A José Arrieta la Fundación Santa Teresa le cambió la vida. Dejó las pistolas por el balón de rugby y consiguió salir de la oscuridad. Es la historia de uno de tantos jóvenes con problemas de conducta y que pertenecían a bandas armadas en el Estado Aragua de Venezuela a los que la Fundación ha conseguido desarmar y rehabilitar, sin tiros ni violencia, a través de su Proyecto Alcatraz.
En 1989 nació la Fundación Santa Teresa, institución a través de la cual Ron Santa Teresa, la primera y más antigua marca de ron de Venezuela, ejecuta sus iniciativas de inversión social en el Municipio Revenga del Estado Aragua, a 80 kilómetros al oeste de Caracas, con el objetivo de potenciar el desarrollo social, económico y cultural de la comunidad. Su visión: hacer de Aragua un modelo de desarrollo económico y social en Venezuela, no sólo por sus logros, sino por la forma de llegar a ellos.
No fue hasta 2003 cuando llegó su Proyecto Alcatraz, un programa de «inserción social», que buscaba erradicar la delincuencia sin usar la violencia: con la pasión por el deporte. En 2003, tres jóvenes que buscaban surtirse de armas para hacer frente a una banda rival, entraron en la Hacienda Santa Teresa y asaltaron a un inspector de seguridad. No tardaron en ser capturados. Fue entonces cuando Alberto Vollmer, presidente de Ron Santa Teresa, les hizo una propuesta inusual: devolver lo robado y trabajar por tres meses sin nada a cambio o ser entregados a la Policía. Al día siguiente, no acudieron los tres delincuentes a trabajar, sino 22. La banda al completo.
José Arrieta, ‘el gordo Arrieta’ como se le conocía en 2003, fue uno de los jóvenes que asaltaron al vigilante de la hacienda. Ahora, es entrenador de rugby y embajador de Ron Santa Teresa. Ellos cambiaron las pistolas por el balón de Rugby. La Fundación Santa Teresa les cambió la vida y la de su comunidad. «Los chamos (muchachos) que antes nos veían jugando con pistolas, ahora quieren jugar con balones de rugby», dice Arrieta.
El reclutamiento de bandas delictivas ha sido la principal metodología utilizada por Proyecto Alcatraz para desarticular grupos delictivos que operan en el Municipio Revenga del estado Aragua e iniciar su proceso de transformación y reinserción en la sociedad.
El reclutamiento se hace «mediante contactos directos y sin que medien mecanismos de represión, pues se busca que el ingreso y permanencia en el programa sea voluntario«, aseguran desde la Fundación. Bajo este esquema, los participantes pasan por cuatro fases de trabajo en los que asistidos por un grupo multidisciplinario de profesionales desarrollan nuevas habilidades sociales y laborales para enfrentar los retos de una nueva vida.
Alcatraz Rugby Club cuenta con más de 80 jugadores regulares y actualmente es pentacampeón de la Liga Nacional de Venezuela con su equipo mayor libre. 15 atletas de Alcatraz Rugby Club han pertenecido a la Selección Nacional de Rugby, con lo que han podido representar a Venezuela en diferentes competencias internacionales.
El rugby va de la mano de la Fundación en todo momento. Es más, en 2007 decidieron crear el programa de rugby escolar como herramienta de prevención de la violencia y el desarrollo de los valores en los niños y jóvenes de la comunidad. Además, la liga de rugby infantil también se encarga de la nutrición y educación de sus niños. «Con esta iniciativa se promueve el desarrollo de sus habilidades deportivas, aumentando las posibilidades de que sean parte de la Selección Nacional en un futuro» señalan.
Para Guillermo Morales, la vida es como una escalera en la que cada día se debe subir un escalón para seguir adelante. Para Guillermo, el rugby era una las partes fundamentales de su vida. Comenzó a jugarlo con ‘el Gordo Arrieta’ cuando solo tenía cinco años. Después, se convirtió en un jugador asiduo de rugby en la Hacienda Santa Teresa, hasta que sufrió un accidente y no pudo continuar. «Fueron los peores meses de mi vida, es como si estuviera muerto», dice. «Yo me levanté gracias a mis compañeros».
No quiso abandonar el rugby y, ahora, es entrenador, y busca inculcar a los más pequeños los cinco valores del rugby: respeto, disciplina, trabajo en equipo, espíritu deportivo y humildad.
Pero es que el rugby también ha llegado a las cárceles de Venezuela gracias a la Fundación Santa Teresa. En 2013 nace su iniciativa de rugby penitenciario con el objetivo de dar a los privados de libertad la oportunidad de salir de sus centros penitenciarios y que tengan un encuentro deportivo y familiar en los campos de rugby de la Hacienda Santa Teresa.
En el año 2019 se suma el primer equipo de rugby penitenciario femenino y actualmente el programa visita semanalmente 19 centros penitenciario -16 masculinos y 3 femeninos- a los que lleva el acompañamiento psicológico y la práctica del rugby a más de 600 privados de libertad de todo el país.
El rugby juega un papel importante en la Fundación Santa Teresa, pero Alcatraz no es su único proyecto.
Las casas blancas de Juan Moreno
La comunidad de Juan Moreno no tiene nada que ver con lo que era hace unos años. Este sector situado frente a la Hacienda Santa Teresa ha sufrido un enorme cambio y un lavado de cara; ha pasado de la oscuridad, a la luz, gracias a las reformas que se han llevado allí y a pintar las viviendas de color blanco, que ayuda a proyectar la luz. «Nuestras Casas Blancas están inspiradas en los pueblos blancos del mediterráneo, pero hemos desarrollado una estética propia que combina elementos mediterráneos, del caribe, de la Hacienda Santa Teresa».
El de Juan Moreno es un programa de intervención urbana con el que se benefician cerca de 56.000 habitantes y que busca mejorar la calidad ambiental de la zona y generar las condiciones necesarias para impulsar la actividad turística en el municipio Revenga del estado Aragua, aprovechando el flujo de más de 100.000 visitantes que genera anualmente la Hacienda Santa Teresa.
Cacao Revenga
Es uno de los últimos proyectos que lleva a cabo la Fundación Santa Teresa y que busca favorecer la capacidad de las emprendedoras gastronómicas de la comunidad de Revenga, para desarrollar un negocio exitoso y sostenible. Las participantes reciben formación sobre técnicas de temperado, elaboración de tabletas, monedas y chupetas; y bombonería con los métodos belga y francés, así como aspectos básicos de costos y aproximación al plan de negocios.
La Cámara Venezolano Italiana en alianza con la ONG Trabajo y Persona, llevan adelante el proyecto Venezuela Tierra de Cacao, formando en todo el país, mujeres en el oficio del chocolate. En el año 2017, proponen a Fundación Santa Teresa participar en este proyecto solicitando el apoyo de la Delegación de la Unión Europea en Venezuela. Este financiamiento es aprobado en 2018, permitiendo que las actividades del programa se iniciaran en Revenga en febrero de 2019.
«Nuestro proyecto tiene un enfoque integral, es decir, incluye desde las técnicas de elaboración de la chocolatería, hasta el desarrollo de las competencias de negocio que les permita la comercialización de los productos».