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Madrid

Alejada de la trata, invisibilizada y por desesperación: así es la prostitución masculina en España

Una de las diferencias claras entre hombres y mujeres que ejercen la prostitución es que ellos han abandonado la calle y ahora se prostituyen por Internet

Alejada de la trata, invisibilizada y por desesperación: así es la prostitución masculina en España

La prostitución masculina es uno de los grandes temas desconocidos y olvidados por la sociedad. Sin ejemplos, es una realidad invisible no solo en los medios, también en las instituciones. 

Una de los pocos rasgos que comparten los hombres y la mujeres que ejercen la prostitución es que ambos lo hacen por necesidades económicas. A partir de ahí comienzan las diferencias. Aunque la prostitución femenina también es un tabú en la sociedad, lo cierto es que es más fácil reconocer a una mujer que se dedica a ello, conocer algún caso o, por lo menos, leer algún que otro artículo. No es así para los trabajadores del sexo masculinos que son obviados hasta por las propias instituciones. 

A nivel nacional no existe ningún censo sobre prostitución masculina, frente a los muchos que se encargan de recopilar datos sobre mujeres. En 2013, el Ayuntamiento de Madrid implementó por primera vez el Programa Municipal de Atención a la Prostitución Masculina y Transexual. Según la memoria elaborada ese año se atendieron a «3.727 personas diferentes y realizado un total de 10.483 acercamientos-contactos». De las personas atendidas, más de la mitad eran hombres en prostitución (58%), seguido por clientes de prostitución masculina (23%), mujeres transexuales (18%) y clientes de prostitución transexual (1%). 

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Fotograma de ‘Sauvage’, un filme de Camille Vidal-Naquet sobre Léo, un joven que vende su cuerpo por dinero. | Foto: La Voie Lactée, Les Films de la Croisade, CNC

Uno de los principales rasgos que distingue la prostitución masculina de la femenina es que no se registran víctimas de trata. De cinco informes proporcionados por la Policía Nacional sobre víctimas de trata con fines de explotación sexual, en ninguno había datos relativos a hombres afectados. Esta posición la comparte también Iván Zaro, experto en trabajadores del sexo masculino y autor del libro La difícil vida fácil: “La trata existe, pero afortunadamente es residual”.

A nivel nacional y según el Plan Integral de Lucha Contra la Trata de Mujeres relativo a 2014 (son los datos más actuales ofrecidos por la Policía Nacional): “Durante las inspecciones realizadas se detectó a un total de 13.983 personas en riesgo de encontrarse en situación de trata de seres humanos y/o de explotación sexual”. El informe no detecta hombres entre las personas en riesgo a sufrir trata e identifica a la mayoría de ellas como mujeres de nacionalidad rumana en situación regular en España y detectadas en clubes de alterne con plaza.

Con respecto a los hombres, tan solo se ha conseguido un informe sobre el tema y se circunscribe únicamente a la ciudad de Madrid. Fue elaborado por la Dirección General de Igualdad de Oportunidades en 2013 y recoge que en la capital solo hubo “dos casos de trata de hombres en prostitución, uno de ellos español y otro brasileño. Igualmente se ha detectado un caso de trata en una mujer transexual extranjera”.

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Fotograma de ‘My Own Private Idaho’ dirigida por Gus Van Sant, un filme sobre dos jóvenes que se ganan la vida prostituyéndose en Portland.| Foto: New Line Cinema

Iván Zaro, que también es miembro de la ONG Imagina MÁS, pone en duda que los casos que él ha conocido de primera mano y denunciados ante la fiscalía, sean realmente de trata. “Yo he conocido algún caso que ha denunciado y no era víctima de trata, sino que llegó la policía al piso y como era irregular tuvo que denunciar”, aclara. «Lo he hablado incluso con la policía, algunos casos que han llegado a la propia ONG y la policía tenía sospechas de que era una denuncia falsa».

Aunque esta situación sea residual en España, la situación es diferente en otros países: “Yo he tenido el caso de un chico rumano que fue abusado y prostituido en un centro de menores por el propio director del centro, cuando estaba en un proceso de adopción siendo menor. Me consta que en Latinoamérica también hay estos casos”.

Sin embargo, en un reportaje publicado por el periódico ABC en 2017 se afirmaba que “el 30% de la prostitución masculina está sometida por mafias extranjeras”. “¡Eso es falso! Yo como experto lo leí y me escandalicé, porque creo que detrás de eso hay una fuerte corriente ideológica para tratar del mismo modo la prostitución femenina y la masculina”, explica Zaro.  “Es mentira. Además, me hace mucha gracia el no revelar la fuente. Decía: ‘Un experto en prostitución masculina de la policía’… Pero ¿quién? Yo soy experto en trabajadores del sexo masculino y cuando salgo en medios de comunicación sale mi nombre. Es una noticia falsa y me da vergüenza sinceramente”, sentencia. 

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Foto: Blemished Paradise | Flickr

Lo que sí ha aclarado Zaro es que “la gran mayoría de las personas que se prostituyen no están obligadas por una persona ni por una mafia, pero están obligadas por las necesidades económicas». «¿Realmente les gusta lo que hacen? Pues no, pero no son víctimas de trata», aclara Zaro.

Juanjo, un joven que se dedica a la prostitución en España, cuenta su testimonio en La difícil vida fácil y admite que no conoce a “ninguna víctima de trata”. Aunque aclara que tampoco sabe “si sería fácil de identificar: como no estamos en ningún sitio, somos invisibles”.

Esta invisibilidad de la que habla Juanjo es una queja común. Algo que paradójicamente puede parecer positivo —¿si no te ven cómo te van a juzgar?—, se vuelve contraproducente. 

“Si no hay ejemplos, la sociedad no se plantea si es verdad o es mentira lo que cree sobre un grupo social”, explica este experto. “Esta zona de confort al final perpetúa un estigma y la criminalización. Hay que dar voz a otras personas y a otras realidades aunque a ti no te venga bien”. 

Es muy cobarde el no regular o no prohibir la prostitución, dejarla como alegal y no hablar de ella, porque no hablar de ella supone no hablar de las necesidades de la gente. Yo estoy viendo a mujeres transexuales de 60 años que se han prostituido toda la vida y no tienen dónde comer, no han cotizado. ¿Ahora qué hacemos con ellas? ¿Qué hacemos si no tienen familia, si no pueden trabajar?».

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Foto: STUART ISETT | AP

Los trabajadores del sexo masculinos han abandonado la calle

Otra de las diferencias claras entre hombres y mujeres que ejercen la prostitución es que ellos han abandonado la calle. “Al igual que pasó en Barcelona está pasando en Madrid. No solo porque es la prostitución más pobre, sino además porque los clientes que la consumían eran personas muy mayores que están empezando a morir”, ha explicado Iván Zaro. 

Los hombres ahora se prostituyen en Internet. Desde 2006 existe una web específica para hombres que ofrecen servicios sexuales a otros hombres: Telechapero. Se trata de la red más importante de España con “más de 3.000 hombres repartidos por todo el territorio español”, según datos ofrecidos en La difícil vida fácil. Para ofrecer datos más actuales, The Objective ha contactado con la web, pero no ha recibido respuesta. 

El Ayuntamiento de Madrid, según el informe previamente mencionado, tuvo en 2013 contacto con 1.137 hombres que ejercían la prostitución a través de la red. Sin embargo, el mayor número de acercamientos se produjeron en las saunas (1.956), seguidas por la calle (1.199) y los locales (1.100), y muy alejado de estas cifras son los acercamientos en los pisos privados (338), pues «son los espacios más inaccesibles dentro de los diferentes escenarios donde interviene la Unidad Móvil» del Ayuntamiento. 

Estos datos son insuficientes para que la sociedad se haga una idea completa de lo que supone ser un hombre que se dedica a la prostitución en España. Así lo asegura el experto Iván Zaro, que cree que si se diese a conocer más esta profesión en la sociedad “se empezarían a reivindicar ciertos derechos”. Derechos que no tienen que ver exclusivamente con la legalización de la prostitución: “Si hubiera más unión en la prostitución masculina, se pondrían sobre la mesa las vulnerabilidades y las necesidades, como el acceso sanitario por parte de los trabajadores, y se llamaría a los gobiernos a tomar cartas en el asunto”.

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