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El furor del fidget spinner: las verdades que giran en torno al juguete de moda

Nació como una herramienta destinada a los niños autistas o con déficit de atención e hiperactividad y hoy es el juguete de moda: el fidget spinner, algo así como la peonza o el yoyó de la Generación Z.

El furor del fidget spinner: las verdades que giran en torno al juguete de moda

Nació como una herramienta destinada a los niños autistas o con déficit de atención e hiperactividad y hoy es el juguete de moda: el fidget spinner, algo así como la peonza o el yoyó de la Generación Z. Su promesa de ayudar a la concentración y aminorar el estrés ha sido desplazada por un incontenible furor no exento de riesgos, como lo es paradójicamente la distracción en las escuelas y algún que otro accidente.

Para jugar, relajarse, centrar el pensamiento o simplemente “matar” el tiempo, este sencillo objeto parece un pequeño ventilador. Cabe en la palma de una mano y tiene tres aros con un centro giratorio. Mientras más gire, mejor, poniendo a prueba las destrezas al sostenerlo con los dedos o apoyarlo en lugares más insospechados, como el codo, la pierna o hasta la nariz.

Su enorme popularidad se ha hecho presente en las pantallas. Innumerables vídeos plenan YouTube, llenos de trucos de lo más disímiles. Arrojarlo de una a otra mano cuando rota como si de una patata caliente se tratara, hacerlo girar sobre una botella de cerveza e incluso lanzar un dardo y dar en el blanco de uno de sus aros, son algunas de las demostraciones del australiano David King, que cuenta con más de 6 millones de visualizaciones. No sorprende que afirme: “Es un estilo de vida. Si no tienes uno, qué haces con tu vida”.

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El éxito del juguete ha llevado a la creación de aplicaciones para móviles | Imagen: TAL LEVY

En el tope de la popularidad

No sólo ocupa el número 1 en la lista de juguetes más vendidos en Amazon, donde se pueden conseguir desde versiones baratas por 2 euros hasta otras más sofisticadas que alcanzan los 4.000 euros. Según Forbes, son “el artículo de oficina indispensable del 2017”, al convertirse para los hombres y mujeres de negocio en un nuevo modo de canalizar el exceso de energía o la ansiedad tal cual las pelotas antiestrés.

“Es, sin duda, el producto estrella del año”, destaca Isaac Bendrao, director de la franquicia Learning Express Toys, a The Objective, y basta con ver la gran variedad de modelos y colores que vende en la tienda ubicada en Aventura, Miami.

Bendrao explica que están desde los tradicionales con tres aros hechos con impresoras 3D hasta el que parece el timón de un barco con seis puntas, el que brilla en la oscuridad o el que cuenta con bluetooth y altavoces que permiten escuchar música. Sus materiales también varían, pues los hay de resina, de metal y de caucho, que es más resistente pues evita que se rompa al caerse.

La gran afición por el fidget spinner ha llevado al surgimiento de versiones para los smartphones. Finger spinner, que simula ese girar y girar sin parar en el mundo virtual, aunque no logra trasladar la misma sensación que el real, encabeza las descargas gratuitas de la App Store, superando a YouTube, Instagram o Snapchat, de acuerdo con la cadena de televisión CNN. Esta aplicación para iPhone y iPad fue creada por la compañía Ketchapp Games, responsable de juegos como Ballz o 2048. También existen otras versiones para Android, pero por el momento no han alcanzado el tope.

Tendencia prohibida

La popularidad del juguete es tal que ya lo sacan a relucir las celebridades. Con una selección de diferentes modelos, el hijo de la actriz hollywoodense Gwyneth Paltrow, Moses, estrenó sus 11 años, según publicó Instyle.

Pero Moses, aunque quisiera, no podrá disfrutar de su regalo de cumpleaños en el colegio. Mensajes de texto y correos electrónicos alertan sobre la prohibición de su uso en muchas escuelas de Estados Unidos, después de que se ha visto que son un foco de distracción.

La moda está llegando a la península ibérica y ha puesto a prueba la paciencia de los profesores, como es el caso del granadino Víctor Conrado, que trabaja en el CEIP Parque del Estrecho de Algeciras y que expuso en Facebook su disyuntiva sobre si prohibirlos o no en clase. “Lo que sí tengo claro es que estamos ante la generación de la sobreestimulación, del no permitir que el niño se aburra un instante, de niños que cuando comen en casa además escuchan música con sus cascos, con la mano libre juegan con el móvil, todo ello frente de la televisión mientras su madre les pregunta… ¿Qué tal en la escuela? En un ejercicio de malabarismo mental que tengo mis dudas sobre si es bueno para el desarrollo de un menor, aunque cojonudo para el desarrollo económico de la última novedad viral”, escribió.

“El fin de curso del año 2017 ya pasará a la historia como aquel en el que los maestros intentaron dar clase mientras los niños daban vueltas y vueltas a su spinner, como si de un grupo de desintoxicación de alguna sustancia se tratase”, apunta Conrado en su popular post.

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Captura de pantalla de post de Kelly Rose Joniec | Imagen via Facebook

 

El peligro oculto

A todas luces el juguete parece inofensivo, pero no está libre de riesgos. Kelly Rose Joniec dio a conocer en las redes sociales el caso de su hija Britton, de 10 años, que se atragantó con uno de los aros que se había metido en la boca para limpiarlo. En el Texas Children’s Hospital le fue practicada una endoscopia para retirar del esófago el objeto atascado.

“Niños de todas las edades los quieren, pero no todos los spinners vienen con advertencias apropiadas según la edad. Los aros se desprenden con facilidad, así que si tienes hijos pequeños (menores de 8 años) recuerda que existe un potencial riesgo de ahogamiento”, advirtió la madre en un mensaje de Facebook que en pocos días llegó a ser casi 800.000 veces compartido y a propiciar más de 80.000 comentarios.

Tampoco escapan a otro tipo de accidentes. Alexa Sleight, una niña de 9 años de Nueva York, debió ser sometida a un tratamiento de conducto que le costó 2.000 dólares después de que su fidget spinner, que compró por sólo 5 dólares, le partiera un diente. “Sé cauteloso y consciente. Esto puede pasar. Esto ha pasado”, destacó su madre, Michelle, a WSYR-TV, canal afiliado a ABC News. También Isaac, un pequeño de 11 años de Australia, casi pierde un ojo mientras giraba el dispositivo cual si se tratara de malabares.

¿Concentra o distrae?

Pero ¿cómo un juego de este tipo, que se basa en un girar y girar sin parar, puede ayudar a la concentración de un pequeño con autismo o con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?

Mira Stulberg-Halpert, directora del centro de educación especial 3D Learner, ubicado en Florida, explica a The Objective que “a los niños con autismo les fascinan las cosas con movimiento y repeticiones. Para que su mente se concentre, ellos necesitan que su cuerpo esté haciendo algo más. Muchos padres están agradecidos porque han descubierto que el spinner mantiene los dedos de sus hijos ocupados para que puedan estar más atentos a instrucciones visuales o verbales”.

En la revista Child Neuropsychology fue publicado en 2015 un estudio realizado con niños de entre 10 y 17 años por la psicóloga clínica Julie Schweitzer, del Instituto MIND de la Universidad de California. Su investigación demostró que mientras los niños con TDAH más usaban el juguete giratorio, mejores resultados obtenían en la prueba de atención computarizada, a diferencia de aquellos que no presentan desorden alguno, cuyo desempeño no mostraba mejoría. Pero, aunque útil, su investigación no es concluyente.

De hecho, como publicidad engañosa cataloga el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Celso Arango, los anuncios sobre las virtudes de la llamada nueva peonza para las personas con TDAH o trastornos del espectro autista. “No hay ningún ensayo clínico ni estudio que pruebe la eficacia del fidget spinner en los tratamientos de niños con TDAH”, afirma en la web de la SEP.

En cualquier caso, para la gente que no tiene algún desorden de atención, ¿podría ser contraproducente su uso continuado? “Ahora que se han popularizado tanto se han vuelto contraproducentes, como cualquier otra cosa, no hay límite, y por eso es que estamos empezando a ver que están siendo prohibidos en los colegios porque los niños están prestando más atención al juguete que a lo que sucede en el salón de clases. Lamentablemente, se pueden convertir en otro foco de atención. Los niños están usándolos en el parque infantil en lugar de jugar de verdad. ¿Es mejor que un videojuego? Tal vez, pero es la misma suerte de cosa. No sirven como tal para aprender ningún tipo de habilidad”, dice Stulberg-Halpert, que cuenta con una maestría en Educación de la Universidad de Michigan.

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El uso del fidget spinner puede ser contraproducente | Imagen: TAL LEVY

Un origen incierto

Medios como The Guardian, The New York Times y Univisión, por citar tan sólo tres ejemplos, han reconocido a Catherine Hettinger como la inventora del fidget spinner. Su historia es de esas que enganchan.

Tras lograr patentar en 1997 su juguete giratorio, que creó para entretener a su propia hija con necesidades especiales y que describió como similar al edificio del Capitolio de Estados Unidos, hoy no recibe ni un centavo por él. Esta ingeniera química de 62 años que vive en Orlando no contó con el dinero necesario para renovar su patente, que caducó en 2005, por lo que de nada le ha servido que una década más tarde la nueva generación de dispositivos que giran sea el boom del momento.

Pero una peonza, un yoyó y hasta un hula hoop o frisbee también giran. Tras consultar a expertos de patentes y hacer una búsqueda de las palabras “spinning toy”, Bloomberg revela que han aparecido miles de patentes y que no hay evidencias de una vinculación directa entre el diseño de Hettinger y el que hoy se ha convertido en un fenómeno de masas. “Si los juguetes tienen un verdadero inventor, él o ella permanece en la oscuridad”, asegura la agencia de noticias.

Hettinger, por su parte, ha declarado que se conforma con ser la inventora según Wikipedia, lo que le ha dado visibilidad en todo el mundo.

 

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