No solo Pablo Ibar: españoles que lograron escapar del corredor de la muerte
Aunque en España la pena de muerte fue abolida en 1978, varios españoles han sido condenados a la pena capital fuera de nuestras fronteras en las últimas décadas
Pablo Ibar está en boca de todos en España desde que se diera a conocer su caso, y especialmente desde la publicación de En el corredor de la muerte (Espasa), de Nacho Carretero, y de su posterior serie, protagonizada por Miguel Ángel Silvestre. Un español –en realidad, hispanoamericano– que está en el corredor de la muerte en Florida por un crimen que asegura que no cometió es, sin duda, una historia que merece ser contada. De los 25 años que Ibar ha pasado en prisión, 16 han sido en el corredor de la muerte, esperando junto a otros muchos convictos cuya sentencia era la misma: el final de la vida.
La pena capital, que sigue vigente hoy en 23 estados y territorios de todo el mundo, choca frontalmente con la protección de los Derechos Humanos. Amnistía Internacional lleva combatiéndola desde 1977 y defiende que “condenar a muerte a una persona supone negarle el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el derecho de toda persona a no ser sometida a penas crueles, inhumanas o degradantes”. Entre los argumentos que esgrime Amnistía están que la pena de muerte es irreversible y se cometen errores, que no disuade contra el crimen o que suele emplearse en sistemas judiciales sesgados.
España abolió la pena de muerte, bajo cualquier circunstancia, por ley orgánica el 27 de noviembre de 1995, aunque ya fue abolida en la Constitución del 78 a excepción de los juicios militares en tiempos de guerra. Aunque en España es impensable el retorno de la pena de muerte —la gran mayoría de los españoles está en contra de su aplicación, lo estaba incluso en los tiempos más crudos del terrorismo de ETA–, en las últimas décadas ha habido varios casos de españoles que han sido condenados a muerte fuera de nuestras fronteras. El caso de Pablo Ibar, que a principios de 2019 le fue conmutada la condena a muerte por una perpetua, ha sido el más sonado. Otros españoles lograron también escapar del corredor de la muerte, y esta es su historia:
Joaquín José Martínez, condenado en EEUU
Joaquín José Martínez fue el primer ciudadano español y europeo en salir de un corredor de la muerte de Estados Unidos. Su caso guarda muchas similitudes con el de Pablo Ibar. Fue condenado en 1997, tres años después que Pablo Ibar, por un doble crimen.
También como Ibar, él siempre negó haber cometido los crímenes. Se le acusaba de haber asesinado en primer grado a un hombre y una mujer. Finalmente, fue declarado no culpable por un jurado de Tampa, en Florida, en 2001 y regresó a España.
Joaquín José Martínez reside desde 2003 en Valencia con su mujer, y desde que volvió a España ha luchado contra la pena de muerte y ha apoyado a la familia y la causa de Pablo Ibar.
Richard Anthony Meissner, condenado en EEUU
Richard Anthony Meissner es hijo de un militar estadounidense, destinado en la base de Rota, y una jerezana. Fue condenado a muerte en 1995 por el homicidio de la estudiante Gina Langevin, además de por el intento de homicidio de una amiga de la víctima —que había sido su novia— y por robo. Meissner tenía entonces 29 años y residía en Florida con su familia: sus padres y dos hermanos. Al contrario del caso de Ibar y Martínez, Meissner sí ha reconocido su culpabilidad.
Finalmente, Meissner se libró de la pena de muerte pero continúa en prisión cumpliendo una pena de 75 años de cárcel. Su familia lucha por lograr que sea extraditado a España. Sus padres mantienen que el juicio al que se sometió a su hijo no fue justo, que no se tuvo en cuenta ningún atenuante ni el estado de enajenación mental en el que se encontraba cuando cometió el homicidio. El recluso llegó incluso a declararse en huelga de hambre en protesta por los «abusos y vejaciones» que decía sufrir a manos de los funcionarios y otros presos.
Julio Mora, condenado en EEUU
El español Julio Mora fue condenado a la pena capital en 1997 por asesinar a su exjefe en una residencia de ancianos y a una abogada embarazada. Cuando cumplió 75 años, en 2002, el mismo juez que le había condenado a muerte le conmutó la sentencia porque la fiscalía decidió no solicitar de nuevo la pena capital durante una vista celebrada para revisar su caso.
Fue el Tribunal Supremo de Florida el que le anuló la pena de muerte, aduciendo supuestas irregularidades judiciales durante el juicio y «problemas de salud mental». Julio Mora murió en prisión en 2016.
Francisco Larrañaga, condenado en Filipinas
De padre español y madre filipina, Francisco Larrañaga fue condenado primero a cadena perpetua y, después, a pena de muerte en Filipinas por el secuestro, violación y asesinato en 1997 de dos hermanas. Larrañaga, sin embargo, ha defendido siempre su inocencia. La sentencia se basó solo en el testimonio de un delincuente que no conocía al acusado, que aseguró haber participado en el crimen y que sorprendentemente no fue condenado.
En 2004, el Tribunal Supremo de Filipinas elevó su condena a la pena capital y Larrañaga ingresó en el corredor de la muerte, hasta que Filipinas abolió la pena de muerte en 2006, año en que le fue conmutada la pena de nuevo por la de cadena perpetua, equivalente a 40 años de prisión de cumplimiento efectivo.
Su familia luchó durante años por su extradición a España hasta que finalmente, en 2009, fue trasladado a nuestro país donde está cumpliendo condena primero en la prisión de Soto del Real, en Madrid, y actualmente en la de Martutene, en San Sebastián. El Gobierno español solicitó su indulto a Filipinas en 2013, que fue denegado. Su fecha de libertad definitiva está fijada para el 28 de septiembre de 2034.
Nabil Manakli, condenado en Yemen
El español de origen sirio Nabil Manakli fue detenido junto con otras 21 personas bajo la acusación de haber planificado atentados terroristas en Yemen. Un año después, fue condenado a pena de muerte. Acusado de liderar una banda terrorista que, entre otros golpes, habría pretendido asesinar a Abdul Karim Al-Iryani, exministro yemení de Asuntos Exteriores, Manakli también fue juzgado por espionaje.
En el año 2010, este ingeniero mecánico abandonó el corredor de la muerte después de que la Justicia yemení le conmutara la pena. Pasó a cumplir una condena de 15 años por actividades terroristas. Una vez le fue conmutada la pena, el único español en el mundo condenado a la pena capital era Pablo Ibar.