Mujeres al mando de los fogones, el motor de esta edición de Tapapiés

Desde hace una semana, y hasta este domingo, 27 de octubre, Lavapiés acoge su cita anual con la gastronomía. Tapapiés es un festival en el que 108 bares del barrio y 30 locales de los Mercados de San Fernando y Antón Martín se presentan ante el público con una tapa creada especialmente para la ocasión. 

Detrás de estos diez días, que llenan el barrio de vida y dinamismo, están aquellos que lo hacen posible: los hosteleros y hosteleras. Este año, Tapapiés pone el foco sobre las mujeres y The Objective ha querido dar a conocer a algunas de las protagonistas más en profundidad. Sandra, Alicia, Viki y Lucía tienen algo en común: todas decidieron dar un giro a su vida, y ese viraje les llevó a emprender en el mundo de la hostelería. 

Tributo al buen comer mexicano en el Mercado de San Fernando

Sandra Hernández regenta La Tentación, una pequeña taquería en el Mercado de San Fernando, un rincón que consigue concentrar la esencia de un país. El olor, que inunda la estancia según se pone un pie dentro, la decoración colorida y con guiños a la celebración del Día de los Muertos, el sabor a comida de verdad, mezcla de mil esencias distintas. 

Nació en Tehuacán Puebla, en México, y hace 22 años se mudó a Madrid, enamorada de la forma de vida de la ciudad. Hace tres años trabajaba por cuenta ajena en una empresa, hasta que un día vio peligrar su situación laboral. “Estaban despidiendo a gente y me daba mucho miedo, porque como mujer inmigrante y con más de 40 años es muy complicado que te den oportunidades. Yo sabía que eso tenía caducidad, y me daba mucho miedo pensar qué iba a hacer”.  

En esa tesitura, vio algo que interpretó como una señal: un cartel de “se traspasa” en un pequeño local del Mercado de San Fernando. “Yo quería montar algo pero no sabía muy bien el qué; me vi montando ahí algo de comida, algo cercano en un sitio pequeñito. De repente lo vi y pensé: con esto puedo”. Al narrar el giro que dio a la vida que llevaba, sus gestos y palabras destilan energía y firmeza.

A ella siempre le había gustado mucho cocinar para sus amigos, quienes insistían en que abriese un restaurante. Al final, cuando llegó el momento, fueron ellos quienes le dieron el empujón que necesitaba para hacer su idea realidad. “Fue una aventura muy bonita pero nada fácil. El banco no me concedía un préstamo. Conseguí el dinero para hacer la reforma a través de mis amigos. Fue muy emocionante. La gente te ayuda, cree en ti, y arrancas. Y así fue como monté la taquería”, nos cuenta. 

La morcilla con más glamour

Durante 12 años, Alicia fue topógrafa. Hace 10, decidió abrir una taberna: Como vaca sin cencerro. Le gustaba el ambiente de Lavapiés, y lo escogió como escenario para su nuevo proyecto. “ Entonces era un barrio desconocido. Muy céntrico, muy alternativo y con muchísimas posibilidades. La acogida aquí fue muy buena, y eso hizo que el inicio fuese duro, pero muy divertido», nos explica. 

Este año presenta en Tapapiés a Glamurcilla, un bombón de morcilla que no tiene nada que envidiarle al clásico Ferrero Rocher. “Queríamos presentar no solo la tapa en sí, sino darle un valor añadido, una historia alrededor de la tapa. Todo el proceso de la creación de la tapa lo han protagonizado mujeres. Glamurcilla nació después de muchos momentos de exaltación y risas con amigos, de brainstroming”, explica Alicia. 

Con respecto al enfoque de esta edición de Tapapiés, Alicia opina que es acertada porque, en nuestro país, la base de la gastronomía es de mujeres. Se refiere a nuestras madres y abuelas, a «todas esas mujeres que han estado trabajando en la cocina de manera absolutamente silenciosa, y que no han tenido la oportunidad de visibilidad que sí han tenido los hombres”.

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Esencia extremeña y canaria en un bar de los de siempre

Viki Sánchez-Ramos debuta este año en el mundo de la hostelería. Extremeña, se juntó con un canario para abrir Rebel Rebel, un bar de los de siempre. “Queríamos montar el tipo de bar donde nos gusta estar. Un sitio en el que estás a gusto, en el que te sientes como en casa. Llevamos cinco meses abiertos y ya tenemos parroquia. Estamos consiguiendo ese objetivo en menos tiempo del que pensábamos”, nos cuenta, animada. 

Han apostado por la comida casera. Cada uno ha cogido lo mejor de su tierra y lo ha incorporado a la carta. Así, las papas arrugás con mojo comparten mesa con pinchitos romeros extremeños, o con una tortilla de camarones. La buena música también juega un papel muy importante en Rebel Rebel, aporta un giro al concepto de local tradicional. Viki e Iván, su socio, son amantes de “lo que viene para quedarse”. Lo de antes y lo de ahora, pero que no sean modas pasajeras. Esa es la apuesta en torno a la que gira el bar. 

Además de emprendedora, Viki es madre, y lidiar con ello es, para ella, una de las partes más difíciles de tener un cargo de responsabilidad en hostelería.  “El hecho de ser mujer no me ha supuesto ni un impedimento ni una lanzadera a la hora de entrar en el mundo de la hostelería. Pero la conciliación todavía es poca”.

El Tarantín de Lucía: ostras y bocados del mar

Lucía Mora es venezolana y vive en España desde 2001. Es ingeniera informática y su trayectoria profesional empezó en empresas privadas de IT (Tecnologías de la Información), pasó por el departamento informático de varias ONG que trabajaban con expatriados y, por circunstancias de la vida, acabó en El Tarantín de Lucía. 

A mediados de 2015, Lucía se vio obligada a reconducir su vida. Fue entonces cuando decidió dedicarse a su otra pasión: la gastronomía. Encontró un local en el Mercado de Antón Martín y abrió el Tarantín de Lucía. Un fallo en una operación la dejó sorda del oído izquierdo. “Eso replanteó los planes que yo tenía para este negocio”.

Lucía nos cuenta que, a pesar de ello, se siente muy a gusto con lo que hace. Aspira a seguir creciendo y aprendiendo, se presenta a todos los concursos gastronómicos y pertenece a la Asociación de Mujeres en la Gastronomía de España. “Yo creo que, para todas las mujeres, no es fácil emprender en solitario. Hay que dedicarle muchas horas, aprender muchas cosas”. “En estos cuatro años yo he madurado muchísimo”. “Yo soy del mundo del mar, y es un mundo dominado por hombres. Hay mujeres, pero están en conserveras”, nos explica.

El reto de Presidenta de la Asociación, María José San Román, chef con una estrella Michelín, es dar visibilidad a las mujeres en los fogones. Lucía comparte este objetivo, y opina que Tapapiés es «un empujón para que las mujeres salgamos a la palestra». «Al fin y al cabo», añade, «los grandes chefs lo son porque sus madres les han enseñado».

María Esteban, organizadora de Tapapiés, nos cuenta que las mujeres ocupan un 51% de los puestos de hostelería en España y, en particular, un 40% de los cargos de responsabilidad en este sector. Por eso se escogió este enfoque, para darles visibilidad. Además, tanto María como Sandra, Viki, Alicia y Lucía opinan que eventos como este contribuyen a limpiar la imagen del barrio, manchada en los últimos años por su asociación con conflictos e inseguridad. “Yo creo que es bueno que venga gente de fuera para que vea que, aunque ha sido un barrio que ha tenido épocas un poco sucias, ahora mismo es un barrio con una vida brutal”, apunta la organizadora. Gastronomía como motor social, eso es Tapapiés.