Perros de protección para mujeres víctimas de violencia de género
Cuando se habla de violencia de género, todas las medidas de seguridad que puedan adoptarse, deben adoptarse. En lo que va de año, en España, el número de mujeres víctimas mortales por violencia de género a manos de sus parejas o exparejas asciende a 39. 5 de ellas, menores de 30 años. Así figura en el Boletín Estadístico Mensual, septiembre 2018, del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. La fuerte conexión que existe entre canes y humanos permite que, con el adiestramiento adecuado, un perro pueda convertirse en una importante fuente de protección para las víctimas.
Cuando se habla de violencia de género, todas las medidas de seguridad que puedan adoptarse, deben adoptarse. En lo que va de año, en España, el número de mujeres víctimas mortales por violencia de género a manos de sus parejas o exparejas asciende a 39. 5 de ellas, menores de 30 años. Así figura en el Boletín Estadístico Mensual, septiembre 2018, del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. La fuerte conexión que existe entre canes y humanos permite que, con el adiestramiento adecuado, los canes puedan convertirse en perros de protección y en una pieza clave en la recuperación de las víctimas.
En 2016 nació en España Proyecto Pepo, una asociación sin ánimo de lucro que dona perros de protección y ofrece cursos gratuitos a mujeres que han sido víctimas de violencia de género, ayudándolas así a vivir seguras. Se trata de un proyecto, avalado por psicólogos y educadores caninos, que caso a caso ha ido demostrando que es, además de seguro, tremendamente efectivo. No se trata de un programa de adiestramiento cualquiera, sino de un nuevo sistema educativo canino especialmente diseñado para dar respuesta a la necesidad de estas mujeres.
La idea, sin embargo, surgió unos años antes, en 2009, cuando una mujer víctima de violencia de género se puso en contacto con Ángel Mariscal, adiestrador canino y dueño de Security Dogs, una empresa de Madrid que entrena perros de seguridad, para pedirle que entrenara a su perro para que la protegiera de su maltratador. Por su experiencia, Mariscal sabía que un perro de seguridad podía, lejos de ayudarla, convertirse en una auténtica amenaza, para ella y para terceros. Pero tenía que ayudarla, así que comenzó, junto a su equipo, el desarrollo del programa específico que ahora conocemos como Proyecto Pepo. Hasta el momento se han entregado 50 perros.
No son perros de seguridad, son perros de protección. El objetivo no es que el perro ataque al agresor, sino que actúe como barrera. Los perros también llevan un bozal especialmente diseñado para evitar agresiones sin causar heridas graves. Como explican los responsables, “los perros no están adiestrados para morder, sino para lograr la retirada de su agresor. Los animales identifican el peligro y su instinto de protección no permite que nadie se acerque ante un posible ataque de violencia machista.” Funciona porque los perros sienten a su humano como un miembro más de la familia, alguien a quien amar y proteger. Hay estudios científicos que lo demuestran.
La formación de las mujeres también es importante. Por eso, deben completar tres cursos. El primero las prepara para llevar perros de seguridad, el segundo las habilita como adiestradoras y es en este momento cuando reciben a quien será su perro de protección y el tercero es específico sobre perros y violencia de género. “En total, 250 horas de formación siempre gratuitas y enfocadas al trabajo, entrenamiento y convivencia con el perro, tuteladas en todo momento por un equipo de profesionales que les facilita este aprendizaje y los conocimientos necesarios, proporcionándoles paralelamente cobertura legal”, explican desde la asociación. Durante este período se desarrolla el hipervínculo entre perro y mujer que hará que aflore el instinto de protección.
Los PEPOS (perros de protección) tienen un papel fundamental en el día a día de sus humanas. No se trata solo de prevenir una agresión física, sino de superar el miedo, recuperar la autoestima y la confianza para relacionarse con los otros. Con ellos, las mujeres retoman las riendas de su vida, salen a la calle seguras. Por eso, no tiene ningún sentido que se encuentren una y otra vez con el cartel de “perros no”. Para ellas, separarse del can no es una opción. Desde Proyecto Pepo trabajan también para modificar las leyes y lograr que la libertad que tienen las mujeres víctimas de la violencia de género para desplazarse con sus perros sea absoluta.
El número telefónico de atención a las víctimas de violencia de género es el 016.