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Por qué aprovechar las ofertas del Black Friday es éticamente reprobable

Cada último viernes del mes se celebra en el mundo el Black Friday, una reciente tradición global que tiene su raíz en Estados Unidos y que allí se celebra justo después del Día de Acción de Gracias. Del viernes se ha pasado a la semana completa, incluso todo un mes de ofertas, sin olvidarnos del Cyber Monday –que impulsa principalmente las compras por Internet–.

Por qué aprovechar las ofertas del Black Friday es éticamente reprobable

Reuters

El último viernes de cada mes de noviembre se celebra en el mundo el Black Friday, una reciente tradición global que tiene su raíz en Estados Unidos y que allí se celebra justo después del Día de Acción de Gracias. Del viernes se ha pasado a la semana completa, incluso todo un mes de ofertas, sin olvidarnos del Cyber Monday –que impulsa principalmente las compras por Internet–.

Año a año, el fenómeno del viernes negro bate récords. En 2017, solo en España la cantidad de compradores se incrementó en un 343% con respecto al año anterior, frente al incremento del 315% de 2016, según datos de la compañía de commerce marketing Criteo. Cada vez son más los comercios que se suman a la celebración de este día que marca el inicio de las compras navideñas y diversas empresas participan ofreciendo grandes descuentos.

Concretamente, el gigante del comercio electrónico Amazon vendió en 2016 más de 10 artículos por segundo solo en España, casi un millón de productos se vendieron en 24 horas. En 2017 esta cifra aumentó hasta los 1,4 millones de productos vendidos en un solo día, convirtiéndolo en el récord histórico de Amazon en España. Este volumen y carga de ventas se traduce en una mayor emisión de gases de efecto invernadero, que se disparan exponencialmente por la logística requerida y amenazan nuestro planeta.

 

La industria textil es la segunda más contaminante del mundo

 

Aunque se venden todo tipo de productos en oferta –real o maquillada–, las dos industrias reinas en esta temporada de rebajas son la tecnología y la moda. Esta última es, según datos de Greenpeace, la segunda más contaminante del mundo. Un camión de basura repleto de textil es enviado a un vertedero o quemado cada segundo en el planeta y aproximadamente un 95% de ese textil desechado podría ser reciclado o reutilizado. Greenpeace asegura también que cada persona compra un 60% más de ropa que hace solo 15 años, y que la industria de la moda es la responsable del 20% de los tóxicos que se vierten en el agua cada año. A pesar de datos tan desgarradores, caemos en masa en ofertas de última hora, renovando un armario que no necesariamente requiere más prendas. Son compras impulsivas, y el Black Friday –que ocupa todos los espacios publicitarios en la última semana de noviembre– incita a ello.

 

Alternativas éticas al Black Friday

Frente al mastodóntico y omnipresente Black Friday cada año se erigen nuevas iniciativas sostenibles, alternativas todas ellas al consumo desenfrenado. Una de ellas es el Green Friday, una campaña que lanza la agencia de comunicación y marketing española El Hervidero de Ideas, en la que animan a los consumidores a adquirir sus productos, pero de una forma más responsable. Los consumidores pueden consultar las empresas y marcas en las que pueden realizar sus compras con algún tipo de incentivo o descuento, pero siempre que se trate de productos sostenibles que sean respetuosos con el medioambiente y la ecología. La iniciativa, que tiene tres años de recorrido, cuenta con más de 400 marcas adscritas.

 

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El Día Mundial sin Compras, también denominado ‘anti Black Friday’ y celebrado el 25 de noviembre de cada año, es otra iniciativa que pretende que la sociedad tome conciencia de sus propios hábitos de consumo derrochadores.

Por otro lado, la propia Greenpeace organiza un macroevento de consumo alternativo, con talleres, espacios de intercambio, proyecciones, charlas, juegos, conciertos y muchas actividades para aumentar la creatividad y reducir el consumo. Se celebra durante el fin de semana del 23, 24 y 25 de noviembre y cuenta con eventos en 22 ciudades de toda España.

Todo con la idea de olvidarnos de esa oferta flash del Black Friday y recordar no solo lo que ya tenemos, sino lo que no necesitamos para reducir un consumo desenfrenado, irresponsable y que tanto daño está haciendo a nuestro planeta.

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