La inconsciencia de los jóvenes: cambian aulas por terrazas y discotecas
Muchos jóvenes han entendido la suspensión de las clases como una especie de vacaciones para salir y viajar
El coronavirus[contexto id=»460724″] ha puesto patas arriba todo el planeta. En España y, en concreto, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el Gobierno ha suspendido la actividad docente presencial en escuelas, institutos y universidades, ha cerrado centros deportivos, teatros, museos y bibliotecas, y ha aconsejado teletrabajar así como evitar salir a la calle en la medida de lo posible.
Ante los datos, cerca de 3.000 casos en España –casi la mitad en Madrid–, y 84 fallecidos, la sociedad parece ir concienciándose sobre la necesidad de hacer caso a las recomendaciones de los expertos y del Gobierno quedándose en casa, limitando los saludos y no dar la mano ni besos.
Sin embargo, hay un sector de la población que no parece estar tomándose el riesgo de infección por coronavirus en serio: los jóvenes. Muchos creen que la epidemia no va con ellos, pero la gente joven también es transmisora, por lo que puede resultar «letal» si tienen familiares que son mayores o tienen patologías previas, así lo ha asegurado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha llamado a la responsabilidad y a la solidaridad para, así, cuidar a los mayores.
Y es que muchos son los que se han tomado la suspensión de las clases como unas especie de vacaciones y ese tiempo libre extra muchos lo dedican a las reuniones sociales sin cambiar sus hábitos pese a las restricciones para frenar el coronavirus.
Cierto es que, según la OMS, la tasa de mortalidad para las edades entre los 10 y 39 años es del 0,2% aproximadamente, pero eso no quiere decir que no lo puedan contraer y trasmitir al otro extremo etario, los ancianos, donde la tasa de mortalidad para los mayores de 80 años es de un 21,9%.
Sol, cañas y viajes
En Madrid, la estampa de este jueves por la mañana es la misma que la de un sábado o un festivo. Calles casi desiertas, tiendas de ropa casi vacías y poca concurrencia en el transporte público. «Qué bien, la gente está concienciada», pensé. Entro al Corte Inglés de Preciados y no hay más almas que las de los trabajadores y dependientes. Sin embargo, sorpresa la mía cuando llego a Plaza Castilla y me encuentro con las terrazas completas de jóvenes al sol, tomando cañas, haciéndose selfies y disfrutando de sus imprevistas ‘vacaciones’.
Incluso algunos jóvenes están aprovechando la crisis aérea causada por el coronavirus Covid-19 para viajar a precios de ganga. Es el caso de Sara Javaloyes, estudiante de Ingeniería Informática en Madrid. Sara tiene 21 años y ha aprovechado la bajada de precios para hacer un viaje con tres amigas a Portugal. «No quiero estar en casa y preocupada, quiero seguir haciendo mi vida normal», nos cuenta la alicantina, que desde hace tres años reside en Madrid. “Hay que tener cuidado, pero no me planteo parar mi vida por lo que está sucediendo», señala.
De igual opinión, es Pablo Jiménez, se encuentra en una de las terrazas de Plaza Castilla con un grupo de amigos. En la mesa no faltan ni las cervezas ni los aperitivos. Pablo nos cuenta que acaba de reservar un vuelo para ir a París a celebrar el cumpleaños de su novia. «Sé que el mundo está en estado de pánico, pero los vuelos son muy baratos. Tenía que aprovechar la oportunidad», agrega.
La gente parece no entender lo que está en juego. Para nadie es cómodo ni deseado estar en casa con una cuarentena de dos semanas, pero todos debemos entender que más que las medidas gubernamentales, lo importante es el comportamiento de cada persona. No solo está en juego tu salud, también la de tu familia y conciudadanos.