Amanda Figueras: "Es necesario que las mujeres musulmanas recuperen sus derechos en el Islam"
Sentada en una pequeña mesa de la cafetería, la luz que penetra por la ventana ilumina levemente la mitad de la cara de Amanda Figueras. Tras un breve apretón de manos y un cordial saludo, comenzamos una conversación de 40 minutos para hablar de la publicación de su nuevo libro: «Por qué el islam», que se verá interrumpida en varias ocasiones por el sonido de su teléfono móvil -la reclaman del trabajo-. Figueras es una periodista española con más de 10 años de experiencia en el diario El Mundo, feminista y seguidora de una de las religiones con mayores adeptos en el mundo y con mayor proporción de crecimiento, el Islam. Tras una entrevista a la que acudimos sin ningún tema pactado, hubo preguntas -relacionadas con su ámbito personal- que Amanda se negó a contestar.
Sentada en una pequeña mesa de la cafetería, la luz que penetra por la ventana ilumina levemente la mitad de la cara de Amanda Figueras. Tras un breve apretón de manos y un cordial saludo, comenzamos una conversación de 40 minutos para hablar de la publicación de su nuevo libro: «Por qué el Islam», que se verá interrumpida en varias ocasiones por el sonido de su teléfono móvil -la reclaman del trabajo-. Figueras es una periodista española con más de 10 años de experiencia en el diario El Mundo, feminista y seguidora de una de las religiones con mayores adeptos en el mundo y con mayor proporción de crecimiento, el Islam. Tras una entrevista a la que acudimos sin ningún tema pactado, hubo preguntas -relacionadas con su ámbito personal- que Amanda se negó a contestar.
Cuenta en su libro que su primer contacto con la fe islámica fue cuando era pequeña y acudía a casa de su amiga Amina. Un día, caminando por el pasillo vio una puerta entreabierta y a dos personas agachadas -los padres de Amina- cubiertas con «una especie de sábana blanca». Tiempo después, comprendería que estaban rezando y, que seguramente, aquella sábana blanca eran túnicas. No obstante, no sería hasta muchos años después cuando Amanda decidió abrazar fielmente el Islam, no sin antes debatirlo consigo misma durante varios años.
¿Por qué un libro dedicado al Islam?
Hay cosas que no se pueden explicar si uno no las siente, es importante tener más puntos de vista aparte del académico. Yo no digo que los no musulmanes no puedan opinar al respecto, pero creo que es más importante que haya más voces musulmanas hablando y especialmente de mujeres. Ese era un poco el objetivo del libro, dar visibilidad a este tema.
¿Cómo fue tu proceso de hacerte musulmana?
El proceso hasta abrazar el Islam fue largo, estuve mucho tiempo, años, debatiendo conmigo misma si era musulmana, a causa de mis prejuicios y del miedo. Me planteaba la pregunta: ¿Cómo voy a ser yo musulmana?, ¡no puede ser!; y ¡la que me va a caer por ello!. Y la verdad es que esperaba que fuera mucho peor. Tenía mucho miedo y mucha inseguridad respecto a cómo podrían reaccionar las personas de mi alrededor. Yo empecé poco a poco, a intentar ser cada vez más practicante hasta que un día me sentí totalmente cómoda y no tuve miedo a decir que era musulmana.
¿Cuál fue el motivo de abrazar esta religión?
Mi razón para aceptar el Islam no la tengo. No soy capaz de concretarla algo específico ni tampoco en un momento, porque fue un proceso y fueron muchas cosas las que me atrajeron. A mí del Islam me enamoró lo que no se ve, lo espiritual. No la estética, sino lo que nos hace sentir a los musulmanes: los valores, la fraternidad, sentirte parte de una Ummah -comunidad islámica-, ser mejores con los demás y con uno mismo. Esto es algo de lo que no hablamos y por eso escribo este libro. Para que se nos conozca mejor y entender por qué el Islam es la religión que más crece en el mundo.
Una vez que llego a esta religión sí me doy cuenta de que quizá había un vacío dentro de mi que intentaba llenar con otro tipo de cosas, con recompensas más a corto plazo, de las que me di cuenta que al final no me estaban llenando. Y yo seguía haciendo lo que se supone que tenía que hacer, pero dejando muy de lado la parte espiritual. Haber recuperado esa parte espiritual es lo que me hace sentirme más plena. Dándole más importancia a las vivencias, a los sentimientos, a las relaciones, más que a lo material.
¿Fue el 11 de marzo de 2004 un punto de inflexión en tu decisión de hacerte musulmana?
Ese día trágico y doloroso para todos fue el punto el que empecé a investigar más, porque me di cuenta de que no sabía nada. Nunca antes había sentido interés por el mundo musulmán. A partir de esa fecha empecé a leer y estudiar más al respecto. Yo por aquel entonces no vivía en El Pozo, pero me crié allí, por lo que este atentado me tocó mucho.
Por qué el Islam y no otra religión
No lo sé. Yo creo que fue porque Allah me guió hacia ello. Dios guía a quien quiere y no guía a quien no quiere. Si que es cierto que tuve un proceso de acercamiento a diferentes religiones durante una etapa de mi vida, y la verdad es que no llegué a encontrar algo que me satisficiera y que me llenara. A veces me hacía preguntas y no encontraba respuesta.
Es verdad que todas las religiones tenemos valores comunes, pero cuando empecé a estudiar el islam y conocer a musulmanes, me di cuenta de que era la fe que más me llenaba, ya que contestaba a mis preguntas. Me parecía como más sencillo y muy lógico todo lo que iba aprendiendo.
¿Cómo ha cambiado tu vida después de reconocerte como musulmana?
No ha cambiado en nada. Es verdad que no puedo comer cerdo ni beber alcohol, pero de verdad que no hay nada que eche de menos. Siento mi vida más plena. Es verdad, que al principio pasé por una etapa en la que desacostumbrarte a hacer las rutinas que llevabas haciendo muchos años, sí que exige mucho esfuerzo; pero una vez superada esa etapa corta, que además se supera fácil porque uno tiene fe y cree que está haciendo lo mejor para uno mismo, no hay cosas que eche de menos.
En el día a día hay cambios, sobre todo en cuanto al tiempo, en conciliar nuestras prácticas religiosas con las taras diarias, sobre todo con un bebé de 10 meses. Mi vida ha cambiado siendo más consciente de Dios, tratando de ser mejor, y sobre todo siendo consciente de que esta vida no es eterna y se va a acabar y que hay que hacer el bien todo el tiempo que pueda.
Pero esta vía no es un sufrimiento, en el islam somos exhortados a disfrutar la vida, a vivirla plenamente, a disfrutar de todas las cosas que nos da Dios: desde nuestra familia a la naturaleza.
¿Has perdido a gente en ese camino?
No puedo decir que he perdido a gente, pero sí que hay relaciones que se han enfriado.
¿Cómo reacciona tu familia ante tu decisión de ser musulmana?
Yo no tuve una conversación con mi familia sobre ello. La verdad es que no hizo falta. Mi familia veía que yo empezaba a ir más tiempo a la mezquita, ir con musulmanas, a leer más libros sobre el Islam y no me dijeron nada. Un día, de forma natural, salió el tema y aceptaron que yo era musulmana. Alguna conversación ha habido después en torno a mi fe. En muchas de ellas acabé llorando porque sentía mucha presión y muchas preguntas con mucha violencia y de manera inquisitoria, que al final eran hechas partiendo del miedo, no con mala intención. Y otras conversaciones con más calma. Con los años lo han visto de forma más natural.
¿Cómo te recibió la comunidad islámica?
Siempre me he sentido bien tratada.
¿Qué diferencia hay entre el feminismo islámico y el feminismo tradicional?
El feminismo islámico busca volver al Corán y recuperar los derechos que el Islam nos da a las mujeres. Ver también que, como mujeres musulmanas, tenemos una serie de derechos que no se nos respetan dentro de las comunidades musulmanas. Por ejemplo, el tema de los espacios en las mezquitas. Las mujeres tenemos que hacer actos de adoración igual que los hombres y muchas veces se nos relega a lugares más pequeños, más oscuros, sin visibilidad, sin poder hablar con el Imam.
Esta es una de las luchas, pero hay muchas más. En el fondo es quitarle las lecturas patriarcales y machistas que con los años se han ido haciendo en el Islam, y volver un poco al origen. Hay debate en torno a los enfrentamientos entre el feminismo hegemónico y el islámico. Yo creo que tenemos que hacer menos discursos de enfrentamiento y unirnos más. Todas estamos siendo víctimas del mismo patriarcado, debemos recordar quién es nuestro enemigo y luchar todas juntas contra él.
En tu libro defiendes que los textos islámicos (Corán, Sunna…) son paritarios, justos entre hombres y mujeres
El problema es que el machismo es una enfermedad universal. El poder de la interpretación de los textos siempre ha estado, hasta hace muy poco, en manos de los hombres y esos trabajos de traducción e interpretación son subjetivos, y se hacen con la mochila cultural y personal cargada. Hay muchos casos de injusticia y desigualdad brutales. Hay muchas traducciones malas del Corán. Esto es un error y hay que cambiarlo.
¿Deben las mujeres musulmanas luchar para recuperar sus derechos en el Islam?
Creo que las mujeres musulmanas estamos en la lucha, y hay muchas maneras de hacerlo, y no hace falta ir a una manifestación, también se puede hacer siendo una ama de casa. Sí, es necesario que las mujeres musulmanas luchen por recuperar sus derechos, porque el machismo es una enfermedad universal muy arraigada. Tengo esperanza por la cantidad de jóvenes musulmanes y musulmanas que están siendo conscientes de que hay situaciones de desigualdad que no se corresponden con el sentido del Corán ni con el ejemplo del profeta, y creo que los jóvenes musulmanes van a cambiar la situación.
¿Es España un país islamófobo?
Hay islamofobia en España. Lo constata la Plataforma Ciudadana Contra la Islamofobia y los datos están ahí. Hay un creciente número de ataques, sobre todo en redes sociales. Es un fenómeno imparable sobre el que hay que tomar medidas urgentemente. La Administración pública debe reaccionar y despertar ante la islamofobia y aplicar la legislación de manera más exhaustiva. Hay que ponerle freno a la islamofobia en España.
Hay que hacer una ley integral contra los delitos de odio en la que se incluya la islamofobia. El ministerio del Interior debe reconocer la islamofobia como un delito de odio. Un elemento fundamental para luchar contra la islamofobia es la educación, necesitamos conocer a los musulmanes, saber que casi dos millones de ciudadanos de este país son seguidores del Islam.
Además de poner freno a los ataques por cuestiones de fe, ¿Cómo queda el tema de la educación?
Es necesaria la educación religiosa en los colegios. Es necesario educar en los colegios sobre la historia de las religiones. No es que queramos hacer musulmanes a los niños o llevarles a otra religión, sino que entiendan el mundo. Tampoco deberíamos intentar hacerles ateos, sino que ellos vean y elijan. Es necesario que entiendan que en el mundo hay muchas formas de afrontar la vida, y una de ellas es la religiosa, y concretamente el Islam. Para que conozcan nuestros valores y principios, que sepan qué es lo que hacemos los musulmanes y así se podrán enfrentar mejor al mundo y a los musulmanes que vayan conociendo a lo largo de su vida.
¿Has sufrido ataques por tu fe?
Nunca he sufrido ataques físicos, pero sí insultos.
¿Por qué decidiste llevar el hiyab?
Creo que los más importante es que entendamos en torno al velo que tenemos que proteger la libertad de las mujeres tanto si se lo quieren poner, como si no se lo quieren poner. Hablo por la libertad de decidir de la mujer de llevarlo o no. Apoyo la lucha de todas las mujeres que están peleando en contra de leyes que les digan como vestirse –tanto si es para ponérselo como para quitárselo-. La mayoría de las escuelas dicen que sí es obligatorio cubrirse el pelo, pero hay un gran debate en torno a ello y hay algunas voces que no consideran que sea obligatorio.
Lo importante es entender que el Islam pertenece a los musulmanes y es cada una de las mujeres musulmanas la que debe hacer esas lecturas y concluir qué es lo que desea hacer en su corazón. Un velo, si es impuesto, no tiene ningún sentido, además de que debería ser ilegal.