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Así son los 'rape crisis centers', inspiración de los centros de violencia sexual 24h

Un grupo de feministas consideradas entonces radicales creó en los 70 los ‘rape crisis centers’ en EEUU. Ahora, el Gobierno de España se inspira en ellos para implantar ese sistema

Así son los ‘rape crisis centers’, inspiración de los centros de violencia sexual 24h

brbrihan | Unsplash

Que en 2023 haya un centro de violencia sexual 24 horas en todas las provincias y ciudades autónomas de España. Es el objetivo que el Gobierno se ha propuesto para luchar contra una problemática que no cesa. Para estos centros, el Ejecutivo ha destinado un total de 19,8 millones de euros y la meta es que en ellos se atienda a mujeres víctimas de violencia sexual las 24 horas del día y los 365 días del año. Pero la idea es, en realidad, una importación. Surge de los llamados rape crisis centers (centros de crisis de violación o RCC).

Estos centros nacieron en Estados Unidos, pero con una diferencia importante: en el caso americano, no fueron impulsados por la clase política, sino por feministas de la segunda ola que buscaban llamar la atención sobre un problema invisibilizado y, sobre todo, proteger a las víctimas. A las mujeres que impulsaron los primeros rape crisis centers se las consideraba entonces como feministas radicales. Hoy, sus frutos llegan a España.

Para comprender el origen de estos centros, hay que entender la situación del Estados Unidos de entonces. Si las violaciones[contexto id=»381727″] son hoy un problema grave, en los años 70 eran un consideradas problema menor del que, además, se culpaba en la mayoría de ocasiones a las víctimas. Un ejemplo particularmente ilustrativo es que, en los juicios por violaciones, el historial sexual de la víctima era admisible como prueba en el caso (en plata: ¿que la víctima era sexualmente activa? Pues ella se lo había buscado). Fueron precisamente los rape crisis centers los que ayudaron en buena medida a que el número de relaciones sexuales que tuviera o no tuviera la víctima fuera inadmisible como prueba para validad una violación como tal en un tribunal.

El primero de estos centros abrió en la capital del país, Washington DC, en 1972. Estuvo impulsado por activistas y, más allá de atender a las víctimas, una de sus primeras medidas fue emitir un documento sobre cómo abrir nuevos rape crisis centers en lugares distintos. Además, naturalmente, organizaban protestas que recibían cobertura mediática, distribuían panfletos a pie de calle y compraban anuncios publicitarios en medios de comunicación para concienciar a la ciudadanía.

La iniciativa dio sus frutos y, entre otros logros que ayudaron a impulsar estos centros, están también dos no poco importantes: la criminalización de la llamada violación marital (sí, si el acto lo cometía un cónyuge, en aquella época no había delito) y la eliminación de la resistencia física como requisito para juzgar el caso (es decir, si la víctima no se resistía físicamente al asalto por miedo a un ataque más grave, por amenazas o incluso porque su violador llevara un arma, se consideraba que, al no haber resistencia, no había delito).

¿Cómo funcionan los rape crisis centers?

Pero más allá de crear concienciación entre la ciudadanía, el objetivo prioritario de estos centros era (y sigue siendo) prestar apoyo a las víctimas. ¿Cómo lo hacen? Lo explican desde su propia página web: prestando «apoyo anónimo e inmediato a cualquiera que necesite un lugar seguro para hablar o recibir consejos y referencias» mediante una línea telefónica que funciona 24 horas al día y siete días a la semana, poniendo en «contacto a supervivientes y sus seres queridos con recursos de la comunidad, desde vivienda y empleo a asistencia legal» y ofreciendo «terapia para individuos, parejas y familias, así como terapia de juego para niños» por parte de «terapeutas cualificados y bilingües».

Además, otro de los ejes desde los rape crisis centers para apoyar a las víctimas es la prevención. «Trabajamos para detener la violencia antes de que empiece», aseguran. «Arraigados en la creencia de que los esfuerzos comunitarios pueden poner fin a la violencia sexual, nuestro trabajo de prevención promueve espacios equitativos, informados, inclusivos y seguros para todo el mundo».

El éxito de esta iniciativa fue tal que pronto se exportó a otros países, como Reino Unido, adonde también llegaron centros equivalentes en la década de los 70. Ahora, con más décadas de retraso, llegarán a España. De momento, eso sí, existe la línea 016 de apoyo a mujeres que han sufrido violencia machista, que además acaba de extender su servicio también a las mujeres víctimas de violencias sexuales. Este número de teléfono es gratuito y no deja registro.

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