El humo del cigarrillo afecta también la salud del perro
Un ambiente libre de humo puede garantizar un vida más larga y sana para tu perro.
Fumar mata. Lo sabemos todos. Pero no siempre somos conscientes de hasta qué punto puede nuestro hábito llegar a afectar la salud de todos aquellos con los que convivimos. Incluidos los animales, por supuesto, porque sí, el humo del cigarrillo afecta también la salud de tu perro.
Como cada 31 de mayo, este viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados celebran el Día Mundial Sin Tabaco con el objetivo de concienciar sobre los efectos nocivos y letales del tabaco en cualquiera de sus formas. No se trata de un asunto menor, al contrario, según publica la Revista Española de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCBS) en su último editorial, el tabaquismo “constituye la principal causa de mortalidad y morbilidad evitables en España y en el resto de países desarrollados”. Y explican: “Tanto el consumo de tabaco como la exposición al humo ambiental del tabaco son un factor de riesgo para desarrollar numerosas patologías”.
Las cifras no mienten. El tabaquismo sigue siendo un problema social importante con “una media nacional de 51.870 muertes atribuibles al año”. Los perros, como es lógico, no se escapan de los efectos negativos del tabaco. Hoy por hoy, son un miembro más de la familia. Para lo bueno y para lo malo. Comparten la casa en la que vivimos, la cama en la que dormimos y, por supuesto, el aire que respiramos. Si ese aire está contaminado por el humo del tabaco, los perros pueden -tal y como ocurre con los humanos- desarrollar enfermedades relacionadas con el hábito de fumar como cáncer, asma o bronquitis.
En el caso del cáncer, los más frecuentes son los de nariz y pulmón. Dependiendo de la anatomía del animal. En concreto, de la forma de su cabeza. Los perros de hocico alargado, como el Border Collie, por ejemplo, son más propensos a desarrollar cáncer de nariz, ya que exponen más tejido a los carcinógenos cuando inhalan. Los perros de hocico chato, como el Carlino, en cambio, tienen más probabilidades de contraer cáncer de pulmón. La exposición prolongada al humo del tabaco, además, aumenta el riesgo de los perros -de cualquier raza- de desarrollar alergias y problemas en la piel.
¿Y si fumo fuera de casa?
El humo de segunda mano, que es como se conoce a cualquier humo que se libera en el aire y puede ser inhalado por los no fumadores, no es el único responsable. El humo del tabaco es tan tóxico, que para proteger la salud de nuestro perro, no basta con salir a fumar al balcón. Las partículas tóxicas permanece en la piel, la ropa o cualquier otra superficie incluso después de que el aire se haya despejado. Es lo que se conoce como humo de tercera mano. Por lo tanto, si no queremos exponerlo, la única alternativa es dejar de fumar. No es fácil, pero se puede conseguir y sin duda, merece la pena.
Según la OMS, en las 12 horas siguientes a dejar de fumar, el nivel de monóxido de carbono en sangre disminuye hasta valores normales y al año, el riesgo de cardiopatía coronaria es un 50% inferior al de un fumador. Eso, por mencionar solo un par de beneficios, pero son muchos. Por supuesto, cuanto antes lo dejes, mejor. Las sustancias químicas del humo del cigarrillo permanecen en el cuerpo del animal durante largos períodos de tiempo.
Por este motivo, si el perro ha estado expuesto al humo del cigarrillo durante un período de tiempo considerable, es importante prestar atención a los siguientes síntomas: problemas respiratorios, latidos irregulares, salivación excesiva, lesiones en la piel o bultos sospechosos que pueden, o no, estar acompañados de dolor. Si reconoces alguno o tienes dudas, por insignificantes que parezcan, lo mejor es acudir al veterinario para que evalúe al animal y descarte cualquier patología.