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¿Cava, champán u otro espumoso?

Guíense ustedes por las marcas, no por las denominaciones, tantas veces vaciadas de significado

¿Cava, champán u otro espumoso?

Jaeyoon Jeong | Unsplash

Aparte de las tribulaciones de un año con pandemia, a quien desee festejar las fechas navideñas y de fin de año con buenas burbujas —las buenas costumbres no hay que perderlas— en 2020 se le plantea una duda nueva: ya no es elegir entre el caro champán y el más asequible cava, sino ¿qué narices significa esa proliferación de Penedès Classic, Corpinnat, Conca del Riu Anoia y unos cuantos sin denominación específica?

Lo que significa es, ante todo, el fracaso de la Denominación Cava, que se creó para dar cobertura internacional al champán (o xampany, en versión catalana), víctima de la mala manía nacional, muy patente en todo el mundo del vino, de vender más y más, y más y más barato, de un producto en cuanto este tiene algún éxito.

Unas cuantas casas elaboradoras de calidad se fueron cansando de ver que su marca colectiva, Cava, cubría en España y fuera a productos que llegaban a costar dos o tres euros, desprestigiándose como lo han hecho, por ejemplo, los vinos industriales de Castilla-La Mancha. La DO Penedès, con la que comparte territorio la mayor parte de la DO Cava (denominación multiterritorial, lo cual también creaba cierta confusión), ofreció una primera salida creando una categoría para vinos espumosos por el método tradicional o champenois: DO Clàssic Penedès. Y allí que se fueron varios buenos productores, como Colet, famoso luego por su colaboración con el Equipo Navazos.

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Una bandeja de espumosos. | Foto: Alexander- Naglestad

Pero no bastaba para los más exigentes. Pepe Raventòs, siempre muy personal, dejó a su casa familiar Raventòs i Blanc en territorio de nadie, reclamando una DO Conca del Riu Anoia que aún no está certificada. Y los más prestigiosos, como Recaredo o Gramona, se unieron para crear su propia denominación con ambiciones de igualarse con la AOC Champagne, a la que dieron un nombre bastante poco claro fuera de Cataluña, Corpinnat, pero que ahí está.

La DO Cava, en plena ebullición y dispersión, respondió creando los cavas de paraje, pero ello no contribuye, más bien al contrario, a aclarar las cosas. Francia e Italia también tienen varias denominaciones para sus vinos espumosos, pero por claras razones geográficas. En España lo hemos enmarañado todo, como se ha enmarañado en otras denominaciones, de Rioja a Rueda, en las que algunos productores de gran prestigio no quieren estar porque dicen que amparan la mediocridad.

¿Qué hacer, pues? Como siempre en el vino español del siglo XXI: guíense ustedes por las marcas, no por las denominaciones, tantas veces vaciadas de significado.

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