaria que tenía 17 años cuando fue asesinado. No fue un policía quien provocó su muerte en este caso, sino un vigilante nocturno.
En la noche del 26 de febrero de 2012, George Zimmerman (el coordinador de vigilancia de un barrio residencial de Sanford, Florida) vio a Martin cuando regresaba a la comunidad de viviendas en la que Zimmerman era vigilante. En ese momento, Zimmerman estaba conduciendo por el barrio realizando labores de vigilancia ciudadana. Tras una fuerte discusión, Zimmermam persiguió a Martin —tras llamar a la Policía y avisar de que había un chico que “parece que está tramando algo malo o que está bajo la influencia de las drogas o algo así”— y, tras un encuentro violento, lo mató de un disparo. La escena del crimen estaba a unos 60 metros de la casa en la que residía Trayvon Martin.
Zimmerman alegó más tarde que actuó en defensa propia, lo que, por las circunstancias del crimen, generó una auténtica ola de controversia e indignación. No obstante, no fue el crimen, sino la sentencia judicial, lo que terminó por provocar la primera oleada de protestas Black Lives Matter. Zimmerman, que fue acusado de homicidio en segundo grado, fue finalmente absuelto al considerar que efectivamente se trataba de defensa propia. En los medios era recurrente la pregunta de si la condena habría sido la misma si un chico negro hubiera matado a un chico blanco.
El caso alcanzó incluso a la Casa Blanca: un mes después de la muerte de Martin y tras muchas manifestaciones en todo el país a favor del joven negro, el entonces presidente, Barack Obama, se manifestó y mostró su punto de vista al decir: «Si yo tuviera un hijo, se parecería a Trayvon». Obama, que mostró su apoyo completo a la familia de Tayvon Martin, pidió respeto a las sentencias judiciales y llamó a los norteamericanos a preguntarse, “como individuos y como sociedad, cómo podemos prevenir futuras tragedias como esta”. El tiempo demostró que no se previnieron las tragedias, sino que estas se sucedieron una tras otra, potenciando uno de los movimientos civiles más mediáticos de los últimos años.
A los de Trayvon Martin se sumaron otros nombres y rostros de jóvenes negros: Eric Garner, asesinado por estrangulamiento en Staten Island (Nueva York) por un agente del Departamento de Policía de Nueva York el 17 de julio de 2014, o Michael Brown, matado a tiros por el policía Darren Wilson en Ferguson (Misuri) el 9 de agosto de 2014. Ambos casos fueron muy mediáticos y terminaron de prender la llama de la indignación por la impunidad de ambos sucesos. Años después, el asesinato de George Floyd ha devuelto el grito de “Black Lives Matter” a las calles.
A raíz de un hashtag
Black Lives Matter se sirvió de las redes sociales como medio de difusión. La peculiaridad de este movimiento es que se acuñó a través de un hashtag: #BlackLivesMatter. Esta etiqueta se difundió muy rápidamente en las redes porque lograba explicar brevemente las complejidades de la brutalidad policial, la desigualdad racial y la justicia social. Se trataba, como apunta el sociólogo Travis Gosa, de “un eslogan simple y fácil de recordar que cabe en un tweet o en una camiseta”. Detrás de este hashtag, y de la fundación del movimiento, estaban tres líderes de la comunidad negra en Estados Unidos: Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi.
Estos tres activistas se conocieron en la Organización Afroamericana para el Liderazgo y la Dignidad (en inglés Black Organizing for Leadership & Dignity), un marco en el que se discutió profundamente cuál debía ser la respuesta a la impunidad del asesino de Trayvon Martin, especialmente después de la absolución de George Zimmerman. Entonces, Garza publicó en su cuenta de Facebook un post llamado Una carta de amor a la gente negra, que decía: «Nuestras vidas importan, las vidas de los afroamericanos importan”. En ese post, Cullors comentó con el hashtag #BlackLivesMatter, y fue entonces cuando el nombre del movimiento comenzó a coger fuerza. Meses después, esta etiqueta sería trending topic en Twitter tras el anuncio de que no se abriría una investigación contra el asesino de Michael Brown en Ferguson. Tras todo esto, el mundo fue testigo de cómo la lucha en las redes pasaba a las protestas en las calles.
Las primeras protestas en las calles y la extensión internacional
El 9 de agosto de 2014 los precursores del movimiento Black Lives Matter organizaron una Marcha de la Libertad, a la que acudieron más de 500 afroamericanos de todo Estados Unidos en Ferguson, Misuri, para apoyar el trabajo realizado por las organizaciones locales tras el asesinato de Michael Brown. Estas protestas, que dieron el pistoletazo de salida a las grandes manifestaciones que surgieron de este movimiento, se prolongaron durante más de una semana.
Tras las protestas de Ferguson, cientos de manifestaciones se fueron sucediendo a lo largo y ancho de de la geografía norteamericana, e incluso más allá de sus fronteras. En diciembre de 2014, alrededor de 3.000 personas se reunieron en el Mall of America en Bloomington (Minnesota) para protestar contra la violencia impune contra los negros. Los disturbios y detenidos en el marco de dichas protestas no fueron pocos, aunque sus organizadores aseguraron siempre que se trataba de manifestaciones no violentas.
Más allá de las fronteras de Estados Unidos, el movimiento Black Lives Matter logró calar a escala internacional. Actualmente, existen divisiones de Black Lives Matter en Estados Unidos, Canadá, y Ghana. En otros países, el mensaje también se expandió. En España, la organización Democrats Abroad (Demócratas en el extranjero) ha organizado varias marchas en apoyo a esta lucha. Este movimiento, creado a raíz de un caso que en principio solo apareció en las noticias locales, ha logrado copar las portadas de las publicaciones de los cinco continentes.
Un movimiento que nació en las redes, a través de un hashtag en una publicación en Facebook y como consecuencia de un caso concreto de violencia impune contra un joven negro, ha logrado la notoriedad global en un momento convulso. Este resurgir del movimiento por los derechos civiles, que comenzó a mediados del pasado siglo tras la muerte violenta de Emmett Till, tiene otros nombres propios y constituye el recuerdo de que la lucha nunca termina. La muerte de George Floyd en 2020, bajo el mandato de Donald Trump[contexto id=»381723″], es un ejemplo perfecto.