Cáncer y coronavirus: ¿qué podemos esperar para el 2021?

En enero de 2021 la pandemia estaba a punto de cumplir un año, y superaba ya los dos millones de fallecidos en todo el mundo. Sin embargo, tal y como nos hace ver Luis Paz-Ares, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, existe otra pandemia que «afecta anualmente a unas 280.000 personas en España». El cáncer no ha desaparecido, y a partir de ahora tendrá que convivir con un virus que parece silenciar su presencia. 

Paz-Ares estima que la crisis sanitaria del coronavirus ha tenido un claro impacto negativo en la actividad investigadora contra el cáncer, que se ha podido ver reducida en torno al 30% o más. «En este año hemos hecho mucho trabajo de estudiar, escribir proyectos o analizar datos, pero hemos estudiado bastante menos con las manos experimentalmente tanto en los laboratorios como en el contexto de los ensayos clínicos con los pacientes», asegura el oncólogo en una entrevista a Efe, quien ha sido además nombrado presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica).

Pero la COVID-19 no solo ha afectado al trabajo de los investigadores, sino también (y sobre todo) a los pacientes, que en los peores momentos de la pandemia han visto retrasados diagnósticos y tratamientos quirúrgicos, afirma Paz-Ares, quien reconoce que estos meses están siendo duros para los enfermos con cáncer y para los profesionales del Sistema Nacional de Salud. Desde SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) aseguran que el principal problema son los «pacientes aún fuera del circuito, que están sufriendo un retraso en el diagnóstico y muchas veces en el tratamiento, y esto puede suponer un resultado muy negativo en su evolución».

La International Agency for Research on Cancer estima que en el año 2020 se diagnosticaron aproximadamente 19,3 millones de casos nuevos en el mundo (últimos datos disponibles a nivel mundial dentro del proyecto GLOBO-CAN). Sin embargo, sabemos que la pandemia ha afectado al número de diagnósticos en muchos países, por lo que probablemente el número real de nuevos cánceres en 2020 habrá sido mayor. Al fin y al cabo, lamenta el doctor Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de SEOM, «la actividad diagnóstica se ha reducido porque la emergencia del COVID-19[contexto id=»460724″] se comporta como un agujero negro que absorbe recursos humanos, terapéuticos, tecnológicos y técnicos y esta situación deben revertirse». 

Asimismo, el miedo está siendo un obstáculo difícil de superar. La incertidumbre, sobre todo durante la primera ola, hizo que numerosos pacientes de cáncer no acudieran a la consulta y esto supone un riesgo muy alto. «Para aquellas personas que todavía no saben si tiene cáncer, pero tienen síntomas o sospechas, que acudan al médico, que busquen el acceso al sistema y que no les paralice el miedo. Un retraso de varias semanas o meses puede tener una repercusión en el resultado de los tratamiento», defienden desde SEOM, donde despejan también cualquier duda respecto a la vacuna. Es cierto que hay distintas situaciones dentro de los pacientes con cáncer, pero la vacuna contra la COVID-19 no supone un riesgo especial para ellos. Además, «el potencial de los beneficios supera con creces al potencial de los riesgos que pueda haber», concluye Rodríguez-Lescure. 

Qué podemos esperar para el 2021

Los tumores han sido la tercera causa de defunción en España entre enero y mayo de 2020, y la primera causa de muerte en varones en ese periodo a pesar del coronavirus, tal y como informa el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según las cifras de SEOM, los cánceres más frecuentemente diagnosticados en hombres en España durante 2021 serán los de próstata (35.764 nuevos casos), colorrectal (25.678), pulmón (21.578) y vejiga (16.578); mientras que en mujeres, los más diagnosticados serán los de mama (33.375) y colorrectal (17.903), seguidos del cáncer de pulmón (7.971) y de cuello uterino (6.923).

Y es que en el próximo año se registrarán unos 280.000 casos nuevos, según la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica), sobre todo en varones y en segmentos de edad más avanzados. Sin embargo, ¿qué noticias o avances positivos se esperan para ese 2021? 

Por un lado, la supervivencia del cáncer se ha duplicado en los últimos 40 años y es probable que siga aumentando lentamente. Ahora bien, el doctor Álvaro Rodríguez-Lescure reconoce que «el principal avance es el conocimiento y el diagnóstico molecular más preciso y los tratamientos más personalizados: en el terreno de los tipos de tratamiento, el desarrollo de terapias como la inmunoterapia es el gran avance porque supone un cambio de concepto muy importante, especialmente para algunos tumores donde no había nada más que ofrecer que tratamientos paliativos».

Una de las dudas que siempre se ha tenido es por qué ante una situación como el cáncer, que en el fondo es algo ajeno creciendo en el organismo de una persona, el sistema inmune no reaccionaba ni luchaba contra él. Ahora ya se conoce la clave: el sistema inmune no reconoce el tumor, pero con los tratamientos de inmunoterapia se logra que el sistema inmune pueda reaccionar frente al cáncer.

De hecho, una de las principales controversias en esta pandemia ha sido si los pacientes de cáncer tratados con inmunoterapia están más protegidos frente a la COVID-19 que aquellos que reciben tratamientos inmunosupresores, como la quimioterapia. Sin embargo, desde la SEOM aseguran que no hay datos concluyentes al respecto: «Esto ha sido objeto de mucha controversia porque había dudas en todos los sentidos. Por ahora no lo parece, incluso se ha pensado que la combinación de inmunoterapia y una infección por coronavirus podría tener una evolución mucho más nefasta por la hiperactivación del sistema inmune».

La frustración del cáncer que podría haberse evitado

El 40% de los nuevos casos de cáncer que se diagnostican están relacionados con nuestro modo de vida. ¿Los principales factores de riesgo? El tabaco (la mortalidad por cáncer de pulmón está aumentando en las mujeres desde que se incorporaron al tabaquismo en los años 70-80); el alcohol, que mata por cáncer a más de tres millones de personas en Europa cada año; las infecciones, de ahí la importancia de recibir vacunas contra virus como el papiloma humano; el sedentarismo y una dieta inadecuada.

De hecho, al combinarse el consumo de alcohol con el tabaco, el riesgo de desarrollar tumores orales, de orofaringe o de esófago se multiplica por 30. Asimismo, el doctor Rodríguez-Lescure insiste en que «no existe un nivel seguro de consumo de alcohol», ya que este incrementa el riesgo de cáncer incluso con un consumo bajo. Se estima que hasta 4.600 de casos de cáncer de mama anuales en Europa se deben a consumos de alcohol de una copa de vino al día, y estas cifras aumentan de manera significativa a mayor consumo de alcohol.

Todos estos son factores de riesgo prevenibles. Por ello, desde la SEOM alertan de que se insiste poco en la prevención: «Ningún avance terapéutico será nunca comparable con una medida de prevención absoluta, estamos en una sociedad en la que se aceptan y se regulan factores de riesgo que tienen un impacto brutal en el cáncer y otras enfermedades. Es difícil de explicar que un tercio de los cánceres estén relacionados con cuestiones que se pueden prevenir o evitar. Por ejemplo, una de cada cinco muertes en nuestro país son de cáncer de pulmón, algo mayoritariamente relacionado con el tabaco y por lo cual resulta difícil de digerir y entender que no se desarrollen más medidas de prevención».