Vinicunca, la montaña arcoíris de Perú que está en peligro por sus colores
Más allá del famosísimo Machu Picchu, Perú esconde grandes tesoros en su naturaleza. Es el caso de Vinicunca, también apodada cerro colorado, montaña de siete colores o montaña arcoíris. De un solo vistazo se aprecia la razón de su nombre: la gama cromática que pinta sus laderas y cumbres es única en el mundo. Situada en el camino al Nevado Ausangate, en los Andes peruanos, la Vinicunca debe su paisaje colorido a su diversa y rara composición mineralógica. Por otro lado, su ”compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales» la hacen aún más atractiva, según un informe de la Oficina de Paisaje Cultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco.
Más allá del famosísimo Machu Picchu, Perú esconde grandes tesoros en su naturaleza. Es el caso de Vinicunca, también apodada cerro colorado, montaña de siete colores o montaña arcoíris. De un solo vistazo se aprecia la razón de su nombre: la gama cromática que pinta sus laderas y cumbres es única en el mundo. Situada en el camino al Nevado Ausangate, en los Andes peruanos, la Vinicunca debe su paisaje colorido a su diversa y rara composición mineralógica. Por otro lado, su ”compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales» la hacen aún más atractiva, según un informe de la Oficina de Paisaje Cultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco.
Concretamente, esta colorida montaña se encuentra en la provincia de Canchis, en la región del Cusco. Para visitarla hay que llegar a un pueblo llamado Pitumarca, la zona poblada más cercana, que está a unas dos horas de la ciudad del Cuzco en coche.
Una popularidad creciente
De un par de años para acá, la popularidad de esta montaña no ha cesado de crecer. Hasta 1.000 son los viajeros que llegan cada día a esta remota montaña simplemente para hacerse fotos. No es que antes fuera menos impresionante, es que el turismo instagrameable y el postureo en redes sociales han llevado a una masificación turística del lugar, que antes no era tan popular dadas las bajas temperaturas y la altitud del cerro, de 5.200 metros sobre el nivel del mar. Además, según afirman los locales, los curiosos colores de esta montaña quedaron al descubierto debido a que el cambio climático derritió la nieve que la cubría años atrás.
En agosto de 2017, la publicación estadounidense Business Insider incluyó a la Vinicunca en su lista de los 100 lugares que hay que visitar antes de morir, lo cual disparó notablemente su ya creciente masificación.
La masificación turística pone en peligro la belleza natural de la Vinicunca
Las excursiones para visitar la montaña Vinicunca en Perú se han ido multiplicando en los últimos dos años. Éstas cuentan con precios que rondan los 40 euros por persona, que incluyen el transporte, la comida y las asistencia de un guía. Este tipo de ofertas ha extendido considerablemente las visitas a esta joya natural, lo que aunque desde el punto de vista económico es una buena noticia para las poblaciones locales, no lo es tanto en términos de impacto ecológico.
Estas masas de turistas le han dado una nueva vida a una región alejada y castigada económicamente, por lo que el pulso general de los habitantes es positivo. Sin embargo, algunos expertos biólogos peruanos ya advierten del peligro que está ocasionando esta llegada masiva de visitantes. “Desde el punto de vista ecológico, están matando a la gallina de los huevos de oro”, llegó a afirmar Dina Farfán, bióloga peruana, a la agencia Associated Press.
Una las claves del deterioro medioambiental de la zona está en la falta de formación de los operadores turísticos. La mayoría de guías son habitantes de la zona, que no solo no cuentan con la formación necesaria, sino que no tienen en cuenta el impacto medioambiental de su actividad. A esto hay que sumarle el abandono, hasta el momento por parte del gobierno peruano.
Este mismo mes de julio, el presidente del país andino, Martín Vizcarra, aseguró que la Vinicunca será preservada. No por razones de masificación turística, sino por los rumores de un supuesto acuerdo con una empresa minera canadiense para la explotación de la zona.
La montaña de Siete Colores, una importante área natural de conservación, será preservada. Es nuestro deber salvaguardar y proteger una bellísima creación de la naturaleza ubicada en el Cusco, Patrimonio Cultural de la Humanidad. pic.twitter.com/uVWjiZAPqn
— Martín Vizcarra (@MartinVizcarraC) 20 de junio de 2018
La ONG CooperAcción denunció entonces que el cerro forma parte de una concesión minera desde marzo, una concesión que se superponía parcialmente a la propuesta de un área natural de conservación regional en esa zona. Por ello, el Gobierno aseguró que preservaría esta maravilla natural de los Andes peruanos, que enamora por sus colores y que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2011. Ese compromiso de preservación debería ir de la mano de un plan de turismo responsable, o los colores de la Vinicunca estarán en peligro de despigmentación.