En situaciones de emergencia como la que atraviesa México después del terremoto del pasado 19 de septiembre, la participación de los perros de rescate es fundamental para optimizar las labores de búsqueda entre los escombros. Los perros son más efectivos que las personas ya que son capaces de rastrear más en menos tiempo y en estas circunstancias, el tiempo es clave. Se calcula que un perro de rescate necesita 5 minutos para cubrir un área de 100 m2. Un humano, en cambio, necesita 45 minutos.
Para los perros de servicio, la principal herramienta de trabajo es el olfato. Para muchos, de hecho, es la única. El uso que hacen de ella depende del entrenamiento previo que hayan recibido para actuar en una u otra situación. En el caso concreto de los terremotos, los perros que acuden a ayudar están entrenados para ventear, que consiste básicamente en analizar el aire para detectar partículas de olor humano, descartando aquellas que provienen de quienes se encuentran en la superficie y concentrándose en buscar el origen de las que no pueden ver, lo que les permiten encontrar a personas atrapadas bajo los escombros independientemente de que estén vivas o muertas.
Las más de 40.000 células por minuto que desprende el tejido humano son las responsables de activar el olfato de los perros. Una vez localizado el foco de olor, el perro ladra para avisar a su guía, con quien mantiene una relación muy cercana y de absoluta confianza. Además del excelente sentido del olfato, los perros rescatistas deben tener un carácter equilibrado, deben ser sociables tanto con humanos como con otros perros y, sobre todo, deben tener muchas ganas de jugar porque para ellos el rescate es eso, un juego.
El caso de Frida
La ya famosa labradora de siete años que trabaja incansablemente con sus gafas, sus botas y su arnés, se llama Frida y pertenece a la Unidad Canina de la Secretaría de Marina de la Armada de México (SEMAR) y a lo largo de su carrera ha salvado más de 50 vidas en distintos desastres naturales. Ha prestado sus servicios fuera de las fronteras mexicanas. Por ejemplo, en Guatemala y en Ecuador.
Símbolo de valentía y esfuerzo, gracias a su labor como rescatista tras el terremoto que sacudió el centro y sur de México el pasado martes, Frida se ha convertido en el rostro de los héroes de cuatro patas. Pero por supuesto, no es la única. Evil y Jacko, por ejemplo, también del SEMAR, se esfuerzan al máximo para seguir ayudando. También lo hacen perros de otros grupos de rescate como Oporto, Gitano y Bongo, sólo por mencionar algunos. Y los que han viajado de otros países junto a sus guías con la idea de ayudar lo máximo posible. Según la Agence France-Presse (AFP), son cuatro los perros españoles trabajando actualmente en México.
Frida representa la entrega, el trabajo duro, pero también la esperanza. No extraña, por tanto, que las redes sociales estén inundadas de ilustraciones, piñatas, amigurumis, pegatinas y homenajes de todo tipo a los rescatistas caninos representados en la imagen de la entrañable labradora. Tampoco extraña que el Instituto Mexicano del Registro Canino respalde la propuesta hecha por el arquitecto Abraham García Rodríguez de hacer una estatua de Frida en honor a todos los perros rescatistas. Iniciativa que ha tenido gran acogida en internet y para la que ya se están recolectando llaves.
¡Fuerza México!