La mayoría ve bien reducir el consumo de carne (pese a la polémica)
Cuando se preguntó a residentes en España si estaban reduciendo su ingesta de carne para combatir el cambio climático, el 61% respondió «sí»
Los problemas del consumo excesivo de carne para la salud y el medio ambiente están claramente identificados por la comunidad científica. La semana pasada, el ministro español de Consumo, Alberto Garzón, lanzó una campaña explicando estos problemas y pidiendo una reducción, no una eliminación, del consumo de carne.
El Ministro se encontró con una fuerte resistencia y declaraciones polémicas (por ejemplo, #chuletonalpunto) en la esfera política y mediática. Esta controversia esconde el hecho importante de que la mayoría de personas ya está a favor de la idea básica expresada por la campaña.
Mayorías en España (y otros países)
Consideramos una gran encuesta de 2020 que examina las actitudes y comportamientos ambientales entre 30.000 ciudadanos de la UE-27, China, el Reino Unido y Estados Unidos. Las muestras de cada país fueron representativas de la población general en función de cuotas como edad, sexo o ubicación.
Cuando se preguntó a residentes en España si estaban reduciendo su ingesta de carne para combatir el cambio climático[contexto id=»381816″], el 61% respondió «sí» (ver gráfico 1). Esta cifra se situó ligeramente por debajo de la media de la UE-27 del 66%.
Además, cuando se pregunta a las personas si están reduciendo la ingesta de carne, o «tienen la intención de hacerlo», el número de respuestas afirmativas sube al 76% en España. Esta es una prueba de la disposición generalmente alta a cambiar los hábitos alimenticios.
El género o la ideología no marcan grandes diferencias
Uno de los hallazgos más interesantes y relevantes de la encuesta es que existen mayorías incluso cuando se consideran diferentes características de las personas encuestadas. Por ejemplo, aunque reducir la carne se asocia con una amenaza para la masculinidad, el 57% de los hombres dice haber reducido su consumo de carne, en comparación con el 66% de las mujeres. Hay mayorías en todas las comunidades autónomas de España, que van desde el 55% en Madrid al 70% en Asturias e Islas Baleares.
Probablemente la mayor parte de la resistencia a la campaña provino de políticos de partidos de derecha. Sin embargo, incluso el 59% de las personas que se identifican a sí mismas como «de extrema derecha» dicen haber reducido la ingesta de carne por razones climáticas, en comparación con el 72% de las personas «centristas» y el 80% de las personas de «extrema izquierda».
Todas estas cifras de la encuesta presentada no son extremadamente excepcionales: por ejemplo, otra encuesta en la UE de 2020 encuentra que menos del 30% no redujo el consumo de carne roja, ni tenía la intención de hacerlo por razones ambientales, mientras que la mayoría de personas españolas tiene intenciones o comportamientos más positivos.
Otras razones y apoyo de políticas
Cabe señalar que estas preguntas de la encuesta piden razones ambientales para reducir la carne. Pero como también se dijo antes, existen otras razones para reducir el consumo de carne. Por ejemplo, el 62% de la ciudadanía española es consciente de problemas de seguridad alimentaria relacionada con la carne, concretamente, los residuos de antibióticos, hormonas o esteroides en ella. Esta podría ser una de las otras razones por las que las personas están dispuestas a reducir el consumo de carne.
La investigación también muestra que proporcionar información sobre la salud, el medio ambiente o de otro tipo puede reducir aún más el consumo de carne.
Al igual que con otros dominios de la sostenibilidad, la responsabilidad de realizar cambios de comportamiento no debe recaer solo en los consumidores individuales. Se necesitan políticas públicas, que requieren el apoyo de la ciudadanía. Si bien es posible que las personas no estén tan entusiasmadas con el cambio de las políticas como con los cambios individuales, los datos aún indican, por ejemplo, que hay más personas en España que están de acuerdo que en desacuerdo en que «las regulaciones deberían obligar a los agricultores y productores de alimentos a cumplir con estándares de sostenibilidad más estrictos».
Entonces, ¿por qué la controversia pública?
No hay una respuesta única al por qué hay tanta controversia. Por un lado, están los fuertes grupos de presión en la industria alimentaria que pueden influir. Por otro lado, los medios de comunicación podrían proporcionar más contexto sobre los problemas del consumo excesivo de carne. Por ejemplo, un estudio muestra que solo el 1,5% de todos los artículos relacionados con el cambio climático en varios periódicos españoles durante un período de 7 años se refieren al tema de la carne.
La polarización política en España puede ser otro factor determinante. Las reacciones a la campaña resuenan con los hallazgos de un estudio experimental de EE. UU. Cuando a los votantes republicanos y demócratas se les presentó una política climática, la apoyaron más cuando se les dijo que la política era promovida por políticos de su propio partido. Los votantes de ambos partidos vieron la misma política de manera más negativa cuando se les dijo que la iniciativa era promovida por el partido contrario. Este efecto de «partido sobre política» también puede estar funcionando en España. Quizás el vídeo de la campaña hubiera generado menos controversia si el ministro no hubiera aparecido.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.