Víctimas de trata: revictimización y poca credibilidad ante la Justicia
La trata de personas consiste en la esclavitud del siglo XXI y es uno de los delitos más comunes y que mueve mayor cantidad de dinero en todo el mundo
El 28 de mayo la Guardia Civil detenía a varias personas dedicadas a explotar a trabajadores temporeros inmigrantes en las diferentes campañas agrícolas andaluzas; una semana antes caía una red de explotación sexual con más de 40 mujeres en Girona y Valencia; y el día 9 de mayo la Guardia Civil y el FBI arrestaba a 31 personas por captar y explotar sexualmente a 145 menores, la mayoría niñas.
La trata de personas consiste en la esclavitud del siglo XXI y es uno de los delitos más comunes y que mueve mayor cantidad de dinero en todo el mundo, tras el del tráfico de drogas y de armas, informa la Policía Nacional. En Europa, estos grupos criminales obtienen unos beneficios de tres mil millones de dólares al año, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Los datos publicados por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), del Ministerio del Interior, evidencian como un total de 10.111 personas fueron detectadas en 2017 –últimos datos publicados– en una situación de riesgo en el ámbito de la prostitución, así como 12.807 personas en centros de actividad laboral.
Revictimización por parte del sistema
La violencia y el maltrato son parte del día a día de la mayoría de estas personas –la mayoría procedentes de Nigeria, Rumanía y China–; heridas físicas a las que hay que sumar algún tipo de psicopatología, sobre todo ansiedad (60%), estrés postraumático (22%) y trastorno depresivo (9%). Es una de las conclusiones de ‘Impacto Psicológico de la Trata de Seres Humanos para Explotación Sexual en las Supervivientes’ (PHIT, por sus siglas en inglés), un proyecto europeo llevado a cabo por la Universidad de Barcelona, en colaboración con Proyecto Esperanza y APRAMP, el cual ha contado con entrevistas de 45 supervivientes.
«La trata suele ir acompañada o suele provocar un impacto psicológico que platea un reto importante en las supervivientes», relata Markus González, director del proyecto, durante la presentación del informe, quien apunta que el concepto que mejor define esta situación es estrés postraumático complejo, «un nuevo término científico que explica muchas cosas, como la dificultada de identificarse como víctimas, las narrativas no coherentes o las contradicciones».
Esta situación hace que estas personas sean sometidas a una revictimización por parte del sistema, debido a que su relato, en muchas ocasiones, es puesto en entredicho por jueces y fiscales ante esas contradicciones fruto de esta patología. «Preguntamos una y otra vez a la víctima sobre cosas que ya ha explicado, y con eso profundizamos su herida, más que repararla. La víctima debería hacer una única declaración que fuese utilizada a lo largo de todo el proceso judicial (que debe determinar si es víctima y tiene derecho a protección y de su explotador debe ser castigado por el delito de trata)”, asegura la psicóloga Alba Alfageme, coordinadora del proyecto de investigación.
Así también lo testifican tres víctimas supervivientes cuyos testimonios han quedado recogidos en un documental de unos 20 minutos dirigido por Sonia Ros. Es el caso de una chica brasileña que llegó a España bajo la falsa promesa de trabajar cuidando a personas mayores; y se encontró siendo víctima de una mafia de explotación sexual. «Un sábado, una señora muy educada nos encerró en una habitación y nos dijo que no íbamos a hacer ningún trabajo doméstico, sino que íbamos a ejercer la prostitución». Lo que vino después: palizas, violaciones, amenazas y cuestionamientos por un sistema judicial y policial que reconoce que las actuales regulaciones y políticas de lucha contra la trata no favorecen el bienestar y la recuperación de las víctimas, en su mayoría, captadas por las mafias en sus países de origen aprovechándose de su situación.
Y es que, no solo fue la trata la que les causó estos trastornos, también sus historias de vida: el 40% vivió una situación conflictiva en la infancia temprana y un 72% sufrió violencia entre los 4 y los 12 años; más de la mitad experimentó su primera relación sexual no consentida y el 80% nunca recibió atención médica, según recoge el informe.