Cinco años después de los atentados de París, la alerta terrorista en Francia está en su máximo nivel
En un mes, Francia ha sufrido tres ataques: un ataque en Charlie Hebdo, el asesinato de Samuel Paty y un ataque con cuchillo en Niza
El 13 de noviembre de 2015, 130 personas fallecieron y 350 resultaron heridas en una serie de ataques yihadistas coordinados en París y Saint-Denis. Primero fue un tiroteo en una terraza. Después el secuestro y ataque de la sala Bataclan, pero esa noche se sucedieron varios atentados en cadena y de manera casi simultánea, lo que agravó la sensación de confusión y desconcierto entre la gente.
Cinco años después de los atentados más mortíferos de París, la alerta en Francia está en su máximo nivel en un momento en que se tiene la impresión de que la amenaza terrorista ha pasado a segundo plano ensombrecida por otras problemáticas, como los chalecos amarillos o el COVID-19. Pero antes de analizar la situación actual, repasemos los hechos de aquel fatídico 13 de noviembre
Era una tarde de viernes. Todo comenzó pasadas las nueve de la noche, cuando se produjo la primera explosión en el Estadio de Francia, donde el entonces presidente, Francois Hollande, veía un partido de Francia-Alemania. Cinco minutos después se produjo un tiroteo en dos restaurantes en el distrito 10 de París. Y después, otra explosión en el Estadio de Francia y, al mismo tiempo, otro ataque, hombres disparando a discreción, en otro restaurante del distrito 11. En menos de quince minutos, dos explosiones y tres tiroteos.
A las diez menos diez de la noche, justo cuando explota un tercer artefacto en el Estadio de Francia, se oyen disparos en la sala Bataclan, llena por un concierto. Un grupo de individuos disparan contra la multitud y toman al resto como rehenes. Los disparos se alargaron durante doce minutos. Muchas personas se hicieron pasar por muertos para sobrevivir y otros lograron huir por las ventanas y por las puertas de emergencia.
A las doce y veinte de la noche se oyó otra explosión en Bataclan. Diez minutos después, la policía entró para liberar a los rehenes. Fueron siete al final los terroristas abatidos durante toda la noche, el único integrante que sobrevivió fue Salah Abdeslam, que no activó su chaleco explosivo.
El juicio tendrá lugar en 2021 y para supervivientes y familiares es una etapa importante en el proceso de superación. «Espero la condena de los asesinos, del terrorista que está vivo y de quienes los ayudaron. Que se mueran en la cárcel. Juan Alberto no va a volver, pero no quiero que ellos salgan», apunta Cristina Garrido, madre de Juan Alberto González, ingeniero industrial español de 29 años y residente en París desde hacía dos, que falleció en la sala Bataclan.
Máximo nivel de alerta en Francia
Este viernes se cumplen cinco años de la tragedia en un momento en el que la alerta terrorista en el país está nuevamente en su máximo nivel. En estos años, se han cometido 20 ataques en suelo francés, 19 han fracasado y 61 se han frustrado. Pero en las últimas semanas, una combinación de factores ha llevado a las autoridades a revaluar el riesgo al alza.
«Durante un tiempo tuvimos la impresión de que la amenaza terrorista había pasado a segundo plano porque surgieron otras problemáticas, como los chalecos amarillos o el Covid-19 [contexto id=»460724″], pero en realidad las cifras muestran que se ha mantenido alta desde 2015», ha dicho a la agencia AFP una fuente de seguridad francesa.
En primer lugar, está el juicio, en curso, de los atentados de enero de 2015 -contra el semanario Charlie Hebdo y un supermercado kósher en París- que plantean el riesgo de «acciones en apoyo a los acusados». A esto se suma la republicación reciente de caricaturas del profeta Mahoma por parte de Charlie Hebdo y la «instrumentalización» en Francia y en el extranjero de los recientes discursos del presidente Emmanuel Macron y la acción del Gobierno contra el «separatismo islamista».
Además el pasado 16 de octubre, el profesor Samuel Paty, fue decapitado por un islamista cerca de París por mostrar dibujos satíricos en una clase sobre libertad de expresión, a lo que el presidente Macron afirmó que Francia «no renunciaría a publicar caricaturas».
En algunos países de mayoría musulmana, los fieles han reaccionado airadamente quemando retratos del presidente francés en manifestaciones y se ha lanzado una campaña para boicotear los productos franceses. El pasado miércoles, un ataque con explosivos dejó varios heridos en el cementerio no musulmán de Yedá (Arabia Saudita) durante una ceremonia por el 11 de noviembre, fecha en la que se conmemora el final de la Primera Guerra Mundial, en presencia de representantes del consulado francés y de otros países europeos.
El consulado francés en Yedá ya había sido blanco de un ataque con cuchillo el pasado 29 de octubre, en el que resultó herido un guardia. Ese mismo día, dos feligreses y un sacristán fueron asesinados por un tunecino en Niza (sureste de Francia).
En un mes, Francia ha sufrido tres ataques en su suelo: un ataque con arma blanca que dejó dos heridos cerca de las antiguas oficinas de Charlie Hebdo a finales de septiembre, el asesinato del profesor Samuel Paty y el ataque con cuchillo en la basílica de Niza.
El reciente ataque en Viena, cometido por un simpatizante del grupo yihadista Estado Islámico, fue también un recordatorio de que la amenaza no solo apunta a Francia sino a toda Europa.
Amenaza «endógena»
Para los servicios de inteligencia, a diferencia de 2015, la amenaza en Francia hoy en día es sobre todo «endógena». Individuos aislados a menudo desconocidos de los servicios de inteligencia, presentes en Francia y que, inspirados por la propaganda yihadista, cometen ataques con arma blanca que requieren poca preparación.
Se estima que entre 100 y 200 yihadistas franceses están asentados en la zona sirio-iraquí, especialmente en la provincia de Idleb, un importante bastión yihadista en el noroeste de Siria.
Para hacer frente a la amenaza, Francia ha aumentado los efectivos de la Dirección General de Seguridad Interior -1.250 agentes más en el quinquenio de Macron- y ha reforzado su arsenal legislativo. Algunas medidas han creado controversia, como allanamientos administrativos sin órdenes judiciales o el cierre de lugares de culto. También se están preparando otros textos, entre ellos una ley contra el «separatismo islamista».
En cuanto al espinoso tema de la liberación de prisión de personas radicalizadas, el gobierno francés ha prometido reforzar los dispositivos existentes. Alrededor de 40 detenidos han sido o serán puestos en libertad antes de finales de 2020 y 150 antes de junio de 2022.