¿Por qué España lanza su primer satélite espía con SpaceX?
España pone en órbita este jueves 22 de febrero PAZ, su primer satélite espía, y lo hace con una de las compañías espaciales más importantes del momento, SpaceX. La historia detrás de su lanzamiento es, sin duda, caótica y conflictiva. Tan sólo dos países europeos, Alemania e Italia, tienen satélites de observación similares, capaces de tomar imágenes día y noche al margen de las condiciones meteorológicas. De esta manera, España entra en el club selecto de los estados con satélites propios dedicados al espionaje. Ante el riesgo que pueda existir, el operador y dueño del sistema, Hisdesat, ha asegurado el PAZ por 160 millones de euros, prácticamente el coste del satélite. El Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS) recibirá un 30% de las 100 imágenes de alta resolución que capte diariamente, e Hisdesat ya busca clientes para el 70% restante.
España pone en órbita este jueves 22de febrero PAZ, su primer satélite espía, y lo hace con una de las compañías espaciales más importantes del momento, SpaceX. La historia detrás de su lanzamiento es, sin duda, caótica y conflictiva. Tan sólo dos países europeos, Alemania e Italia, tienen satélites de observación similares, capaces de tomar imágenes día y noche al margen de las condiciones meteorológicas. De esta manera, España entra en el club selecto de los estados con satélites propios dedicados al espionaje. Ante el riesgo que pueda existir, el operador y dueño del sistema, Hisdesat, ha asegurado el PAZ por 160 millones de euros, prácticamente el coste del satélite. El Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS) recibirá un 30% de las 100 imágenes de alta resolución que capte diariamente, e Hisdesat ya busca clientes para el 70% restante.
Hisdesat contrató la puesta en órbita del PAZ en 2010 con la empresa rusa ISC Kosmotras, que ya había lanzado con éxito en 2007 y 2010 los satélites alemanes TerraSAR-X y TamDEM-X, gemelos del español. Esta empresa rusa utilizaba el cohete Dnepr, fabricado por la empresa ucraniana Yuzhnoe, para sus lanzamientos. Todo iba bien hasta que, de repente, en 2014, la tensión creciente entre Rusia y Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia provocaron la paralización de los despegues del Dnepr desde territorio ruso.
A raíz del conflicto entre ambos países, la Unión Europa decidió aplicar sanciones y embargos comerciales al país liderado por Vladimir Putin. El lanzamiento del satélite, finalizado en 2015, quedó entonces en un limbo y los retrasos de su puesta en órbita se convirtieron en una constante. Harta de esperar, Hisdesat llevó a Kosmotras ante el Tribunal Internacional de Arbitraje de París por incumplimiento de contrato , y poco tiempo después, el 7 de marzo de 2017, anunció que había contratado a SpaceX, para llevar a finales de año al espacio, de una vez por todas, al PAZ.
Hisdesat optó así por la famosa compañía espacial propiedad del multimillonario Elon Musk, pese a que unos meses antes, el 13 de noviembre de 2016, un cohete Falcon 9 -el mismo que transportará al satélite español- explotó en Florida antes de despegar y acabó con la vida del primer satélite de Facebook, el Amos-6, que iba a llevar internet a varias regiones de África.
Nuevamente, el lanzamiento se ha ido postergando, pero parece que, al fin, podremos ver este jueves cómo el Falcón 9 despega con el PAZ a bordo.
Tecnología punta
El satélite PAZ es la gran apuesta española para cubrir las necesidades de seguridad y defensa, pero está destinado, además, a realizar funciones de carácter civil, aunque en un menor porcentaje. El satélite, cuya carga útil ha sido totalmente desarrollada en España, tiene un radar de apertura sintética (SAR) que le permitirá obtener hasta 100 imágenes diarias de la superficie terrestre. Una vez en su órbita podrá proporcionar seguridad adicional a los más de 2.700 militares españoles desplegados en operaciones en 19 países de África, América, Asia y Europa.
Entre sus componentes más avanzados, están los módulos de transmisión y recepción de datos (TRM), desarrollados por la empresa Indra. Esta tecnología permitirá coordinar la información que recoja el satélite con la de los alemanes TerraSAR-X y TanDEM-X, con lo que podrá cartografiar la Tierra en tres dimensiones.
Su vida operativa nominal es de cinco años y medio, pero con la tecnología de la que dispone es altamente probable que dure el doble. En este tiempo cubrirá un área de más de 300.000 kilómetros cuadrados a 514 kilómetros de altitud viajando a una velocidad de siete kilómetros por segundo.
Con un peso de 1.350 kilogramos, cinco metros de largo y 1,5 metros de diámetro, dará 15 vueltas alrededor de la Tierra cada 24 horas y podrá generar imágenes de hasta 25 centímetros de resolución, de día y de noche, independientemente de las condiciones meteorológicas.
La estación terrestre principal -desde donde se controlará el satélite, se enviarán las órdenes y se recibirán las imágenes- estará en el centro del INTA en Torrejón de Ardoz, Madrid. Además, habrá un centro de respaldo en la estación del INTA en Canarias, que estará de back up en momentos de emergencia.