Estos son los niños que estuvieron atrapados en la cueva de Tailandia
El 23 de junio, 12 niños y su entrenador de fútbol quedaron atrapados en una cueva en el norte de Tailandia. Su rescate, que finalmente fue finalizado más de dos semanas después de su desaparición, ha mantenido en tensión al mundo entero.
El 23 de junio, 12 niños y su entrenador de fútbol quedaron atrapados en una cueva en el norte de Tailandia. Su rescate, que finalizo más de dos semanas después de su desaparición con un éxito rotundo, ha mantenido en tensión al mundo entero, y ese final feliz ha sido también motivo de alegría en todos los rincones del planeta.
Tras las duras tareas de rescate, en las que desgraciadamente murió un buzo de la Marina tailandesa, los niños y su entrenador permanecen en el hospital para someterse a un completo chequeo médico.
Aunque se han dado pocos detalles sobre ellos, se ha preservado su imagen, los miembros de este equipo de fútbol ya son mundialmente famosos. Estos son los niños y el entrenador que han sobrevivido a más de dos semanas en una oscura y húmeda cueva, miembros del equipo de fútbol Wild Boars.
Chanin Vibulrungruang
Lo llaman Titan y solo tiene 11 años, es el más pequeño del grupo. Empezó a jugar al fútbol a los siete años, y poco después se unió al club de deporte de su colegio. Mientras jugaba en el equipo fue invitado a unirse al club Wild Boars.
Panumas Sangdee
Su apodo es Mig, y tiene 13 años. Según el primer entrenador del equipo, Nopparat Kantawong, Mig es algo más grande que los otros niños de su edad, pero es muy ágil.
Duganpet Promtep
Tiene 13 años, lo llaman Dom y es el capitán del equipo de los Wild Boars. Su entrenador dice que es respetado por su equipo debido a sus habilidades futbolísticas y a su capacidad de motivación. “Los jugadores necesitan un capitán como él porque a veces el entrenador no puede ir a resolver sus problemas”, explicó Nopparat Kantawong a la BBC.
Adul Sam-on
Nacido en Birmania y educado por profesores cristianos en Tailandia, este niño apátrida fue el único capaz de comunicarse en inglés con los buzos británicos que los encontraron tras días de búsqueda. “¿Qué día es hoy?”, preguntó a los equipos de rescate, y les dijo que él y sus compañeros tenían hambre.
Nació en una localidad del este de Birmania, en el escenario de una guerrilla étnica, y dejó a su familia para recibir una mejor formación en Tailandia. Además de inglés, habla tailandés, birmano y chino.
Somepong Jaiwong
Tiene 13 años y lo llaman Pong. “Pong es un niño alegre, le gusta el fútbol y cualquier deporte. Sueña con convertirse en un jugador del equipo nacional de Tailandia”, dijo su profesor Manutsanun Kuntun a AFP.
Mongkol Booneiam
Tiene 12 años y su apodo es Mark. Sus profesores lo describen como un niño respetuoso y su padre, Thinnakorn Boonpiem, dijo que a su hijo le encanta estudiar casi tanto como jugar al fútbol.
Nattawut Takamrong
Su apodo es Tern y tiene 14 años. En una carta a sus padres, les dijo que no se preocuparan por él, y ellos le aseguraron que no estaban enfadados y que lo esperaban a la salida de la cueva.
Peerapat Sompiangjai
Night, de 17 años, desapareció en su cumpleaños, que los niños iban a celebrar con dulces y snacks en su visita a la cueva. Sus padres le aseguraron que celebrarían la fiesta de cumpleaños cuando estuviera de vuelta en casa.
Ekarat Wongsuckchan
Tiene 14 años y lo llaman Bew. En una carta a sus padres enviada desde la cueva, prometió ayudarlos en su tienda una vez fuera rescatado.
Prajak Sutham
Su apodo es Note y tiene 15 años. Su familia lo describe como un chico “inteligente y tranquilo”.
Pipat Pho
Como Note, tiene 15 años. Su apodo es Nick, y en una carta a sus padres enviada desde la cueva les dijo que, al salir, quería ir a una Mookatha, una barbacoa tailandesa.
Pornchai Kamluang
Tee, de 16 años, trató de no preocupar a sus padres cuando pudo comunicarse con ellos desde dentro de la cueva, y les dijo que estaba “muy contento”.
Ekapol Chantawong, el entrenador
El entrenador de los niños, que quedó atrapado con ellos en la cueva, perdió a sus padres y a su hermano menor, que murieron por una epidemia de enfermedades respiratorias, cuando tenía 10 años. Tras ser cuidado por una de sus tías, ingresó en un monasterio para convertirse en un monje budista, y allí permaneció una década.
Las técnicas de meditación que aprendió durante su época en el monasterio le ayudaron a mantener en calma a los chicos del equipo. “Podía meditar hasta una hora”, dijo su tía, Tham Chanthawong. “Seguramente lo ha ayudado y, probablemente, ayude a los muchachos a mantener la calma”, añadió.
Posteriormente, un buzo participante en las operaciones de rescate confirmó que el entrenador “supo mantener tranquilo y unido al grupo gracias a la meditación”.