Las voces de los MIR: «Reivindicamos algo tan básico como poder descansar después de haber trabajado 24 horas»
Los médicos internos residentes (MIR) en Madrid comenzaron una huelga el pasado 13 de julio para reivindicar un convenio colectivo que regule las condiciones bajo las que trabajan, una situación que ellos califican de explotación laboral. Hemos hablado con seis de ellos para conocer las historias detrás de la huelga de los MIR
«La huelga es por el cansancio de que se rían de los residentes, de que nos tomen por mano de obra barata y hagan lo que quieran con nosotros», declara Lydia Manzanares. Ella es una de los llamados «residentes 0» cuya incorporación no será hasta septiembre debido a la pandemia pero, durante su contrato como apoyo en el Hospital Universitario La Paz de marzo a junio de este año, ha podido comprobar lo poco agradecida que es la tarea de los residentes: «Se les carga con mucha responsabilidad y son los que menos cobran. Es muy triste, deberían estar más reconocidos de lo que están. Somos una profesión muy acostumbrada a callar».
«La situación ha empeorado poco a poco y con el covid se ha hecho patente. Durante la pandemia ya se oían campanas de huelga»
La situación de los médicos residentes no es nueva: llevan años reivindicando una mejora de las condiciones, mucho antes de que el coronavirus[contexto id=»460724″] desbordara los hospitales. «La pandemia nos ha brindado una oportunidad de ser escuchados pero llevamos pidiendo mejoras desde hace mucho tiempo; esto ha sido así toda la vida», asegura Alejandro Ruiz, médico residente del cuarto año en la especialidad de Anestesiología y Reanimación en el Hospital Ramón y Cajal.
La huelga se ha convocado porque llevan años tratando de que la Comunidad de Madrid les escuche, pero el Gobierno autonómico ni siquiera había leído el documento con las demandas colectivas que los residentes presentaron en enero, según Alejandro. «La comunicación con la Comunidad se paralizó por el covid pero se volvió a retomar en mayo y avisamos de que, si no había una respuesta a finales de junio, el 2 de julio convocaríamos una huelga». Y así fue.
Por otro lado, Alba Gonzalo, médico residente de tercer año en la especalidad de Anestesiología y Reanimación en el Ramón y Cajal, advierte de que el colectivo ha perdido derechos poco a poco. Alba opina que la situación ha empeorado de manera gradual y que con el COVID-19 no ha hecho más que hacerse patente: «Ahí decidimos que nos teníamos que organizar y pedir nuestros derechos. Nuestra formación se está sobre-exprimiendo».
Diego García finalizó su etapa de MIR en el Hospital Universitario de Móstoles en mayo y aún tiene abierta una reclamación judicial pendiente de resolución por libranzas no cedidas y por pagas extras no pagadas. No es el primer caso así que ha llevado su abogada: Diego manifiesta que son muchos los residentes que llevan a los juzgados la reivindicación de lo que les corresponde por derecho; resoluciones que, en la mayoría de los casos, salen cuando el demandante ya ha finalizado su etapa de MIR. «Cuando yo gane mi reclamación habrán pasado años desde que terminé la residencia, entonces el residente que venga detrás de mí tendrá que volver a interponer otra demanda judicial y también pasarán años hasta que la gane», afirma.
Algunas reivindicaciones de los MIR se han ido logrando poco a poco, pero no se aplican en todos los hospitales ni en todas las especialidades, a pesar de que muchas de ellas están recogidas en el Real Decreto de 2006. Y, a pesar de que durante la pandemia de coronavirus se haya agravado la situación, Diego sentencia que quieren que se apliquen sus derechos «haya una pandemia o no».
«Somos profesionales y no ha pasado nada, hasta el día que pase»
Una de las principales reivindicaciones en la que coinciden todos los MIR es la falta de supervisión por parte de médicos adjuntos o especialistas. Adrián Carrasco, residente de cuarto curso en Medicina Familiar y Comunitaria, cuenta que en el Hospital Universitario 12 de Octubre llegaron a tener un adjunto por cada 12 residentes, es decir, cada MIR compartía con otros 11 compañeros a un mismo especialista a quien acudir en caso de duda. «En las Urgencias del 12 de Octubre, posiblemente una de las que más carga de trabajo tienen en la Comunidad de Madrid, solo había dos especialistas, lo que suponía un gran potencial de error al atender a los pacientes por parte de los residentes», explica Adrián.
Por su parte, Diego García menciona que, durante su primer año de residencia, un sábado a las tres de la madrugada llegó a urgencias un hombre con una parada cardiorrespiratoria. En ese momento, en la puerta de Urgencias solo había dos médicos residentes de primer año y uno de tercero. «Al poco llegaron los especialistas pero los primeros 10 minutos, los más caóticos y los de mayor estrés, fueron muy duros y muy intensos», recuerda.
Diego señala que las urgencias muchas veces son atendidas por MIR del primer año porque se entiende que es algo genérico, no tan relacionado con la especialidad, y que cualquier médico puede encargarse. Sin embargo, la realidad es que allí también se atienden patologías graves ante las que los residentes que llevan poco tiempo no se sienten seguros o preparados, y, en ocasiones, las circunstancias les sobrepasan: «En casos de violencia machista, por ejemplo, no sabía cómo actuar ni cómo aplicar el protocolo», reconoce Alba Gonzalo.
Ante la falta de supervisión, Adrián añade que son profesionales y saben lo que hacen, pero que una mayor supervisión les haría evitar errores que se cometen a diario: «Por suerte nunca ha pasado nada, hasta el día que pase».
«Cuando vas a descansar, te encuentras con una cama en la que ha dormido otra persona esa misma noche y no tiene ni las sábanas cambiadas»
Otro de los puntos ante los que protestan los médicos residentes es el cansancio acumulado. Esto se debe a que no se les conceden las libranzas correspondientes. En muchas ocasiones, suman más de 30 horas de trabajo seguidas.
La ley del marco europeo, explica Diego García, determina un descanso de 36 horas ininterrumpidas tras una guardia de un sábado, pero los médicos residentes cuentan que esto casi nunca se da: «Ni siquiera se pregunta, se da por hecho que el lunes vas a venir a trabajar».
Blanca Espinosa, médica residente de cuarto año en Pediatría del Hospital 12 de Octubre, lo califica como «jornadas abusivas, muy intensas y sin casi descanso». Una guardia significa que el horario de entrada es a las 08:00 y el de salida a las 08:00 del día siguiente, pero Blanca explica que algunos sábados salen a las 15:00 y el lunes a las 08:00 están de nuevo allí: «No estamos en condiciones de tratar a los pacientes así». Alba Gonzalo, además, relata que incluso ha habido casos en los que un residente ha estado de viernes a lunes en el hospital: «El perjudicado último es el paciente».
Los médicos residentes en urgencias se sienten desbordados. Alejandro Ruiz detalla que tienen que cenar rápidamente para que no se acumulen demasiados pacientes y, durante sus breves descansos, duermen en una cama en la que antes ha dormido otra persona esa misma noche y no tiene las sábanas cambiadas, lo cual aumentó los contagios entre el personal médico durante la pandemia del COVID-19: «O le das la vuelta a las sábanas, o las quitas y duermes encima del colchón, o haces de tripas corazón y te metes dentro de la cama tal cual. Es una cosa que me ha pasado a mí y, prácticamente, a cualquier residente de mi hospital». Él lo considera una cuestión de decencia.
«Nos sentimos bastante dolidos y maltratados por la Comunidad de Madrid»
La huelga de los MIR está planteada para los lunes por la mañana y las guardias, pero, como la Comunidad de Madrid ha puesto servicios mínimos del 100%, a efectos prácticos hay la misma gente todos los días en el hospital. Los médicos residentes aseguran que esto vulnera su derecho a huelga porque anula su efecto.
«Yo no tenía claro si participar de manera activa en la huelga pero que nos pusieran servicios mínimos al 100% fue totalmente abusivo. Si tenía alguna duda, eso me hizo decidirme», reflexiona Blanca Espinosa. Ella considera que el servicio de pediatría es donde más se cumplen las condiciones que reclama la huelga, pero «se demanda mejorar la situación de todo el colectivo médico y creo que hay que formar equipo entre todos porque si no, no se consigue nada».
Además, Alejandro Ruiz apunta que, si la consejería les considera una figura formativa y no laboral puesto que no tienen un convenio que los regule, no debería ponerles unos servicios mínimos. Cada lunes que pasa, los residentes están «más cabreados y más activos»; algunos incluso han pedido al comité de huelga que pase a ser una huelga diaria.
«Están jugando al chantaje», declara Alba Gonzalo, «nos han suspendido las vacaciones mientras estemos en huelga y no nos permiten cambiar las guardias, por lo que no podemos coger algunas que ya teníamos cambiadas para irnos de vacaciones».
Las reivindicaciones son claras: mayor supervisión, más adjuntos, derecho a librar las guardias, mejora salarial y respeto de los días correspondientes a la formación. La mayoría de estas cuestiones ya están recogidas en la ley pero no se cumplen en la realidad; por ello, los médicos residentes piden un convenio colectivo para poder reclamar unos derechos laborales que, ahora mismo, están en el aire.
Los médicos residentes resaltan que no son reivindicaciones exclusivas de las Comunidad de Madrid: es algo generalizado en todo el país, pero, por lo pronto, las protestas de los MIR en la capital, como afirma Alejandro Ruiz, «no tiene fecha de fin hasta que la consejería no se siente y llegue a un acuerdo con el comité de huelga».