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Vacaciones para valientes

En el mundo conviven los lugares más hermosos que pueda imaginar el hombre con las regiones más castigadas por la injusticia o la sinrazón. Guerras, hambrunas, pandemias, dictaduras… son los dramas que se tornan habituales en determinados escenarios del teatro de este planeta. El turismo es ese público dispuesto a revivir como testigos ese guión. Pero hay actos que no son aptos para todos los públicos. He aquí algunos. ¡Ábrase el telón!

Vacaciones en Egipto

Vacaciones en Egipto (REUTERS/Steve Crisp)

Antes de comenzar a leer, piense. El calendario avanza. Ya estamos en junio. Huele a vacaciones. Todo un año sometidos a la rutina, a la monotonía del despertador y la dosis de cafeína para resistir cada jornada de forma estoica. Pregúntese: cuántas de esas jornadas comenzó frente a un periódico impregnado, día a día, de malas noticias. Titulares que continuamente sumaban víctimas. De guerras, de catástrofes, de pandemias. Ahora, eche un vistazo al globo. ¿Sabría localizar cada una de esas desgracias que le sobrecogieron en el mapa? Pues debería. Corre el riesgo de planificar sus días de descanso siendo testigo directo de muchas de esas injusticias. No se detenga. Siga leyendo.

Cada rincón de la geografía esconde, paradójicamente, tesoros y zulos. Lugares llenos de encanto, con joyas de la naturaleza y del arte… que, al mismo tiempo, se encuentran sitiados por las balas, los morteros, el hambre, virus mortales… Regiones que la sinrazón condena a un presente negro cuando su pasado fue rico en historia, en leyendas… y su futuro rebosa oportunidades. He aquí algunos de esos paraísos cuya visita habrá que posponer hasta que la razón o la justicia regrese por allí.

Barbarie siria

Tres años de guerra civil sacuden el presente del país. Derrocar al presidente Bashar Al-Assad se convertía entonces en el objetivo de quienes salieron a la calle siguiendo la llamada del fervor popular que se conoció como Primavera Árabe. Desde entonces, todos los intentos por conciliar el país y firmar la paz han quedado en agua de borrajas. Las elecciones presidenciales señalan hacia la continuidad del régimen.

Sus calles son un amasijo de escombros, de vidas sepultadas que dejaron a su paso barriles de explosivos, ataques suicidas y fuego cruzado entre rebeldes y fieles a Bashar Al-Assad. Según el Observatorio Siro de Derechos Humanos, desde que estalló el conflicto en 2011, más de 162.000 personas han muerto – 53.978 civiles, entre ellos, 8.607 niños-. Todo ello sin olvidar a los refugiados. Según la ONU, a principios de abril, más de 2,6 millones de sirios buscaron asilo en países vecinos como Turquía, Jordania, Irak e Egipto. Más de 6,5 millones huyen de la violencia en el interior del país.

Entre las ciudades más castigadas se encuentra la capital, Damasco, cuna de una civilización milenaria. Fundada hace más de 6.000 años, sus muros encierran un entramado de calles donde los edificios narran su propia historia entre zocos y mercados.

Lo primero, cruzar la Puerta del Este, llamada Bab Ash-Sharqui, una de las más antiguas del país que aún continúa en pie dividiendo la ciudad antigua del resto de Damasco. Levantado por los romanos, es el pasaporte al corazón de la ciudad donde más de 500 mezquitas dan testimonio de su esencia árabe. La joya de la corona es la mezquita Omeya, sede del Imperio Musulmán tras el dominio bizantino. En su interior se encuentra la cúpula del tesoro, donde se almacenaba el oro del país. Un atractivo añadido es disfrutar de los canto de los muecines llamando a los fieles a la oración.

La Nigeria de Boko Haram

La realidad nigeriana se encuentra ensombrecida por el terrorismo del grupo islamista Boko Haram. Su nombre figura en la lista de terroristas de la ONU por sus vínculos con la red de Al Qaeda. Su actividad criminal se ha intensificado en los últimos meses desde el nordeste del país hacia el corazón del mismo.

Entre sus acciones más mediáticas se encuentra el secuestro de más de 200 niñas en una escuela de la aldea de Chibok, el pasado 14 de abril. Desde entonces, sus ataques se han convertido en rutina en el país que vive bajo la amenaza de su indiscriminada violencia. Cientos de personas han perdido la vida bajo el sello de Boko Haram.

Uno de los grandes atractivos para el turismo es su exuberante naturaleza. Destaca, sobre todo, la sabana de acacias del Sahel, un cinturón que se extiende por el norte del continente desde Mauritania hasta Etiopía. Dentro de las fronteras nigerianas se encuentra el Parque Nacional de la Cuenca del Chad: 2.258 kilómetros cuadrados divididos en tres sectores que atraviesan los estados de Borno y Yobe. En el sector de Chingurmi Dugoma existe una antigua reserva de caza. El paisaje se completa con las reservas forestales de Gorgoram y Zurgun Baneri y el Oasis Bulature.

Otra joya que atesora el norte de Nigeria es el Paisaje cultural de Sukur, en el Estado de Adamawa. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1999. El palacio del Hidi permanece intacto para dar testimonio de los primeros asentamientos en la región durante la Edad de Hierro.

Arabia Saudí, infectada

Reconocido por el lujo que destilan sus fronteras, Arabia Saudí vive pendiente de cuatro letras: MERS (Middle East Respiratory Syndrome), es decir, el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio. A juzgar por los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, la alarma está más que justificada. En las últimas cinco semanas se han reportado 339 casos; de ellos, 102 han resultado mortales.

El MERS es un virus que presenta síntomas similares a la neumonía: tos, fiebre y dificultades respiratorias. También se han registrado afecciones gastrointestinales como diarreas o fallos en órganos como, por ejemplo, los riñones. El principal foco de infección parecen ser los camellos, portadores de anticuerpos del coronavirus. Por ello, las autoridades advierten del riesgo que supone el contacto con camellos y dromedarios, tanto para locales como turistas.

El pasaporte a muchos de los rincones de su geografía es, fundamentalmente, religioso. De confesión islámica y de tradición wahabi, una corriente del Islam sunita muy rigurosa; la visita a ciertos lugares está vinculada con las creencias de los turistas. Así, por ejemplo, visitar La Meca, lugar de nacimiento de Mahoma, está vetada a los no musulmanes. Allí todo gira en torno a la peregrinación, obligatoria para los fieles. El Monte de Arafat, Mina y el Pozo de Zam Zam, recogen la historia del Islam. Otra ciudad santa es Medina, a donde Mahoma emigró y el lugar donde se construyó la primera mezquita: la Mezquita de Quba. El profeta colocó las primeras piedras. Sin embargo, sus restos descansan en la Mezquita de Masjid al-Nabawi, la segunda más importante para el mundo islámico.

Los turistas no musulmanes tienen otras opciones, sobre todo, en las grandes ciudades aupadas con el auge del petróleo. Ejemplo de ello es la capital. Riad aúna historia y modernismo. Así, en el centro histórico se puede visitar el Castillo Al-Masmaj, el Palacio de Salwa o los baños de Al-Turaif. Todos ellos conviven con el primer rascacielos del país, la Torre Al Faisaliyah.

Vacaciones en Tailandia

Gran Palacio en Bangkok, Tailandia (REUTERS/Erik De Castro)

Tailandia, política convulsa

Desde noviembre de 2013, las calles de Bangkok recogen el malestar de la sociedad con la ahora ex primera ministra, Yingluck Shinawatra. La raíz del conflicto fue el proyecto de amnistía propuesto por el gobierno para facilitar el regreso del exiliado ex primer ministro, Thaksin Shinawatra. Se aprobó el 1 de noviembre en la Cámara de Representantes y fue rechazada por el Senado diez días más tarde. Las calles exigían la dimisión del Gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones. El Tribunal Constitucional destituyó a la primera ministra tailandesa el 7 de mayo. Era acusada de abuso de poder.

El 20 de mayo el Ejército decretó la ley marcial para “restaurar la paz y el orden”, según su jefe, Prayuth Chan-Ocha. Cumplía su amenaza de intervenir en la crisis. El golpe de Estado no tardó en llegar. Dos días después de declarar el estado de excepción, los militares tomaban las riendas del país tras medio año de inestabilidad política.

En medio de esta vorágine, el río Chao Phraya custodia el Gran Palacio en Bangkok: la que fue casa del rey desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Una joya arquitectónica que convive con edificios budistas de gran belleza como el Wat Phra Kaew, del Buda de la Esmeralda o, el Wat Pho, que contiene el buda gigante estirado. Pero el callejero tailandés también está plagado de tiendas, comercios y mercadillos. El mejor ejemplo de ello es Kaosan Road, el paraíso de los puestos que todo turista acaba visitando.

Egipto, revolucionado

La llegada del general Al-Sisi al poder podría aliviar el panorama actual en Egipto. Su incontestable mayoría en las urnas y su intención de no ceder ante los Hermanos Musulmanes, aparecen como un garante. Sin embargo, el país aún vive la resaca de la revolución que tumbó a Hosni Mubarack y el golpe militar que derrocó a Mohamed Mursi.

Los enfrentamientos entre partidarios de una opción política se abren paso en las calles. Lugares simbólicos de la revolución como la popular Plaza de Tahrir siguen siendo testigo de protestas y duras represiones con gases lacrimógenos. Aún se glorifica a ciertos héroes y se persiguen a determinados tiranos.

Pero el filón turístico sigue siendo uno de los pilares sobre los que la dañada economía pretende edificar su resurgimiento. Clásicos de una etapa donde los faraones aprovecharon la riqueza del río Nilo son ahora una fuente de ingresos amenazada por un sector turístico que apenas remonta. Ejemplo de ellos son las Pirámides de Giza, uno de los monumentos más antiguos del planeta, con una vasta Gran Pirámide, única superviviente de las Siete Maravillas del Mundo. Sin olvidar sus necrópolis: el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas, donde descansan muchos de los faraones del Imperio Nuevo y sus esposas.

Y un largo etc…

Si en el mundo hay 194 países, existen 194 maravillas por descubrir. Sin embargo, la lucha por el poder, la expansión de enfermedades virulentas, el castigo de la naturaleza a muchas de esas regiones convierte a ciertos destinos en un reto para el turista. Sólo los más atrevidos son capaces de cruzar sus fronteras.

A día de hoy, haciendo una radiografía al globo existen países que figurarían en la lista de pendientes por estas circunstancias. Irak, por ejemplo, aún busca cerrar las heridas de un enfrentamiento que convierte Bagdad en un campo de batalla. El continente africano, el gran olvidado, castigado por hambrunas y epidemias, presenta un mapa desolado por la violencia: República Centroafricana y Sudán del Sur luchan por sobrevivir a enfrentamientos tribales, el cólera o el ébola.

La frontera del este de Europa es un otro punto caliente. Ucrania encendió la llama ante la negativa de Víktor Yanukóvich a entrar en la Unión Europea. La revolución, conocida como Maidán, terminó con su gobierno y abrió otra vieja herida: el deseo prorruso de Crimea y otras regiones del este. Los Balcanes volvieron a ser actualidad tras las peores inundaciones de sus últimos 120 años. Unas riadas que regresaron el fantasma de la guerra al desplazar llas temidas minas antipersona sembradas durante el conflicto.

Y, por último, no dejar de lado la sinrazón humana: Corea del Norte figura como destino turístico de riesgo ante un régimen arbitrario encarnado en su líder, Kim Jong-Un.

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