El don de la oportunidad
Crece el desasosiego en una sociedad, la estadounidense, que tiene el “orgullo nacional” en mínimos históricos.
La sociedad estadounidense está deprimida, perdida y asustada. La angustia se tradujo en titulares de prensa la semana pasada, tras conocerse el resultado de una encuesta elaborada por el Wall Street Journal y NBC News, y sigue en el candelero después de que el New York Times desplegara durante el fin de semana a un equipo de reporteros en Arizona, Michigan, Pensilvania y Wisconsin con una misión: preguntar al paisanaje por su estado de ánimo.
Ayer la coordinadora del proyecto, Lisa Lerer, reconocía ante sus lectores que le sorprendió el resultado. Ella esperaba recibir de vuelta el típico abanico de respuestas viscerales –“the Trump lovers versus the Trump haters”– pero se encontró con que prácticamente todas las personas consultadas estaban de acuerdo en lo fundamental: “Estamos en la mierda”.
“Blancos y negros, viejos y jóvenes, Bernie bros y MAGA fans… todos ellos expresaron su gran preocupación por el futuro del país y muchos temían haber cruzado algún punto de no retorno”, comentaba Lerer. Y es que, sinceramente, el papelón que tienen los Estados Unidos delante es descomunal: lidiar con una pandemia que ya ha infectado a dos millones de compatriotas, lidiar con su consiguiente recesión económica y lidiar con una ola de descontento social provocada por el asesinato de un hombre negro a manos de un policía blanco… al mismo tiempo.
Sí, ya; los manuales de autoayuda exclaman que con optimismo y confianza en uno mismo todo se puede. Y de eso los gringos saben un rato, ¿no? Quizás. En cualquier caso, el horno no parece estar para bollos. Otra encuesta, esta de Gallup, publicada el lunes dice que el orgullo nacional ha alcanzado un mínimo histórico; hoy por hoy ‘solo’ el 42% de los estadounidenses dice sentirse “extremadamente orgulloso” de su país.
Frente republicano
Este martes Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva que autoriza el aumento de fondos federales para aquellos departamentos de policía que realicen “sesiones de entrenamiento mejores” que las actuales. También ha prometido la creación de una base de datos a escala nacional en la que se almacenarán todos los casos de mala praxis profesional. El presidente ha declarado que así los negros que han muerto a causa de abusos policiales “no habrán muerto en vano”.
Las medidas llegan después de saberse que, según un estudio realizado por el Washington Post, un 72% de la población simpatiza con Black Lives Matter (el movimiento que suele impulsar las protestas cada vez que la policía se ceba con ciudadanos negros). Hace dos años las simpatías que despertaba Black Lives Matter rozaban el 40%.
También llegan después de que el único senador negro que tiene el Partido Republicano, Tim Scott, se haya mostrado a favor de abrir la caja de pandora e investigar “el problema del uso de la fuerza policial”. No obstante, Scott, un hombre comedido, ha reconocido que implantar un estándar vinculado al uso de la fuerza –cuándo hacer qué– es muy complicado porque cada situación es diferente. En su opinión, lo que hay que hacer es centrarse en los entrenamientos de los agentes e introducir “perspectiva” en muchos departamentos policiales.
Many Democrats want to Defund and Abolish Police Departments. HOW CRAZY!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 15, 2020
Trump, por cierto, anunció que había firmado la orden ejecutiva y que había dado orden de establecer esa base de datos con fines punitivos rodeado de representantes policiales. Además, durante la rueda de prensa aclaró que el lema «defund the police” –algo así como que se deje de financiar a la policía– esgrimido por un sector de la izquierda estadounidense le parece una majadería. “Los norteamericanos quieren ley y orden”, dijo. La postal, en fin, era un claro mensaje a sus incondicionales; gente, digamos, a la que le cuesta mucho pensar que la policía puede hacer las cosas mal. Venía a decir algo así como que sus medidas no implican cambios radicales como los que pide Black Lives Matter. Y en Black Lives Matter están de acuerdo con él, claro.
Frente demócrata
El Partido Demócrata, por su parte, está estudiando qué medidas presenta ante el Congreso con el fin de regular las actuaciones policiales. Tanto su candidato presidencial, Joe Biden, como otras figuras prominentes del partido han dejado claro que nada de defund the police. Sí contemplan, en cambio, una serie de reformas. Pero todavía habrá que esperar para saber los detalles.
En paralelo, continúa la timba en torno a quién será la mano derecha de Biden. La persona que ocupará la vicepresidencia en el caso de que el tipo consiga llegar hasta la Casa Blanca. Dos datos: en las apuestas no figura ningún hombre y los focos cada vez se centran más en las mujeres negras que acarician la posibilidad… y concretamente en Kamala Harris.
Harris ha sido fiscal de distrito en San Francisco, fiscal general de California y es, en la actualidad, senadora. Dada su experiencia en materia judicial y sus críticas al establishment policial tras la muerte de George Floyd, ha ganado muchos puntos en las últimas semanas. Apostar por ella es, dicen muchos observadores, apostar por el caballo ganador. El 1 de agosto, supuestamente, saldremos de dudas.