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¿Impactará un gran asteroide contra la Tierra?

La NASA cuenta con un listado actualizado de asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra a los que sigue la pista. El de mayor riesgo hoy es 2009 FD. La detección de grandes y pequeños asteroides es cada vez mayor. El caso de Rusia en 2013 nos dice que el peligro más probable es un impacto local. Y pensando quizá que la mejor defensa es un buen ataque, la NASA lanzará en 2016 una nave a Bennu, uno de los asteroides de mayor riesgo para la Tierra.

Meteorito de Cheliáninks

Consecuencias del bólido de Cheliábinsk (Handout/Reuters)

Se llama Apofis. Mide 325 metros de diámetro. Fue descubierto en 2004 y a finales de ese año los observadores creían que acabaría con el mundo en menos de tres décadas. Incluso se citaba la fecha: 2029. Y era, en efecto, la previsión en la que más cerca estaría de la Tierra, elevando las probabilidades de colisión a 2,7%. Sin embargo, sucesivos acercamientos de Apofis han diluido por completo esta amenaza, hoy completamente descartada por la NASA.

Pero por supuesto, Apofis nos es el único “extraño” que amenaza con aproximarse demasiado a nuestro planeta. Hay más de 400 objetos cercanos a la Tierra registrados como “con riesgo de impacto”, según NEDOyS. Se les denomina NEO (Near-Earth-Object) a los cometas y asteroides cercanos a la tierra, y se conocen como asteroides potencialmente peligrosos (PHA) aquellos cuya distancia mínima de intersección orbital es igual o menor a 0,05 UA (7.479.893 km).

NEODyS es un organismo que se dedica a estudiar y prever estos posibles impactos de riesgo. Se trata de una iniciativa de la Universidad de Pisa en la que participan muchas otras organizaciones. No es la única institución que se dedica a esta tarea, sin embargo su listado de “riesgos” diariamente actualizado es cada vez más popular.

La “mejor estimación actual” es que un impacto “suficientemente grande como para causar una catástrofe global” ocurre en promedio “cada miles de años”, afirman desde este proyecto astronómico italiano.

El más peligroso

Para elaborar su lista de objetos más peligrosos, la NASA emplea la Escala de Palermo, una medida logarítmica que mide el riesgo de impacto comparando la probabilidad potencial del objeto con el riesgo medio de otro objetivo similar a lo largo de los últimos años. Atendiendo a esta clasificación, el “enemigo” que encabeza la lista responde al nombre de 2009 FD. Descubierto en marzo de 2009, diferentes estimaciones han disminuido y aumentado su amenaza teórica en los últimos años. Sin embargo, actualmente encabeza la clasificación de Palermo con -0,40. Su peligrosidad reside en su tamaño -470 metros diámetro- y en la incertidumbre orbital que generan sus interacciones con Marte y Venus.

El impacto de 2009 DF contra la Tierra causaría grandes destrozos en una área amplia o bien ocasionaría peligrosos tsunamis. No obstante, según la NASA, 2009 FD cuenta con una probabilidad de 0,29% de impactar contra la Tierra. O lo que es lo mismo: hay un 99,71% de probabilidades de que el asteroide más peligroso detectado en este momento no se cruce finalmente en nuestro camino.

A 2009 DF el NEODyS le concede el tercer puesto de objetos potencialmente peligrosos, tan solo por detrás de Apofis y Bennu.

La coincidencia fatal de Bennu

Las caprichosas órbitas de Bennu –el segundo en la lista de riesgo de NEODyS- trajeron a este asteroide en tres ocasiones recientes cerca de la Tierra. En los años 1999 –cuando fue detectado-, en 2005 y en 2011. Fue precisamente el trágico e histórico 11 de septiembre de 2011 la última vez que Bennu se aproximó más de la cuenta a nuestros dominios.

Con un diámetro 493 metros, la NASA estima en 0,037 la probabilidad de impacto de este asteroide con la Tierra. De todos modos, según estimaciones actuales, no visitará de nuevo nuestras proximidades hasta el 2037. Sin embargo, nosotros sí lo visitaremos antes.

No son sólo una amenaza

El interés de los científicos por los PHA no es solamente por el daño que podrían llegar a ocasionar si impactan contra la Tierra. Son también una fuente próxima de información. Así lo entiende la NASA que trabaja ahora en la construcción de un vehículo espacial para la misión Osiris Rex.

En 2016 una nave de la NASA viajará hasta Bennu. Tiene el tamaño aproximado de cinco campos de fútbol y ha sido elegido para esta misión especial que consistirá en alcanzar el asteroide en 2019 y regresar con muestras a la Tierra en 2023. El examen de esas muestras podría resolver muchos enigmas actuales de los astrónomos. En particular, la NASA confía en que las muestras de la roca carbónica del asteroide expliquen “la formación de nuestro sistema solar y cómo se originó la vida”.

Prevención y riesgo real de gran impacto

Al margen de los hallazgos de la comunidad científica, la preocupación que tienen en común la mayoría de los humanos es: ¿es probable que la Tierra sucumba al impacto de un gran asteroide? ¿Y es probable que ocurra próximamente? En respuesta a estas preguntas, desde NEODyS aseguran que es “tal vez más probable de lo esperado”. Aunque recuerdan después que los grandes impactos se dan cada miles de años con consecuencias devastadoras para el planeta como gran impacto en el “clima gobal” o “colapso social”, sin embargo señalan que es mínima la probabilidad de que esto se produzca durante un “periodo de vida humana típica”.

“Los objetos más pequeños”, añaden los científicos italianos, “por supuesto, son más numerosos y nos afectan con más frecuencia”, causando graves desastres pero a una escala local o regional. Es el caso del bólido de Cheliábinsk, que cayó en esta ciudad rusa el 15 de febrero de 2013 causando numerosos destrozos y dejando más de mil heridos, ninguno de ellos de gravedad. El objeto tomó tierra dividido en cientos de fragmentos –hasta completar los cerca de 5000 kg-, el más grande de ellos, de 650kg, fue hallado en el lago Chebarkul.

Los registros actuales facilitan el control de los objetos potencialmente peligroso, y países como Rusia –especialmente a raíz de los ocurrido en 2013- o Estados Unidos trabajan contrarreloj en planes de acción para responder a una hipotética amenaza de impacto real y peligrosa. La modernización de los sistemas de detección que emplea la NASA, hace que haya una curva de detección de objetos próximos a la tierra desde 1980 hasta hoy, produciéndose el gran despegue 1988. Sin embargo, un análisis detallado de la gráfica que refleja las estadísticas de hallazgos, muestra que el porcentaje de objetos cercanos de gran tamaño próximos a la tierra sigue siendo muy reducido, y por tanto, la amenaza real resulta muy inferior sobre el papel que en los titulares de la prensa.

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