Prepárate para viajar en coche y sentirte como en casa
Tenemos una visión de los coches más tradicional de lo que imaginamos. La distribución interior está inspirada en los viejos carruajes de caballos, donde los asientos están dispuestos de manera que la visión es muy abierta, de 360 grados, con los sistemas de aceleración, dirección y frenado al frente. Sin embargo, esta disposición podría tener los días contados. Todo gracias a las innovaciones tecnológicas y estéticas que están desarrollando las grandes marcas tradicionales, pero también los nuevos gigantes de Silicon Valley.
Tenemos una visión de los coches más tradicional de lo que imaginamos. La distribución interior está inspirada en los viejos carruajes de caballos, donde los asientos están dispuestos de manera que la visión es muy abierta, de 360 grados, con los sistemas de aceleración, dirección y frenado al frente. Sin embargo, esta disposición podría tener los días contados. Todo gracias a las innovaciones tecnológicas y estéticas que están desarrollando las grandes marcas tradicionales, pero también los nuevos gigantes de Silicon Valley.
Uno de los grandes lujos que se conceden quienes pueden permitírselo es contratar a un chófer para ir de un sitio a otro, retirándose al asiento trasero y aprovechando el tiempo entre trayectos para hablar por teléfono o, simplemente, relajarse. Ahora, las marcas trabajan para que esta circunstancia deje de ser un lujo y pueda democratizarse, de modo que cualquiera pueda entrar en el coche y dejarse llevar hasta llegar a su destino.
En este sentido, las compañías están alejando al conductor del salpicadero; el conductor es cada vez más ajeno a la conducción y la llegada de los coches de propulsión eléctrica permite a los diseñadores dibujar nuevos interiores, crear disposiciones hasta ahora inimaginables. Esto se debe a que estos vehículos no requieren de motores tan voluminosos ni de túneles de transmisión cruzando toda la carrocería.
En otras palabras, entre las grandes preocupaciones del sector no se encuentra únicamente la conducción autónoma, momento en el que dejará de ser estrictamente necesario que el conductor intervenga en el pilotaje, sino también la sensación de confort en el interior de los vehículos.
Éstos podrán ser pequeños por fuera, pero espaciosos por dentro. Ya se puede comprobar en coches eléctricos como el Chevrolet Bolt que, a pesar de sus dimensiones reducidas, está adaptado para quienes superan el metro ochenta de altura. O, en casos de coches de alta gama y tamaño mayor, como el BMW 5-Series Gran Turismo o el Volvo S60 Inscription, que tienen en su parte trasera algo más parecido a sillones de salón que a asientos convencionales, con pantallas de televisión incorporadas.
En cualquier caso, la revolución acaba de comenzar y las verdaderas modificaciones llegarán con los coches autónomos. Waymo, una empresa de Google, ya ha desarrollado un prototipo de coche biplaza sin volante ni pedales. El interior es discreto, de techo relativamente alto, espacioso a pesar de las pequeñas dimensiones. Algo así como un Mercedes Smart, solo que sin todo el relleno que requieren los coches tradicionales.
Volvo, por su parte, ha presentado su modelo Concept 26, que permite adaptar el asiento en función de las exigencias de la conducción, teniendo la opción de mantenerse vertical durante el manejo convencional, reclinado si se desea navegar por internet o leer un libro, y tumbado en trayectos largos y anodinos, como en autopistas, si el piloto opta por echarse una cabezada.
Mercedes-Benz ha llevado la idea a un nivel más alto con la creación del Vision 015 Luxury in Motion, que es como un salón, donde los asientos pueden voltearse y todo se convierte en una sala de sillones enfrentados, con un espacio considerable para estirar las piernas y conversar o disfrutar del viaje mientras el coche conduce de forma autónoma, convertido en nuestro chófer particular.
Con todo, no es sencillo introducir estos cambios drásticos en el mercado, de momento; a fin de cuentas, en el presente, el conductor habitual aún persigue un modelo que le resulte familiar, que no sea excesivamente rompedor. Es necesario mantener algo de la esencia de los vehículos de siempre, del estilo de cada marca, para que el consumidor no quede intimidado, para que no desconfíe. El director de diseño de Mercedes-Benz, Gorden Wagener, reconoció en la revista Wired que este fue un debate que mantuvo con su equipo.
“Cuando hicimos el plano del Mercedes-Maybach 6, uno de los puntos de discusión fue la enorme pérdida de espacio causado por nuestros capós, que son muy largos”, explica. “Pero supimos que es una seña de identidad de la marca y decidimos ser fieles a eso”.
Se trata, a fin de cuentas, de una revolución paralela a la conducción autónoma; las marcas persiguen que podamos entretenernos y sentirnos cómodos mientras dure el trayecto, evitando los ratos muertos, sacando partido a un tiempo que es posible aprovechar, al igual que cuando viajamos en tren o en avión.