Estas son las cuatro mujeres que han ganado el Premio Inventor Europeo del año
Estas son las seis candidatas al premio Inventor Europeo del año 2018 y que pueden convertirse en un nuevo referente para futuras inventoras.
La cirugía láser para curar las cataratas, el telescopio submarino, el sujetador, el limpiaparabrisas, el satélite a propulsión, el bote salvavidas, el tratamiento contra la malaria, el lavavajillas, la jeringuilla moderna, la escalera de incendios, el Monopoly. Son solo algunos de los inventos que llevan detrás el nombre de una mujer. Pioneras que creyeron y crearon para destacar en un mundo, el de la invención y el descubrimiento, dominado por hombres.
Este jueves se celebra en París la ceremonia de entrega del Premio Inventor Europeo del Año 2018, que organiza la Oficina Europea de Patentes (EPO, por sus siglas en inglés). La presencia de mujeres en estos premios siempre ha sido ínfima: en 11 años solo cinco mujeres se habían llevado un galardón —55 hombres— y en los últimos cinco, solo 11 han conseguido ser finalistas —mientras 66 hombres—. Al ser preguntado por The Objective, el presidente de la EPO, Benoît Battistelli argumentó que la selección de los finalistas se realiza sin tener en cuenta el género del solicitantes, de forma casi anónima basándose en el número de patente, pero reconoció la importancia social de que éstas reciban el galardón. «Este año va a ser diferente», prometió en marzo.
Y desde luego que lo ha sido. Solo en esta edición, la EPO ha duplicado la presencia de mujeres en su historia. Cuatro investigadoras se han subido al escenario del teatro de Alejandro Dumas en París a recoger su galardón como inventora europea del año. Lo han hecho en las categorías de Industria, Pequeña y mediana empresa, Países fuera de la EPO y Logros a toda una vida. Cuatro mujeres que se han convertido ya en una inspiración para otras niñas como dijo la física Ursula Keller: «Espero que muchísimas niñas estén viendo estos premios porque, aunque la sociedad os empuje fuera de la ciencia, de verdad que os necesitamos”.
Porque aunque ahora el número de inventoras es el más alto de la historia, un 31% de las 224.000 solicitudes de patentes en 2017 procedieron de mujeres; hace solo una década, esta cifra era del 23%, según la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). Por otro lado, en una muestra de 9.000 europeos con patentes importantes, recopilada en 2017 por la Universidad de Stanford, solo aparecían un 2,8% de inventoras. Otro trabajo de 2016 evidenciaba que las inventoras de 23 países cobraban un 14% menos que sus colegas con el mismo nivel de productividad de patentes de alta calidad.
Además, una investigación de la Universidad de Yale de 2017, que recopiló 2,8 millones de solicitudes de patentes presentadas en Estados Unidos, ilustró que las patentes con nombre de mujer salen peor paradas: tienen un 21% menos de probabilidades de ser concedidas, un 4,3% menos de ser renovadas y reciben un 28% menos de citaciones. O las patentes firmadas por mujeres tienden a ser de peor calidad o se trata de otro mecanismo de discriminación.
El estudio Who Becomes an Inventor in America? The Importance of Exposure to Innovation concluyó, después de analizar el perfil sociodemográfico de 1,2 millones de inventores en EEUU, que esta desigualdad de género empieza desde la infancia. «Si las niñas estuvieran tan expuestas a inventoras como los niños a inventores, la brecha de género en la innovación se reduciría a la mitad», calcularon.
De ahí, de nuevo, la importancia de los role model, de esas figuras de mujeres inventoras que demuestran e inspiran a otras, niñas y mayores, para que ellas también pueden hacerlo.
Esther Sans Takeuchi, Estados Unidos
Esther Sans Takeuchi es química, historiadora y una de las personas que más sabe sobre almacenamiento de energía en el mundo. Es también la inventora estadounidense más exitosa: tiene 150 patentes a su nombre, es miembro de Academia Nacional de Ingeniería de EEUU y en 2010 fue galardonada con la prestigiosa Medalla Nacional de Tecnología e Innovación en 2010 por el presidente Obama.
La victoria de Takeuchi en el Premio Inventor Europeo 2018 es la de los millones de pacientes cardíacos que se han beneficiado de sus desfibriladores cardíacos implantables (ICD). Estos pequeños dispositivos, colocados quirúrgicamente justo debajo de la piel y conectados al corazón, detectan ritmos cardíacos irregulares y aplican el impulso eléctrico correcto para que el corazón vuelva a su funcionamiento normal.
Antes de la invención de Takeuchi, los ICD eran dispositivos tan grandes que tenían que colocarse en la región abdominal del paciente y tenían una duración de la batería de 12 a 18 meses como máximo. Hoy, se colocan debajo de la clavícula en el mismo lugar que los marcapasos y su batería dura hasta cinco años.
Han pasado ya más de tres décadas desde que Takeuchi implantó por primera vez uno de sus ICD en un paciente. Seguramente entonces no podría imaginar que hoy en día más de 10.000 personas cada mes solo en Estados Unidos reciben uno.
Jane ní Dhulchaointigh, Irlanda
En el 2010, la revista Time publicó su artículo anual con los 50 mejores inventos del año. En esta edición se coló en el puesto 22 de la lista algo llamado Sugru. El iPad quedó el número 34. Jane ní Dhulchaointigh es la madre de ese pegamento moldeable por el que hoy ha ganado el premio Inventor Europeo 2018.
Rebobinemos. Jane creció en una granja de la localidad irlandesa de Kilkenny. Allí se dio cuenta de lo difícil que era arreglar, personalizar o reemplazar artículos que necesitaba todos los días. Años después, y ya con la carrera de Arquitectura, la investigadora comenzó a jugar con la idea de crear algo que podría usarse para «arreglar, mejorar y reimaginar lo que ya tengo”. Después de experimentar con muchísimo materiales, recurrió a la idea de un pegamento que se moldeara al gusto del usuario, se adhiera a la mayoría de los materiales, aguantara una variación de 200 grados y se quitara fácilmente con una cuchilla. Y así nació el primer pegamento moldeable del mundo.
Cada día, Dhulchaointigh y su equipo reciben miles de correos con las historias de usuarios dándoles las gracias por lo que Sugru les ha permitido hacer. Se ha utilizado en más de 175 países para arreglar más de 15 millones de cosas y los ejemplos son incontables: desde unos niños en edad escolar que enviaron una cámara al espacio utilizando Sugru hasta un explorador del Polo Norte que personalizó sus bastones de esquí. “Creo que tenía muy clara la idea de lo que Sugru podía significar. No fue la típica idea de producto que piensas ‘bueno, igual a alguien le gusta’. Realmente creía que tenía el potencial de cambiar el mundo”.
Ursula Keller, Suiza
Que Ursula Keller haya ganado el premio a Inventor Europeo del año es la recompensa a una carrera impresionante. Esta física ha revolucionado completamente el uso de la tecnología láser, al desarrollar en los años 1990 el método para fabricar láser de pulsaciones ultra cortas y rápidas, conocido como SESAM, un descubrimiento que ha permitido mejorar desde intervenciones quirúrgicas a procesos industriales.
Era 1989, Ursula Keller tenía 30 años y estaba trabajando en Estados Unidos, en el prestigioso centro de investigación AT&T Bell (el actual Nokia Bell Labos). Fascinada por la tecnología láser, trataba de resolver un problema del que ya se habían hartado numerosos ingenieros antes que ella. El láser funciona basándose en dos espejos en los que la luz se refleja y rebota hasta que acumula suficiente energía y pasa como un rayo continuo. Basado en el calor, este método era muy útil para algunas tareas pero terminaba por modificar y deteriorar otros materiales. Así que ella decidió sustituir uno de esos espejos por un semiconductor que permitía conseguir del láser una luz más intensa y precisa que no estaba basada en el calor.
Actualmente, este nuevo láser permite en la cirugía ocular hacer diminutas incisiones sin riesgo de dañar el tejido circundante o cortar tejido canceroso sin arrastrar células sanas. Además, ha abierto nuevos caminos para numerosas aplicaciones de materiales, especialmente en la industria electrónica y del automóvil.
Así, sus descubrimientos se convirtieron rápidamente en una sensación en el mundo científico y en 1993 la Escuela Politécnica Federal de Zurich (ETH) la nombró profesora titular de física. Con solamente 33 años, Ursula Keller se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto científico en la ETH, un cargo para el que «subestimó lo que suponía entrar en un ambiente en el que solo había hombres», según dijo años después.
Así que ahora es ella quien trata de hacerles el camino más fácil a las científicas jóvenes. Ha creado y preside el Forum de Mujeres profesoras de la ETH en el que trata de conseguir un profesorado compuesto por al menos el 30% de mujeres. En una entrevista con la revista francesa Le Temps concluyó: «Necesitamos ser solidarias y trabajar activamente en esta dirección, no podemos dejar la física o cualquier otra disciplina científica en manos exclusivamente de los hombres. Tenemos que poder, juntos y a partes iguales, enfrentar nuestro futuro».
Agnès Poulbot, Francia
Uno de los pasatiempos favoritos de la matemática francesa Agnès Poulbot es resolver acertijos lógicos con su familia. Porque la científica ha compaginado la atención a sus cinco hijos con la creación de un neumático que se regenera solo, con el desarrollo de un algoritmo de reconstrucción de imágenes médicas, con su doctorado en matemáticas aplicadas y con su investigación avanzada en el diseño de de neumáticos para camiones y autobuses para el mercado europeo. Sencillo.
Ahora Poulbot ha ganado el premio a Inventor Europeo 2018 en la categoría de Industria junto a Jacques Barraud, ambos investigadores de Michelin, por crear una nueva generación de neumáticos que es capaz de regenerarse automáticamente a medida que se desgasta.
Los neumáticos están entre los héroes anónimos de la tecnología automotriz: ayudan a absorber los golpes en la carretera y garantizan una tracción segura. En 2013, Poulbot y Barraud patentaron este diseño, que obtuvieron por impresión 3D, que permite aumentar la eficiencia del combustible y prolongar la vida útil del neumático hasta en un 20%. Además, ayuda a hacer frente a uno de los mayores problemas de las ciudades actuales: luchar contra la contaminación de los coches. Por cada vida útil de este neumático se ahorran más de 3.700 kilos de emisiones de CO2 frente a otro convencional.
Finalistas al premio
Además había otras dos mujeres candidatas a este galardón que no ganaron, pero quedaron finalistas:
Eileen Ingham, Reino Unido
Mientras a su marido y pareja profesional lo nombraban Comandante de la Orden del Imperio Británico, Eileen Ingham era reconocida por Suffrage Science por defender el papel de las mujeres en la ciencia. Esta profesora de Inmunología Médica de la Universidad de Leeds tiene muchos premios por sus logros y 10 patentes a su nombre. Una de ellas es por la que fue nominada junto a John Fisher al premio Inventor Europeo del Año. Se trata de un proceso de descelularización para la medicina regenerativa que evita que el sistema inmunitario del receptor de un transplante rechace el tejido del donante. Un descubrimiento que puede marcar la diferencia en el sistema de transplantes.
Normalmente, el cuerpo humano rechaza los objetos extraños, incluso aunque se trate de insertos restauradores como implantes médicos. El titanio ha demostrado ser un material biológicamente tolerable para implantes dentales y prótesis, ya que no causa una respuesta del sistema inmune, pero la sustitución de tejidos blandos como la piel o los tendones sigue siendo un desafío. Sin embargo, Eileen y su marido han encontrado una posible solución para integrar naturalmente el tejido del implante en el cuerpo del receptor.
Han estado más de una década desarrollándolo, pero finalmente han conseguido una especie de «andamio biológico«, del que se ha eliminado todo el ADN y el material celular anterior y en el que se puede cultivar tejido nuevo con exactamente las mismas propiedades que el tejido que reparará o reemplazará.
El mayor impacto hasta ahora lo han tenido en el tratamiento de las úlceras diabéticas y su compañía ya ha desarrollado tendones de reemplazo, hechos de donantes porcinos o humanos, que se usan para tratamientos ortopédicos regenerativos, pero esto es solo el principio. Las posibilidades para la creación de Ingham y Fisher son innumerables.
Joanna Kowalska, Polonia
El descubrimiento que Joanna Kowalska, Jacek Jemielity y Edward Darżynkiewicz han realizado para estabilizar el ARN mensajero (mRNA) abre la puerta a un camino de nuevas terapias contra el cáncer y contra enfermedades genéticas hereditarias. El mRNA es una molécula que transmite la información que está guardada en el ADN, que es como el libro de instrucciones de nuestro organismo, para que las células puedan producir las proteínas que nos hacen funcionar.
Así, este equipo de la Universidad de Varsovia (Polonia) ha inventado las llamadas beta-S-ARCA and beta-B-ARCA, unos componentes que ayudarían a estabilizar y mejorar el sistema de entrega de las terapias que usan los canales de comunicación genéticos de nuestro cuerpo. Es decir, estabilizar el mRNA no es un tratamiento en sí mismo, pero sí es una mejora: cuánto más estable sea este mensajero, mayor será su efectividad (hasta cinco veces).
El potencial terapéutico de este ARN mensajero abre la posibilidad de «programar» el sistema inmune del cuerpo para que produzca determinadas proteínas que ayuden a luchar contra enfermedades específicas sin alterar el ADN del paciente. Esta es una de las tres patentes europeas que ha presentado Joanna Kowalska, quien además es autora de más de 50 trabajos científicos.