Las historias de las víctimas de la matanza de Parkland
El joven Nikolas Cruz entró con un fusil semiautomático en su viejo instituto de Parkland, el Marjory Stoneman Douglas High School, y abrió fuego sobre decenas de personas que pudieron ser sus compañeros. Cruz asesinó a 17 personas y otras 14 tuvieron que ser hospitalizadas. El asaltante se deshizo del rifle antes de salir del centro entre la marabunta y el ruido, y fue detenido horas después en un pueblo cercano. El último tiroteo en una escuela norteamericana introdujo de nuevo el debate de la venta de armas en Estados Unidos, que en estados como Florida no tiene grandes restricciones, y empujó a numerosos activistas a reivindicar un cambio legislativo que dé la vuelta a la situación.
El joven Nikolas Cruz entró con un fusil semiautomático en su viejo instituto de Parkland, el Marjory Stoneman Douglas High School, y abrió fuego sobre decenas de personas que pudieron ser sus compañeros. Cruz asesinó a 17 personas y otras 14 tuvieron que ser hospitalizadas. El asaltante se deshizo del rifle antes de salir del centro entre la marabunta y el ruido, y fue detenido horas después en un pueblo cercano. El último tiroteo en una escuela norteamericana introdujo de nuevo el debate de la venta de armas en Estados Unidos, que en estados como Florida no tiene grandes restricciones, y empujó a numerosos activistas a reivindicar un cambio legislativo que dé la vuelta a la situación.
Ahora, la cadena CNN revela las imágenes de las víctimas del atentado, cuenta sus historias, comparte la angustia de sus padres y hermanos. Hay situaciones heroicas y tragedias inimaginables, particularmente sensibles tratándose de adolescentes, chicos y chicas entre los 15 y 17 años, y profesores y alumnos que arriesgaron su vida por salvar al resto.
Es el caso de Scott Beigel, el profesor de Geografía de 35 años que se enfrentó al joven armado. La estudiante Kelsey Friend dijo que si está viva es gracias a él, que fue a toda prisa y corriendo apremiando a los alumnos para que se recluyeran en una de las aulas. Pocos después le alcanzó Cruz. El entrenador asistente del equipo de fútbol americano Aaron Feis también acudió hasta el lugar de los tiroteos en cuanto los escuchó a lo lejos. Murió cubriendo a los alumnos ante los disparos en ráfaga del rifle de Cruz.
Allí perdieron la vida Alyssa Alhadegg, de 14 años, de quien cuenta su madre que era aficionada al fútbol, hermosa, inteligente, talentosa, exitosa e increíble, o Martín Duque, de la misma edad, de quien su hermano cuenta que “era un niño divertido, extrovertido y a veces muy tranquilo, dulce y preocupado y amado por su familia”.
Resultan igualmente dolorosas las muerte de adolescentes como Jaime Guttenberg, de 14 años. Su padre, en una vigilia en recuerdo de las víctimas, dijo de ella que era una chica especial y se preguntó con lamento que no sabía qué sería de él de aquí en adelante. La familia de Nicholas Dworet, otra víctima de 17 años, sufre una situación parecida. Nicholas sabía que en unos meses se incorporaría al equipo de natación de la Universidad de Indianápolis, con la llegada de otoño, y tras conocerse su muerte, el rector de la universidad pidió oraciones por él y por cada una de las víctimas de una matanza que difícilmente podrá olvidarse.
Chris Hixon tenía 49 años, era profesor de Educación Física y los alumnos le recuerdan con cariño. Cuentan de él que era amable, que a veces cuando un chico se quedaba sin dinero para el almuerzo, él se lo prestaba. Hixon combatió en Irak y era padre de familia. Es uno de los tres adultos asesinados en Parkland. La lista es descorazonadora.
Alyssa Alhadeff tenía 14 años y era una apasionada del fútbol. Su madre todavía recuerda las últimas palabras que le concedió: le dijo ‘Te quiero’ antes de que bajara del coche y entrara en el instituto. Peter Wang tenía 15 años y un carácter solidario. Era cadete del Ejército y el asaltante le alcanzó manteniendo una puerta abierta y alentando a sus compañeros para que se refugiaran en una de las aulas.
Carmen Schentrup tenía 16 años y era un alumna ejemplar, con un expediente académico repleto de matrículas de honor. Su familia cuenta que también una gran lectora. Alex Schachter tenía 14 años y era un gran amante de la música. Su especialidad eran el trombón y tocaba en la banda del instituto. Helena Ramsay tenía 17 años y le faltaban unos meses para comenzar la universidad.
Meadow Pollack tenía 18 años y, como Helena, estaba a punto de entrar en la universidad. Ese camino todavía le quedaba lejos a Alaina Petty, de 14 años, que destacaba por su solidaridad. Tanto que sirvió como voluntaria tras el paso del huracán Irma por Florida. Gina Montalto tenía 14 años y siempre llevaba consigo un cuaderno: lo tenía repleto de dibujos y soñaba con ser diseñadora.
Joaquin Oliver tenía 17 años y era un gran aficionado al deporte, especialmente al fútbol y el baloncesto. Sus amigos le llamaban ‘Guac’ y compartía con ellos el gusto por el hip-hop y el graffiti. Aunque nació en Venezuela, desde los 3 años vivió en Estados Unidos.