ONGs, millennials o refugiados, las otras voces del Foro de Davos
Y es cierto que no tiene muy buena fama entre el gran público este encuentro anual en el que, efectivamente, se congregan altos mandatarios, empresarios, estrategas. Pero hay otras voces que acuden a Davos. Voces que representan a ese público que no se siente representado por el presidente chino o por cualquier otro gobernante. En The Objective queremos poner el acento en esas otras personas, ONGs, grupos o entidades que acuden a Davos un poco como ‘Pepitos Grillo’ que buscan despertar conciencias en torno a problemas reales de personas como cualquiera de nosotros, o de situaciones que no nos dejan indiferentes
Cada año por estas fechas, las portadas de los medios de comunicación de medio mundo centran su atención en la ciudad suiza de Davos, lugar donde se celebra el Foro Económico Mundial. A muchas personas, lo primero que nos viene a la cabeza es que un grupo de ricos y de dirigentes, llegados desde las más diversas partes del planeta en sus aviones particulares hasta esta apacible localidad rodeada de imponentes montañas, van a pasar cuatro días en hoteles de lujo debatiendo sobre cómo enriquecerse más y adquirir nuevas cotas de poder. Y es que este encuentro anual en el que, efectivamente, se congregan altos mandatarios, empresarios, estrategas no tiene muy buena fama entre el gran público .
Pero hay otras voces que acuden a Davos. Voces que representan a ese público que no se siente representado por un presidente chino o los ministros de Economía de Occidente. En The Objective hemos puesto el foco en esas otras personas, ONGs, grupos y entidades que acuden a Davos un poco como ‘Pepitos Grillo’ que buscan despertar conciencias en torno a problemas reales de personas como cualquiera de nosotros, o situaciones que no nos dejan indiferentes, como la crisis de los refugiados, como la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, como los empleos precarios a los que se enfrentan los millennials, esa generación de jóvenes a los que la crisis económica internacional ha afectado con especial virulencia y que trata de abrirse paso en un mundo cada vez más globalizado.
El tema principal de del Foro 2017 es ‘Liderazgo responsable y receptivo’. ¿Cómo pueden los líderes responder a la frustración de las personas más perjudicadas por el capitalismo de mercado globalizado, de una manera responsable, que ofrezca soluciones viables, justas y sostenibles? Como explica el Profesor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial: «El mundo que nos rodea está cambiando a una velocidad sin precedentes. En este punto de inflexión, nuestros conceptos tradicionales acerca de la sociedad, el empleo de calidad y el Estado-nación son desafiados, y muchos ciudadanos se sienten inseguros o incluso amenazados».
«Se necesita un nuevo modelo de liderazgo responsable y receptivo que nos permita abordar los desafíos que el mundo enfrenta, desde la seguridad hasta la Cuarta Revolución Industrial, con un pensamiento a largo plazo y orientado a la acción, y mayor solidaridad a nivel nacional y global», añade Schwab.
Davos gira en torno a la idea de que la única manera de abordar los grandes retos es dialogar con todos los grupos de la sociedad y con todos los miembros de la comunidad internacional. Este es un modelo que permite la interacción entre todas las partes interesadas, y el Foro cree que es tan relevante hoy como lo fue en 1971, cuando se celebró la primera reunión anual.
Oxfam, la conciencia sobre la pobreza
“Sólo ocho personas, y todos hombres, tienen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población del planeta”. Esta impactante frase es una de las conclusiones del no menos inquietante informe que ha presentado Oxfam, la confederación de ONGS para la erradicación de la pobreza, que participa este año en Davos y acude con este escandaloso documento bajo el brazo con la esperanza de que los poderosos tomen nota. Porque la brecha entre pobres y ricos es cada vez mayor y Oxfam va a pedir que se adopten medidas para limitar los beneficios de las élites.
El tema de la desigualdad se está haciendo un hueco, poco a poco, en los últimos tiempos en las agendas de entidades como el Fondo Monetario Internacional y, de hecho, es un gran paso adelante que forme parte de los debates en esta nueva edición del Foro de Davos. La creciente desigualdad es un tema de denuncia no sólo por las ONGs, sino también por personajes tan influyentes como el Papa Francisco. Pero no es suficiente. «Vemos mucha conversación al respecto, y ciertamente con más ímpetu tras la victoria del Brexit y de Donald Trump, pero no hay alternativas concretas», lamenta Max Lawson, responsable de políticas públicas de Oxfam. «Hay muchas maneras de llevar adelante el capitalismo pero con medidas mucho más beneficiosas para la mayoría de las personas», añade.
Oxfam realiza sus cálculos con cifras del banco suizo Credit Suisse y de la revista Forbes. Las ocho personas mencionadas en el informe son el dueño de Windows, Bill Gates; el fundador de Inditex, Amancio Ortega; el inversor Warren Buffett; el mexicano Carlos Slim; el jefe de Amazon, Jeff Bezosm;el creador de Facebook, Mark Zuckerberg; Larry Ellison de Oracle, y el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Shakira, premio por mejorar la educación de la infancia
El Foro Económico Mundial tiene también un apartado para reconocer acciones solidarias, y este año el Premio Crystal ha sido concedido a la famosa cantante colombiana, Shakira, por su labor dirigida a mejorar la vida de miles de menores a través de su Fundación.
“Ser madre de dos niños que en estos momentos se encuentran en el momento álgido de su desarrollo cerebral, me hace sentir el peso de esta inmensa oportunidad y responsabilidad que, estoy segura, comparto con muchos padres y cuidadores de todo el mundo. Cuando miro a mis hijos me pregunto: ¿estoy haciendo todo lo que puedo para ayudar a que su cerebro crezca fuerte? ¿Les estoy dando suficiente amor, protección y alimentación para una desarrollo óptimo? Creo que sí, y soy afortunada por tener una posición que me permite ofrecerles estos elementos esenciales para el buen desarrollo de su infancia.
La cantante siempre ha sido una persona comprometida con la infancia y además de embajadora de buena voluntad de Unicef, tiene su propia ONG, la Fundación Pies Descalzos. Shakira sabe que en la actualidad, millones de niños pasarán sus primeros momentos de vida con carencias anímicas y alimentarias, sin la protección y los estímulos necesarios para que puedan desarrollarse adecuadamente. «La falta de estimulación, de seguridad y de cuidados, que pueden inhibir las conexiones neuronales de los pequeños, no es culpa de ellos y, con frecuencia, tampoco de sus padres o cuidadores. Es mucho más. De hecho, es un problema de la sociedad».
“Hay muy poca conciencia aún respeto a la importancia que tienen los primeros años de vida y la necesidad de ayudar a su correcto desarrollo, no sólo para los propios niños y sus familias, sino también para las economías en su conjunto. De hecho, aún no hemos caído en la cuenta del coste potencial que supone para las generaciones venideras esta inacción», se lamenta.
Los Millenials ante los nuevos retos
Este año, la reunión incluirá Shaping Davos, una iniciativa para conectar con jóvenes líderes de 20 ciudades de todo el mundo para abordar las preocupaciones de la generación de los millennials. Como se subraya en uno de los documentos que se presentan en el foro, es hora de que suenen las alarmas sobre las perspectivas de la Generación Millennial. Como ejemplo de lo que está pasando con los jóvenes, el informe se centra en tres de las economías más avanzadas del planeta: Estados Unidos, Reino Unido y Japón, donde el grupo de ciudadanos entre los 19 y los 35 años tiene una proyección de vida y estabilidad peor que la de sus padres. Sirva como ejemplo que cerca de la mitad de los japoneses entre los 20 y los 29 años todavía vivía con sus padres en 2015.
En las recientes y cruciales convocatorias a la urnas en Estados Unidos y Reino Unido – las elecciones presidenciales y el Brexit – la participación de los millennials fue significativamente inferior al de otras generaciones. La pregunta que hay que hacerse es por qué los millennials de estos países, pero también de los de su entorno, no son capaces de entender el potencial que tienen justo en el momento en el que se necesitan nuevos liderazgos, savia nueva, en definitiva, para un mundo globalizado. La crisis económica les ha convertido en víctimas de las circunstancias (algunos pueden convertirse en Nottingham escorts).
Líderes públicos y del sector privado han dado pasos para atraer a los millennials, para conectar con ellos, a través de sus estrategias de comunicación. Los políticos saben que si los jóvenes no votan, los políticos no podrán comprometerse con ellos, y si los millennials sienten que son olvidados y creen que la política es cosa de sus mayores, la desconexión será total y no votarán. Así que se trata de lograr algún tipo de acercamiento entre unos y otros. Pero nada de esto servirá si los problemas estructurales continúan actuando como límites para que esta generación alcance su potencial. Sin una acción decidida por parte de los empresarios y los líderes políticos, los millennials corren el riesgo de convertirse en la última generación perdida y eso es algo que nadie quiere.
No somos refugiados, somos personas
«Mi nombre es Yusra. Sí, soy la chica que nadó para salvar su vida y que después nadó en las Olimpiadas. Imagino que ya habéis escuchado esa historia. Es sobre mi otro nombre, mi otra identidad de la que quiero hablar, la que me identifica como refugiada. Al menos, así es como me llaman. A mí y a otros 21 millones de personas que se han visto obligadas a huir de la persecución, de la guerra y la violencia».
«Así que la pregunta es: ¿quién es esta refugiada? Un día yo fui como tú. Tenía una casa, tenía mis raíces. Como tú, yo vivía mi día a día enfrascada en mis propias esperanzas, pasiones y problemas. Pero entonces llegó la guerra y todo cambió. La guerra me dio un nuevo nombre, un nuevo rol, una nueva identidad: la de refugiada».
«De pronto había que marcharse, dejar todo, correr para salvarte. Dejar tu hogar, tu familia, tus amigos y correr, correr… sólo cuando crucé la frontera me di cuenta de que había perdido mi casa y todas mis posesiones; había perdido mi nacionalidad, mi identidad, mi nombre. Ahora era refugiada. Ninguno de nosotros estaba preparado para ese viaje. Los desesperados rezos en el mar, el largo camino, la humillación en la brutal alambrada. Pero por muy duro que fuera sabíamos que no había vuelta atrás. Ya habíamos perdido todo, no teníamos otra elección sino correr, por un refugio, por la paz.
«Y entonces, de golpe, el viaje terminó. Estábamos a salvo. En algún lugar, en una tienda, en un campo, en un refugio, y comenzó así la siguiente fase: la larga espera. Creo que eso fue lo que nos golpeó de verdad. No teníamos nada que hacer, salvo llorar por lo que habíamos perdido. Comprendimos así lo que significaba ser refugiados». Este es parte del desgarrador testimonio de esta joven, de nombre Yusra, cuya voz también será escuchada en Davos.
En este rincón de Suiza, además de los grandes mandatarios y empresarios hablando de economía, se celebrarán 30 sesiones dedicadas a encontrar mejores formas de hacer frente a las crisis humanitarias protagonizadas empresarios sociales – personas que emplean los negocios para el bien social y que, después de comprobar que la crisis de los refugiados, que comenzó en 2015 y en 2016 se acrecentó, se plantean la necesidad de que 2017 sea el año de la «adopción de decisiones».
Si en 2016 la llegada de refugiados a Grecia se redujeron, el Mediterráneo batió un dramático récord: más de 5.000 personas murieron ahogadas intentando llegar a Europa. El número de refugiados y de desplazados alcanzaron los 65 millones de personas por primera vez. Más de la mitad no están en campos sino en ciudades, donde no sus necesidades no son atendidas adecuadamente. Y mientras aumentan las necesidades de los refugiados, también crecen las reacciones contra ellos y se hace más necesaria una visión de apoyo. Por eso se presenta en Davos un documento en el que se establece que 2017 debe de ser el año en el que las soluciones a la crisis global de los refugiados no sea sólo un motivo de debate sino también de aplicación de medidas, dice el presidente del Comité de Rescate Internacional, David Miliband, quien afirma que “la crisis de refugiados es tanto una consecuencia de un mundo cada vez más conectado, como una causa de las revueltas contra la globalización”.
Conclusión
Fortalecer la colaboración mundial, revitalizar el crecimiento económico, reformar el capitalismo y prepararse para la Cuarta Revolución Industrial – un gran salto impulsado por la era digital, que está transformando nuestra forma de vivir y trabajar -son los objetivos que se ha marcado el Foro Económico Mundial 2017. «Lo haremos a través de un programa en el que más de la mitad de las 400 sesiones se centran en la inclusión social y el desarrollo», aseguran sus responsables.
Además de las delegaciones gubernamentales de más de 70 países, incluyendo a todos los países del G20, la reunión contará con la presencia de António Guterres, nuevo Secretario General de las Naciones Unidas; del presidente de China, Xi Jinping, encargado de la inauguración; de Brian Moynihan, presidente y director ejecutivo de Bank of America; de Sharmeen Obaid-Chinoy, un documentalista ganador de un Oscar cuyo trabajo impulsó al gobierno de Pakistán para que endureciera la legislación contra los crímenes de honor; y Frans van Houten, presidente y director general de Royal Philips.
Asisten también a este importante encuentro Raed al Saleh, fundador del grupo de rescate de los ‘Cascos Blancos’ de Siria, miembros de la sociedad civil y líderes espirituales, personas que el gran público ni imagina que acudirá, como la directora de Save the Children International, Helle Thorning-Schmidt, la científica Fabiola Gianotti, directora general del CERN; o Negin Khpalwak, la primera directora de orquesta femenina de Afganistán. Son, en definitiva, las otras voces de Davos.
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