Repartidores de 'delivery' nos cuentan cómo les afecta la Ley Rider
La aprobación de la Ley Rider obliga a plataformas como Glovo, Deliveroo o Uber Eats a contratar a los repartidores, sustituyendo el sistema de autónomos utilizado hasta ahora
Cuando empiezas a indagar un poco en el tipo de trabajo que hacen los denominados riders de plataformas como Glovo, Uber Eats o Deliveroo, te percatas de que la gran mayoría de ellos no superan los cinco meses de permanencia en sus respectivas empresas. Al fin y al cabo, es lo que llamaríamos un trabajo ‘precario’ y que no puede realizar cualquiera, pues requiere esfuerzo físico, paciencia y una moral alta. Quizá por ello, los que lo hacen no duran mucho.
Eso te da una ligera idea de por qué se ha aprobado la coloquialmente denominada Ley Rider, que pretende reformar las condiciones laborales de estos jóvenes. En cualquier caso, el decreto aprobado por el Gobierno obliga a este tipo de empresas a que todos sus trabajadores sean asalariados a partir del 12 de agosto de este año, terminando así con la condición de autónomo que tanta polémica ha generado. Pero, ¿es realmente así?
Un contrato, seguridad, un sueldo estable y tranquilidad. Eso es lo que parece ofrecer este cambio y, de hecho, eso es lo que algunos riders piensan obtener si son contratados. «Creo que es mejor tener algo fijo», opina Hendri, quien reparte para Glovo en Madrid y actualmente es autónomo. Sin embargo, la gran mayoría se muestran recelosos, pues todavía no está muy claro si podría tratarse del lobo vestido de abuelita.
En este sentido, Jordi Mateo, presidente de la Asociación Profesional de Riders Autónomos (APRA), ha defendido frente a The Objective que debido a la puesta en marcha de los pruebas piloto «se están empezando a ver los primeros resultados negativos que llevamos advirtiendo: contratos a través de ‘subcontratas’ de 15 o 20 horas, contratos de 15 días… Querían salvarnos pero nos están llevando a la absoluta precariedad».
De cualquier modo, la ‘jungla’ que ha sido hasta ahora el mundo del delivery, en la que la gente alquila cuentas, hackea los sistemas y contrata bajo un único perfil a 100 repartidores para lucrarse, está a punto de acabar, aunque para transformarse…¿en qué?
Los contratos fantasma
Si algo caracteriza a todos los riders con los que ha hablado este medio, es la positividad, la esperanza y el talante. Saben que esta ley puede no ser la mejor opción, pero están dispuestos a intentarlo para mejorar su vida. Quién no arriesga, no gana, ¿no?
Así, con la implantación definitiva de la Ley Rider a la vuelta de la esquina, plataformas como Uber Eats ya han lanzado su periodo de prueba, ofreciendo nuevas condiciones a algunos repartidores, aunque ninguno ha firmado nada por el momento.
«En realidad, todavía no tengo contrato», dice Lucy, una ‘asalariada’ de esta empresa, que cree estar inscrita en la Seguridad Social, aunque no tenga constancia directa de ello. Igualmente, reconoce que todavía no se ha dado de baja como autónoma, «por si luego tengo que trabajar con mi cuenta propia».
Sentada en una mesa de un McDonald’s del centro de Madrid, esperando al siguiente pedido con la mirada distraída y los pies colgando del taburete, cuenta a The Objective que no sabe muy bien qué va a ser de ella. Tiene miedo de que la echen en cualquier momento, pues «estamos a la deriva» y la estabilidad prometida, todavía no ha llegado. De todos modos, está dispuesta a intentarlo, ya que «como autónoma cobraba menos que ahora».
Su compañero de trabajo, Aaron, no difiere de la opinión de Lucy y, aunque prefiere estar con contrato, mantiene que «nos dijeron una cosa, y ahora todo está funcionando diferente». En este sentido, donde les aseguraron que podían rechazar pedidos que superasen los 5 kilómetros de viaje, «a mí me llegó un pedido de 9 kilómetros y me dijeron que lo tenía que hacer».
Por otra parte, aunque tengan prioridad a la hora de hacer un reparto con respecto a aquellos que todavía son autónomos, «te obligan a hacer un mínimo de dos pedidos por hora y 16 al día, y tener un 99% de aceptación. Digamos que al mes puedes cancelar solo una vez». Si no cumples con ello, es muy probable que termines en la calle. De hecho, «están echando gente sin avisar», informa Aaron.
Si todo continúa así, el de los riders se transformará en un sector de contratos temporales por objetivos, en el que entran y salen trabajadores en masa en función de su eficiencia, subcontratados por terceros y en el que ya no habrá lugar para los extranjeros recién llegados a España que buscan una fuente de ingresos mediante el alquiler de cuentas.
Aunque por ahora, está la excusa del periodo de adaptación.
En este sentido, la organizacion Riders x Derechos, defendía en un comunicado que «la creación de falsos puestos de trabajo a la merced del algoritmo no ha sido más que una burbuja que va a explotar de manera violenta si no se obliga a las empresas a realizar las contrataciones pertinentes, pues no confiamos en su criterio para convertir responsablemente a todos los falsos autónomos en empleados».
¿Representa la Ley Rider a todos los riders?
Ensi es uno de los ‘veteranos’ del reparto, pues lleva un año y cuatro meses dedicándose a ello por toda la ciudad. Conoce todas las calles de Madrid casi a ciegas y afirma que hace unas «60 horas a la semana». La afamada Ley Rider está planteada para personas como él, autónomos que convertir en asalariados. Sin embargo, él es el tipo de riders que no está de acuerdo con este decreto, aunque está dispuesto a «probar, a ver qué beneficios puedo tener».
A diferencia de Lucy o Aaron, hay repartidores experimentados que ganan más como autónomos que como lo que ofrece la nueva normativa. En este sentido, Jordi Mateo defiende que «nuestras condiciones han cambiado mucho dede 2016 a 2021. Nosotros podemos aceptar y rechazar los pedidos que queremos, no tenemos ningún tipo de exclusividad con ninguna plataforma digital, decidimos qué vehículo que utilizar, en qué zona nos conectamos… por lo que tenemos una verdadera autonomía».
En la otra cara de la moneda, aunque la empresa te incluya en su plantilla con tu firma en el contrato, vas a tener que seguir utilizando tu propio vehículo y pagando la gasolina, dependiendo de un horario partido que no deja alternativa.
De este modo, la APRA reivindica las cifras de la encuesta del portal Internautas, en las que «entre un 75% y un 85% lo que quieren es la libertad y la flexibilidad que tienen a día de hoy, pero con mayores protecciones». Asimismo, el presidente defiende que «se ha aprobado la Ley Rider sin escuchar a los riders».
No obstante, todos ellos coinciden en que ha de haber una reforma, pues nos encontramos ante situaciones como la de los extranjeros que llegan a España y permanecen a la espera de legalizar su estancia. Este tipo de riders se ven obligados a buscar cualquier fuente de ingresos y optan por alquilar una cuenta en este tipo de plataformas digitales, dependiendo entonces de «flotas», que consisten en un grupo de entre 100 y 200 trabajadores al servicio de quien sí está registrado como autónomo, al que le pagan entre un 30% y un 35% de sus ingresos en compensación.