Las señales de riesgo a las que debemos prestar atención para prevenir el suicidio adolescente
Durante el confinamiento, las llamadas de adolescentes a la Fundación ANAR sobre ideaciones e intentos de suicidio han crecido de una manera preocupante, pasando del 1,9% de media el año pasado al 8% de las consultas en este periodo
El suicidio ha sido considerado un tabú durante mucho tiempo. Se decía que hablar de ello podía generar un efecto llamada y, por este temor, era un tema silenciado. Y si hablamos de suicidio adolescente, más incluso. Sin embargo, en los últimos años se ha empezado a hablar del tema como un problema de salud pública que hay que reconocer y que hay que solucionar. Y para ello, lo primero y lo más importante es la prevención.
Durante el confinamiento, las llamadas de adolescentes a la Fundación ANAR sobre ideaciones e intentos de suicidio han crecido de una manera preocupante, pasando del 1,9% de media el año pasado al 8% de las consultas en este periodo, según nos explica la directora del teléfono ANAR, Diana Díaz.
«Es un dato muy significativo, porque las situaciones que se estaban dando durante este tramo eran muy extremas, eran muy graves, muchos de los menores de edad no encontraban dentro de su entorno más cercano el apoyo necesario, la salida que necesitaban por algún problema grave», dice Díaz.
Cuando alguien llega a pensar en algo tan extremo como el suicidio, es que hay algo muy grave detrás, insiste. Por eso, es importante que «haya una respuesta a tiempo» y que «el entorno familiar, el contexto más cercano, esté muy atento a las señales de riesgo».
Cada persona es un mundo y estas señales no tienen por qué ser siempre las mismas, pero sí hay ciertos comportamientos a los que se puede estar atento para prevenir consecuencias más graves.
Aislamiento social
Algo a lo que los padres deben prestar atención, explica Díaz, es a las relaciones sociales de los adolescentes, en concreto a si estas empiezan a ser más escasas de lo habitual. «El aislamiento es muy sintomático». Por eso, llama a estar atentos si el adolescente deja de quedar con sus amigos, si cada vez se relaciona menos o solo lo hace a través de las redes sociales, porque puede ser un síntoma de que algo está pasando.
En esto coincide Fernando González, psiquiatra y presidente de Sepyna, una de las dos sociedades específicas de psiquiatras y psicólogos infantiles en España. «Uno de los elementos de observación es que haya cambios bruscos en el carácter que conlleven un aislamiento brusco, el chico está mucho más metido en su mundo, que deja de salir, este aislamiento es un síntoma grave», señala.
Cambios bruscos de ánimo e impulsividad
Otra señal de que la persona puede estar experimentando sufrimiento son los cambios de ánimo bruscos. «Los padres pueden detectar eso, si lo encuentran más retraído, más melancólico, más aislado», dice Díaz.
Normalmente, los cambios de ánimo relacionados con los intentos o ideas de suicidio suelen ir en esa dirección, señala Díaz, pero también puede ser que estén más irritables, o más impulsivos. «Hay muchos adolescentes que tienen una conducta más impulsiva de la cuenta, y la impulsividad puede ser peligrosa», apunta.
Sobre esto, González señala que «hay otro tipo de conductas bruscas, como que de repente ante una situación de enfado se autolesione, o empiece a dar golpes y rompa cosas, que tenga un comportamiento violento importante».
También puede ocurrir, en adolescentes que tienen ideas de suicidio, que «se pongan en situaciones de grave riesgo, aunque no tengan un componente en principio claramente suicida, como, por ejemplo, una fuga del hogar», señala González.
Demasiado tiempo en internet
Hoy en día es habitual que un adolescente pase mucho tiempo en internet, pero es importante prestar atención a si ese tiempo aumenta o sustituye a otras actividades.
«Se produce un efecto llamada entre los propios adolescentes, que están utilizando internet para encontrar chats, foros, personas que hablan de este tema como una justificación, como la salida de un problema, como un modo de operar adecuado», advierte Díaz.
Consumo de sustancias
Otro aspecto que destaca el psiquiatra especialista en infancia es el consumo intenso de algunas sustancias. «El cannabis fundamentalmente suele ser una forma de apagar el sufrimiento», explica.
Esto suele tener «un componente de evitación o de negación de ese malestar», explica González.
¿Qué podemos hacer ante estos signos?
Lo más importante, según señalan ambos expertos, es buscar ayuda especializada. Tanto si ya ha ocurrido un intento de suicidio como si solo son señales que nos han llamado la atención, «como padre, como familia, debo pedir ayuda a profesionales siempre», señala Díaz. «Este tema se tiene que tratar siempre de manos de psicólogos expertos en temas de suicidio», insiste, y apunta que el teléfono ANAR está siempre disponible para ofrecer apoyo tanto a los adolescentes como a la familia.
Como padre/madre debes estar atento/a al comportamiento de tu hijo/a, e incidir en la prevención para evitar situaciones de riesgo.
Si necesitas orientación sobre cualquier tema relacionado con un menor de edad puedes hablar con nosotros en el #TeléfonoANAR☎️ 600 50 51 52.
— Fundación ANAR (@FundacionANAR) July 8, 2020
«Tenemos que dar un mensaje de que efectivamente existen recursos», dice la directora del teléfono ANAR. «Los recursos existen, hay que potenciar lo que ya existe para que se conozca, porque muchas veces no se conocen».
En la sanidad pública, defiende González, estos casos «se consideran una prioridad». «Hay que tomarlo como especialmente importante y debe ser una responsabilidad también de los sistemas públicos priorizar eso por delante de la atención a otro tipo de demandas o problemas».
Por su parte, Díaz añade que es importante también no evitar el tema y, en caso de que el adolescente verbalice ideas sobre desaparecer, no continuar con su vida o comentarios similares, hablarlo y no pasarlo por alto. «Tener esa conversación no va a motivar más a esa persona, eso es un mito. Si una persona me da pistas de que se encuentra muy mal y de que está pensando en suicidarse, en desaparecer, es muy bueno abrir la vía del diálogo serenamente».
«Muchas de las personas que se encuentran mal en ese momento y están pensando en desaparecer no están encontrando una persona que le dé una respuesta, que les escuche, que se siente tranquilamente a hablar, a buscar la solución, y eso es lo que se necesita muchas veces, hablar del problema que está detrás, hablar de para qué has pensado en el suicidio, el para qué es lo importante», añade.