La agónica muerte del Templo de Debod, el tesoro abandonado por Madrid
El monumento, según denuncian varios expertos, sufre un deterioro diario desde hace años por los continuos actos vandálicos, la climatología y la mala ventilación
Es uno de los grandes iconos de Madrid. Cada año recibe más de 180.000 visitantes. Tiene 2.200 años de antigüedad y desde allí se ven los mejores atardeceres de la capital. Y, sin embargo, cada día está más deteriorado: se enfrenta a la lluvia, los cambios de temperatura, las heladas y los continuos actos vandálicos sin protección. Desde hace años, los expertos alzan la voz para proteger el Templo de Debod.
El histórico monumento es un regalo de Egipto a España en 1968 como agradecimiento por la ayuda recibida por salvar los templos de Nubia y por construir la presa de Asuán. El monumento fue oficialmente inaugurado en 1972 por el exalcalde de Madrid Carlos Arias Navarro, quien dijo que «las piedras resistirán cien o mil años».
Ahora esa predicción resulta una teoría «imposible», según explica a The Objective la directora de Amigos de la Egiptología, Susana Alegre, porque el templo ya presenta daños considerables causados por la climatología, los malos sistemas de climatización y los actos vandálicos.
El monumento ha sufrido obras y reformas para remediar los grandes problemas que causan su deterioro, pero este proceso se encuentra »estancado», como apunta Alegre que asegura que para salvar el templo se «requiere una rápida solución».
Debod ha cerrado cuatro veces durante su larga vida en Madrid: en 2016 se prohibió la entrada durante 78 días; en 2017, 254 días, y entre 2018 y 2019 ha llegado a estar cerrado 272 días. Una decisión, estos últimos años, tomada por la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena, en un intento de remediar los problemas que presentaba.
Sin embargo, lo cierto es que los sistemas de climatización siguen en mal funcionamiento, según ha contado a The Objective el conservador del templo del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso Martín Flores, que destaca que el monumento es ‘»objeto de atención por parte del personal técnico del Museo». Además añade: «La Dirección General de Patrimonio Cultural, por su parte, se ocupa de actuaciones constructivas y de restauración».
Por otra parte, el deterioro que presenta el templo no solo se debe a la climatología y sus sistemas de climatización, si no por el uso que se le está dando al museo. Según Susana Alegre, los actos de vandalismo son constantes ya que «la seguridad es nefasta y cualquiera puede entrar ahí». Además, también llama a concienciar a los turistas ya que, asegura, que el monumento no es cuidado y considerado por estos: «Muchos visitantes van allí, miles, por tener unas vistas preciosas, por la puesta de sol idílica, por el exotismo de ver un templo egipcio en un contexto así. Además, hay que pensar que cada segundo que pasa es un segundo más que se suma a la agónica muerte de Debod».
Por otro lado, el conservador del templo del Ayuntamiento se muestra algo más optimista y destaca las mejoras realizadas en los últimos años: «Existen en la actualidad elementos barrera para evitar una excesiva proximidad a los elementos singulares del templo (muros con decoración, piezas expuestas, etc), que en un próximo proyecto de modificación de la museografía del templo se verán, además, notablemente incrementados y mejorados».
La solución, Debod en un museo
Egipto regaló en 1968 en agradecimiento otros tres templos: Dendu a EEUU, Ellesiya a Italia, y Taffa a los Países Bajos. Los tres se encuentran bajo techo, como museo, una solución que según Alegre sería la mejor alternativa para Debod y así mejorar su conservación y mantenimiento: «Me parece una total irresponsabilidad tenerlo así, en plena intemperie, a merced de la nieve, la lluvia, heladas, desaprensivos, sin duda, es el monumento peor parado de todos».
Una propuesta que apoya Martín Flores y que afirma que ha planteado en distintas ocasiones. Sin embargo, asegura haberse encontrado de frente con la oposición de otros colectivos que creen que no se debe alterar el montaje al aire libre tal y como se realizó en 1971-1972. «La construcción de una estructura arquitectónica protegería y facilitaría ejercer sobre él las funciones de conservación, exposición y difusión propios de los museos», hace hincapié.
Cailyn Toothakey es una estudiante de la Universidad de Nueva York (NYU) que se encuentra de visita en España. Le sorprende que «Debod esté tan al descubierto, y tan accesible al público». A lo que añade: »En Nueva York apenas puedes acercarte al Dendu, creo que una distancia razonable entre el turista y el museo, sería lo perfecto».
Según la directora de Amigos de la Egiptología lo importante es «respetar este legado cultural, excepcional y único, promover su preservación y luchar por conseguirlo. Concienciación, claro». En este punto, Antonio Lebrato, uno de los cuerpos de seguridad del museo, nos cuenta que si bien el turista respeta el templo «los problemas vienen en la noche», y es que destaca que aunque ha aumentado el número empleados de seguridad en los últimos años «sigue siendo incontrolable quién entra o deja de entrar».
¿El futuro de Debod?
El propósito de cubrir el Templo de Debod sigue a la espera, según Flores: «El Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid no ha adoptado ninguna decisión respecto a esa solución u otras intermedias como su cobertura parcial mediante cubierta». A esto destaca que no solo esa medida está en mente, ya que «en la actualidad, están en fase de estudio o de preparación trabajos relativos a la evacuación de aguas en el zócalo del templo, mejora de cubierta y proyecto de iluminación general y de seguridad».
Hasta que eso ocurra, Susana Alegre pide respeto y cambiar el punto de vista con el que los turistas se acercan al monumento, porque como resalta: «El Templo de Debod lleva olvidado por todos desde hace década».