Cádiz, costa noroeste y pueblos blancos
La Sierra de Cádiz encierra un laberinto de pueblos blancos de calles estrechas y frescas, listas para transportarte a un ritmo más pausado
No hay mejor manera de viajar después del confinamiento que llevar la vista a nuestros paraísos cercanos y redescubrir oasis de tranquilidad que no solo nos harán conectar con otros mundos sino que lo harán permitiéndonos mantener las normas de seguridad.
La costa de la Luz es un gran reclamo y referente para la industria turística internacional. Dentro de las perlas de la costa andaluza se encuentra Cádiz, ciudad icónica con más de 3.000 años de antigüedad en un enclave geográfico que apreciaron culturas romanas, fenicias y árabes. Es el lugar de nacimiento de «La Pepa» (Constitución española de 1812 o Constitución de Cádiz) y archiconocida por sus carnavales. Hoy en día, esa la mezcla de culturas sigue vigentes y se enriquece con los turistas que visitan la ciudad y que en este verano atípico se esperan con la presente dualidad de querer recobrar la economía y preservar la salud individual y comunitaria. Este verano la afluencia de extranjeros se verá limitada, que entenderemos por temporada alta o baja no lo sabemos por ahora, pero es seguro que las zonas que pasaban desapercibidas por las masas antes de la Covid, como el interior de la provincia o su costa noroeste, ahora pueden resultar más atractivas.
Cádiz la colonial mantiene un interesante contraste entre sus estrechas calles intramuros de la ciudad y la cotidianidad del caos que significa vivir en un pedacito de tierra con solo dos accesos a tierra firme, pero en sus fortalezas y calles hay lugar para puestas de sol y buena comida en las tascas alejados de todo barullo. La idiosincrasia del gaditano es un valor a enmarcar en las cualidades de esta ciudad. La visita a Cádiz no tendría sentido sin mezclarse con su gente, es lo que sin duda pondrá el broche a una experiencia equiparable a la de sus atardeceres. Muestra de este carácter es que ya circulan por sus calles las chirigotas que cantan el peregrinar en la pandemia con el humor inconfundible del gaditano.
Tarifa, Caños de Meca o Barbate, son destinos muy conocidos por el turismo internacional y no solo por ser meca del kite y la casa del mejor atún. Este verano el turismo nacional tendrá que pelear menos por los aparcamientos en esta zona, pero igualmente habrá algo de congestión. Sin embargo, pasando Cádiz, la costa noroeste de la provincia ofrece playas igualmente paradisíacas e interminables. Si uno es apasionado de las playas, los paseos o la soledad este es el lugar perfecto, cerca de todo, pero no demasiado.
Sanlúcar de Barrameda a escasos 40Km de la tacita de plata es una de las entradas al Parque Nacional de Doñana cruzando la desembocadura del Rio Guadalquivir. Su gastronomía, en especial sus pescados, manzanillas y vinos como no podría ser de otra manera gozan de gran popularidad. El producto local no puede estar más cerca de la mesa. Este enclave estratégico en la costa Atlántica atrajo desde tiempo remotos a marinos y comerciantes. Desde aquí partió la flotilla de Fernando de Magallanes en 1519 que realizaría la primera circunnavegación del globo.
Sanlúcar ofrece acceso al Parque Nacional de Doñana perteneciente a la provincia Huelva, goza con la mayor categoría de protección medio ambiental del país por lo que no se permite visitar esta zona del parque sin reserva y sin la compañía de un guía. Si a esto sumamos que tampoco se han permitido las visitas como es normal por el confinamiento y las lluvias de estos meses, el parque se mantiene como el estandarte de biodiversidad que es. En sus 52.000 hectáreas están representados ecosistemas tan diversos como la playa, dunas, cotos o marismas. Doñana es también refugio del Lince Ibérico y enclave en las rutas migratorias de aves desde África hasta Europa y el mayor humedal de Europa.
Una parada en las bodegas de Jerez de la Frontera es algo obligado de camino a la serranía gaditana desde la costa noroeste. La ciudad mantiene ese sabor sureño de mezcla de culturas árabes y cristianas en su arquitectura aderezado con los olores de vinos en barricas y maderas afrutadas. Es la ciudad más poblada del área metropolitana de la Bahía de Cádiz con más de doscientos mil habitantes y se encuentra rodeada de campos fértiles.
Su feria es muy conocida y el peso de la tradición en Semana Santa se respira en sus calles. Sin duda el mejor lugar de la ruta para disfrutar una cata y aprender de buenos caldos. Aunque su nombre por el Jerez ha traspasado fronteras es cuna de festivales internacionales de arte flanco, tierra del toro de lidia y del caballo cartujano representado por la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre.
A pocos kilómetros de Jerez de la Frontera, la Sierra de Cádiz encierra un laberinto de Pueblos Blancos muy cerca unos de otros, un paraíso para la vanlife, tendencia que este verano toma las carreteras, con la máxima de libertad y seguridad. Como piezas de un rompecabezas cada torre vigía se alza por encima de casas blancas rodeadas de campos verdes. El nombre de la ruta se debe a la costumbre de encalar las casas que se completan con adornos de flores y de ahí el típico contraste en el paisaje entre el marrón de las montañas y el blanco de las casas. Estrechas calles, frescas en verano, pero soleadas en invierno transportan al viajero a ritmos más pausados y aires limpios.
En la Sierra se encuentra el Parque Natural de Grazalema, tiene el puesto número uno en precipitaciones anuales en la península y suele competir en el ranking mundial por los primeros puestos. Las carreteras sinuosas conectan un pueblo con otro, la conducción es lenta y el paisaje así lo exige. Pueblos como Zahara de la Sierra eran antiguos enclaves musulmanes que se cristianizaron en el proceso de conquista del Reino de Granada. Suelen ser una excursión muy sana para todos los públicos.
Estos pequeños núcleos urbanos que nacieron a raíz de las fortificaciones suelen ser empinados y un laberinto de subir y bajar cuestas. Sus calles estrechas responden tanto a las condiciones meteorológicas, la defensa militar de antaño y los materiales de construcción del entorno.
Esta idílica ruta se puede extender hasta la provincia de Málaga.