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El secreto de los amish para tener una salud de hierro

Los amish, ese grupo de personas que, bajo preceptos religiosos, vive una vida basada en la sencillez y totalmente alejada de la tecnología. Anclados, en el siglo XXI, en el mundo preindustrial, esta llamativa cultura está presente fundamentalmente en los estados estadounidenses de Indiana, Ohio y Pensilvania. Incluso tienen, al igual que lo que ocurre con las tribus nativas americanas, un concierto especial con el Gobierno federal de Estados Unidos que les permite situarse aparte de las leyes de Washington. Pero lo que no es tan sabido es que tienen una salud de hierro, algo que se nota, sobre todo, al llegar a la tercera edad.

El secreto de los amish para tener una salud de hierro

Los amish son un grupo de personas que, bajo preceptos religiosos, vive una vida basada en la sencillez y totalmente alejada de la tecnología. Anclada en el mundo preindustrial, esta cultura está presente fundamentalmente en los estados estadounidenses de Indiana, Ohio y Pensilvania. Incluso tienen, al igual que ocurre con las tribus nativas americanas, un concierto especial con el Gobierno de Estados Unidos que les permite situarse al margen de gran parte de las leyes federales porque tiene su propia legislación. Pero lo que no es tan sabido es que los amish tienen una salud de hierro, algo que se nota, sobre todo, al llegar a la tercera edad.

Esta diferencia viene de lejos. Ya a principios del siglo XX, cuando la esperanza de vida media de los ciudadanos estadounidenses se situaba en los 47 años, la de la comunidad amish superaba con holgura los 70 años, según la revista estadounidense Time. Hoy en día, con la esperanza de vida más o menos igualada, la diferencia fundamental reside en la calidad de vida que tienen los amish al llegar a la vejez.

No es solo una cuestión genética, aunque también: solo hace unos meses se descubrió una mutación genética —que sobrevive entre los amish debido a lo endogámica que es esta comunidad— que hace que estas personas tengan una esperanza de vida de 10 años más que el resto de la población. Pero además del ADN, una de las principales causas que favorece la salud de los amish es su estilo de vida.

Al vivir sin electricidad (entre otras muchas tecnologías, como los coches), todo su trabajo se realiza a mano y buena parte de sus desplazamientos se realizan a pie. Un estudio del American College of Sports Medicine pidió a un grupo de amish que llevara un contador de pasos para descubrir cuál era su actividad física diaria. El experimento reveló que un amish camina una media de 18.425 pasos al día. Para poner la cifra sobre contexto, en Estados Unidos, los médicos aconsejan a sus pacientes 10.000 pasos diarios… y generalmente es una cifra que no se alcanza. Además, el estudio mostró que los amish son seis veces más activos físicamente que muestras aleatorias de personas de 12 países distintos.

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Dos granjeras amish, trabajando. | Foto: Mike Groll / AP

 

Este extra de actividad física significa que, entre los amish, se reducen drásticamente enfermedades como la obesidad. Mientras que en esta comunidad agraria se trata de una enfermedad residual, que solo afecta al 4% de la población, en el total de Estados Unidos, la cifra es del 36,5%. Es decir, más de un tercio de los estadounidenses la padece. Y con la baja incidencia de la obesidad se reduce también drásticamente una serie de dolencias asociadas. Por ejemplo, la diabetes de tipo 2 es la mitad de frecuente entre los amish que entre el total estadounidense. Además, el contacto constante con la naturaleza es una barrera frente al asma.

Otro factor que resulta favorecedor para esta comunidad viene, de nuevo, ligado al hecho de una vida frugal y alejada de consumos innecesarios. Así, el tabaquismo es una adicción prácticamente inexistente entre los amish. Algunos hombres de esta comunidad fuman, pero la presencia del tabaco en la vida de los amish es muy inferior. Y, de nuevo, esta ausencia trae consigo beneficios a la salud. La tasa de cánceres relacionados con el tabaquismo entre la población amish es un 65% más baja que en el resto.

Finalmente, y muy directamente relacionado con la calidad de vida de la tercera edad en esta comunidad presente en Estados Unidos y Canadá, está la forma en la que los amish tratan a sus mayores. Casi todas las personas ancianas de esta comunidad son cuidadas por su propia familia en su propia casa, algo algo que no siempre es posible en el resto de Norteamérica. Envejecer rodeado de los seres queridos implica beneficios para la salud mental de los ancianos amish que no disfrutaría una persona mayor que viva en un asilo.

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