El triste balance del odio en el Orgullo de Madrid
Madrid es una ciudad referente para el colectivo LGTBI en el mundo, de eso no cabe duda. Tanto es así que la capital española albergó durante su semana del Orgullo de 2017 el World Pride, el evento de estas características más importante a escala global. El centro de la ciudad se llena de banderas arcoíris, fiestas y un ambiente envidiable cada año durante la primera semana de julio, para que la celebración estatal no coincida con las celebraciones de otros municipios españoles, que tienen lugar durante la última semana de junio.
Madrid es una ciudad referente para el colectivo LGTBI en el mundo, de eso no cabe duda. Tanto es así que la capital española albergó durante su semana del Orgullo de 2017 el World Pride, el evento de estas características más importante a escala global. El centro de la ciudad se llena de banderas arcoíris, fiestas y un ambiente envidiable cada año durante la primera semana de julio, para que la celebración estatal no coincida con las celebraciones de otros municipios españoles, que tienen lugar durante la última semana de junio.
Pese a ese ambiente envidiable y la sensación de libertad y diversidad que inundan las calles madrileñas durante la semana del Orgullo, el odio sigue campando a sus anchas. La Asociación LGTBI de la Comunidad de Madrid y de las Universidades Complutense y Politécnica, Arcópoli, hizo público hace unos días el balance provisional de incidentes de odio por LGTBIfobia durante la semana del Orgullo 2018. Este colectivo, principal promotor del Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia, cifra en al menos 35 los incidentes de odio, incluidas dos agresiones sexuales a dos hombres.
¿Por qué en la semana en la que la diversidad pinta de color las calles de Madrid el odio aflora?
La ciudad más libre y segura de Europa
Para Rubén López, director del Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia, «Madrid es la ciudad más libre y segura de Europa» para el colectivo LGTBI. En declaraciones a The Objective, este activista, que ha colaborado en la elaboración del balance del odio en la semana del Orgullo en la capital, apunta que son precisamente esa libertad y esa seguridad las que propician que las actitudes de LGTBIfobia se multipliquen. «Por eso hay incidentes de odio, porque nos atrevemos a darnos un beso o darnos la mano, cosa que en otras ciudades de España o de Europa no hacemos», sentencia. Si bien solo cuentan con datos de incidentes de odio hacia el colectivo LGTBI en Madrid desde el año 2016, desde el Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia sí notan que en la semana del Orgullo hay un repunte de agresiones y de LGTBIfobia frente a otras semanas del año. Por un lado, «lo que hay es una especie de ‘pequeña rebelión’ contra el Orgullo. Es decir, pegatinas, pintadas… ese tipo de acciones que antes no había porque el Orgullo antes no tenía tanto eco», nos cuenta López. Por otro, están las agresiones físicas y verbales, y también las sexuales.
Hoy la zona de aparcamiento de la carrozas ha aparecido con esta pintada amenazadora. Ni nos achantamos, ni nos vamos. Hoy inundaremos Madrid de reivindicación de igualdad.¡Nunca dejes de ser tú! ¡Que nadie te diga cómo tienes que ser! pic.twitter.com/WhqFUV7XdB
— ObsMadLGTB (@ObsMadLGTB) 7 de julio de 2018
Esto no sólo ocurre en el centro de la capital, sino que se extiende especialmente a localidades más pequeñas de la Comunidad donde la visibilidad LGTBI es menos común. Es el caso de Rivas, donde apedrearon un coche por tener una bandera arcoíris en la guantera, el de Algete y Torrelodones, donde aparecieron pintadas contra el colectivo LGTBI, el de El Escorial, donde lanzaron huevos contra una bandera arcoíris, o el de Galapagar y Getafe, donde aparecieron pegatinas y pintadas de odio. Dentro de Madrid, en los barrios de la periferia también se dejó notar la LGTBIfobia, como en Vallecas, donde se vandalizó un banco pintado con la bandera arcoíris.
Si veis cualquier tipo de pintada o pegatinas, como esta pintada en un banco arcoíris que han detectado desde @orgullovallekas, no dudéis en mandárnosla para denunciarlo a Fiscalía. Siempre se puede hacer algo: 618547166 pic.twitter.com/CaPx2yPGaY
— ObsMadLGTB (@ObsMadLGTB) 5 de julio de 2018
Este odio, que se expande a lo largo y ancho de la geografía madrileña, es precisamente lo que busca combatir este Observatorio, que cuenta con la colaboración activa de numerosas asociaciones LGTBI de la Comunidad de Madrid y con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, así como de otros cuantos consistorios de municipios madrileños. Su labor cubre diversos aspectos, desde la atención psicológica y médica –acompañan a la víctima de una agresión al hospital si es necesario– al asesoramiento legal, al mero hecho de acompañar a los afectados a poner una denuncia en comisaría.
La denuncia, un escollo a superar
Precisamente la denuncia es uno de los principales escollos que superan las víctimas de la LGTBIfobia. No todos los incidentes de odio registrados por este Observatorio terminan en denuncia, algo que Rubén López explica así: «El colectivo LGTBI sigue teniendo todavía mucho miedo a la Policía Nacional, a las policías municipales y a la Guardia Civil. Es algo que le cuesta muchísimo al colectivo”. A veces, la víctima cree que denunciar no va a “servir para nada, que no van a hacer nada”, nos dice Rubén López. En otras ocasiones, la víctima no quiere «pasar un mal trago», revivir lo sucedido. «Hay gente que está ‘dentro del armario’ y no le apetece acudir a denunciar”, explica López. «Por eso les acompañamos, para que dejen de tener ese miedo, ese pavor», afirma el activista, aclarando que aunque ellos intentan que las víctimas denuncien, su objetivo principal es que superen el incidente y «que se encuentren bien».
Cuidar la relación entre este colectivo, otrora perseguido por las autoridades en España, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es fundamental para la labor de los voluntarios del Observatorio. Ellos trabajan mano a mano con algunos de estos cuerpos para lograr una mayor «sensibilización» por su parte. “Trabajamos con la Policía Nacional, pero sobre todo con las policías municipales –especialmente las de Madrid y Fuenlabrada–. Tenemos firmado un convenio y una conexión diaria con la Policía Municipal de Madrid, ya sea vía WhatsApps, ya sea por vía telefónica, con este cuerpo. En cuanto a la Nacional, nos escribimos. Hay una Policía Nacional específica donde vamos a denunciar los casos de delitos de odio y con la que tenemos una relación muy fluida ya», nos explican desde el Observatorio. Por eso, denunciar un caso de odio a la diversidad sexual o de identidad de género con ellos es siempre una buena opción. Sus lazos con estos cuerpos les permiten agilizar unos procedimientos que pueden verse empañados por la falta de formación de los funcionarios públicos. El Observatorio busca «promover la sensibilización en este aspecto, hay que dar una mejor formación a la policía, todavía hay muchísima policía que no ha recibido ninguna formación y en esto hay que mejorar mucho», dice López.
Pedro Rodríguez, agente de la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid, considera que el dispositivo policial de esta unidad específica fue suficiente durante el Orgullo. En declaraciones a The Objective, el agente confía en que esa desconfianza por parte del colectivo vaya desapareciendo, en parte gracias al establecimiento de este tipo de unidades. “A lo largo de los años se han dado circunstancias que hayan podido derivar en una cierta desconfianza hacia los cuerpos policiales”, reconoce. “Uno de los motivos por los que trabajamos en estas unidades especiales es que esta desconfianza se vaya reduciendo a los mínimos o desaparezca”, asegura Rodríguez. Para que esto ocurra, dice que los pasos a seguir son “dar un trato sensibilizado a la víctima y estar siempre en contacto con las diferentes realidades a través de las asociaciones, reuniéndonos con ellos”.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no son los únicos con lagunas en este sentido, sino que esto se extiende a todo el funionariado. «En la Justicia hay una enorme falta de sensibilización y de formación en los conceptos LGTBI básicos«, denuncia Rubén López. «Habría que ir incluso a las oposiciones de juez e incluir temas sobre esta realidad, al igual que temas sobre violencia machista», propone. Más allá de la policía y la judicatura, «en otros muchos sectores del funcionariado deben conocer la realidad LGTBI porque muchas veces les toca asumirla. Ya sea el funcionario que casa a una pareja en el Ayuntamiento, el funcionario que tramita un papel… Para todo esto se debe dar una formación específica porque queda mucho por aprender por parte del trabajador público”, sentencia.
Agresiones sexuales a hombres homosexuales, una violencia silenciada
De entre todos los incidentes registrados durante la semana del Orgullo, destacan especialmente las violaciones a dos chicos gays, con edades inferiores a los 25 años. Una de ellas se denunció, la otra no, pero lo realmente alarmante es que estas agresiones no han logrado ni la cobertura mediática ni el rechazo de la sociedad de los que gozaron otros casos similares ocurridos en grandes eventos, como el de La Manada en los Sanfermines de Pamplona. La razón detrás de esto podría estar en los prejuicios y los tabúes que todavía envuelven a las agresiones sexuales a hombres. «Las violaciones a hombres son agresiones sexuales muy graves: la víctima se queda en shock durante mucho tiempo y aparte tiene miedo a denunciar porque se junta la homofobia, se junta el machismo…», afirma Rubén López.
El activista cree que los prejuicios no ayudan a la hora de sensibilizar a la sociedad sobre estas agresiones: «Sobre el tema de las agresiones sexuales a hombres se sabe muy poquito y sigue siendo como una especie de tabú. Creemos que la sociedad no se lo toma en serio, sobre todo porque en el mundo de los gays parece prejuiciosamente que el sexo está a la orden del día, parece que la agresión sexual a un hombre es menos creíble que a una mujer. Se junta todo lo malo que tienen las agresiones sexuales a las mujeres y el ambiente machista, acentuado con su derivada que es la homofobia.”
Una mirada al futuro
Madrid tiene que seguir al frente de las reivindicaciones LGTBI, como lo ha hecho en los últimos 40 años. La capital es «la ciudad con más densidad de población LGTBI de España», defiende López. Por ello, el problema del odio debe ser atajado de una vez por todas. Durante todo el año, por supuesto, pero también durante el Orgullo. La ruta a seguir es clara para el activista: «Ya nos hemos puesto en contacto con el Ayuntamiento de Madrid y estamos trazando estrategias para el año que viene tener campañas, puntos seguros y más recursos para combatir estas violencias de la LGTBIfobia que se producen en eventos que organiza el mismo Ayuntamiento».
«El Orgullo acentúa la visibilidad, por lo que hay más agresiones. Porque se nos ve más», sentencia López. Esa visibilidad se ha convertido en el arma más poderosa con la que cuenta un colectivo que, aunque sea minoría, cada vez tiene más apoyos en la mayoría. A pesar de lo que algunos quieran demostrar.