DuckDuckGo, el buscador con la privacidad por bandera
Con la privacidad como preocupación creciente, el modelo de negocio de este buscador es más rentable que nunca a pesar de ir a degüello contra gigantes tecnológicos como Google
La privacidad es un asunto por el cual cada vez más internautas se sienten preocupados. Casos como el de Cambridge Analytica, que en 2017 explotó dejando en evidencia que los datos de los usuarios de Facebook se utilizaban con fines opacos, han hecho que la conciencia sobre la importancia de la privacidad en la red crezca. Hasta ese momento, entendíamos que si algo era gratis era porque se estaban quedando con nuestros datos y no importaba demasiado. Ahora entendemos que nuestros datos son la moneda de cambio de una industria multimillonaria.
Los buscadores que usamos a diario desde nuestros dispositivos usan nuestros datos. Google, por ejemplo, que es el buscador más utilizado en el mundo con diferencia –cada minuto se realizan más de 3,8 millones de búsquedas en su motor en todo el planeta–, expone los datos del usuario constantemente. A través de su navegador, Google Chrome –también el más utilizado–, nos llena de cookies a todas horas. Un ejemplo: un columnista de The Mercury News descubrió hace unos meses que, durante una semana usando Google Chrome, el navegador introdujo más de 11.000 cookies en su ordenador que otros navegadores habían bloqueado automáticamente.
Las alternativas a aquellos preocupados por su privacidad no abundan y, por eso, destacamos la labor que realizan desde DuckDuckGo, el motor de búsqueda que lleva la privacidad por bandera y que está cautivando a millones de usuarios. El escándalo de Cambridge Analytica supuso, efectivamente, el despegue de este buscador alternativo, que pasó de tener 300 millones de búsquedas mensuales durante el año 2016 al récord de 1.000 millones de búsquedas en el 2019, con otro récord para un solo día de 37 millones de búsquedas y un promedio estable de 34 millones de consultas diarias.
Cómo funciona
DuckDuckGo es un motor de búsqueda híbrido que emplea la información de sitios públicos como Wikipedia y se basa en la API de motores de búsqueda como Yahoo! y Google, además de usar su propio rastreador, pero que no guarda la información del usuario, con lo cual, cualquier persona haciendo la misma búsqueda obtendrá los mismos resultados.
A diferencia de muchos otros motores de búsqueda, DuckDuckGo no rastrea al usuario ni mantiene registros de lo que ha estado buscando. Por eso, no encontrará anuncios personalizados. No obstante, sí recibe ingresos por publicidad. La diferencia radica en que muestra los anuncios solo en relación a la palabra clave que el usuario utiliza en sus búsquedas. Es decir, que no la focaliza hacia perfiles de los usuarios como lo hacen Google y otros muchos.
Además, DuckDuckGo mantiene un acuerdo con Amazon e Ebay por el que, si el usuario realiza una compra en cualquiera de estas webs después de buscar el artículo en DuckDuckGo, el buscador recibe una pequeña comisión.
Otro punto clave es que DuckDuckGo dificulta las tareas del famoso filtro burbuja: al no rastrear las búsquedas del usuario, tampoco almacena información sobre su filiación política, por lo que presentará siempre información variada y proveniente de diferentes fuentes. En definitiva, un aliado inesperado de la democracia.
Gabriel Weinberg, la mente tras DuckDuckGo
La mente detrás de este concepto es Gabriel Weinberg, CEO y fundador de DuckDuckGo, compañía que creó hace ya 11 años. En aquel entonces, siendo un joven mentor empresarial para startups tecnológicas, escuchaba con asiduidad cómo iban a utilizar estas nuevas empresas los datos de los usuarios con fines lucrativos, sobre todo en marketing, donde la publicidad dirigida empezaba a pegar fuerte. “Esto es oscuro y se va a volver cada vez más loco”, pensó. Entonces, concibió DuckDuckGo.
Weinberg, que en 2001 se licenció en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) con 22 años, probó suerte con diversas empresas tecnológicas. Casi todas, como suele ocurrir en estos casos, fueron un completo fracaso.
En 2003 creó NamesDatabase, un antecesor de Facebook que estaba centrado en reencontrar a viejos compañeros de clase o amigos. Con la aparición de la red social de Mark Zuckerberg, su concepto quedó obsoleto, aunque aún así vendió la idea a la web classmates.com por 10 millones de dólares, cifra nada desdeñable para la época de la que estamos hablando, 2006.
Así, con 27 años se vio con una situación financiera envidiable y, aunque la base de datos de nombres fuera lo que le llevara hasta a ese momento al éxito, siempre sintió que las redes sociales no eran lo suyo y se centró en los motores de búsqueda. Años después, en 2008, lanzó al mundo DuckDuckGo, una alternativa que ahora, en 2020, se revela más necesaria que nunca.
Un modelo de negocio rentable
A pesar de competir como un ente independiente y autofinanciado contra los grandes gigantes tecnológicos, DuckDuckGo ha conseguido ser rentable y ha ido ganando usuarios a un ritmo constante durante años. También ha logrado reunir una gran cantidad de capital de riesgo para capitalizar lo que sus inversores ven como una oportunidad internacional creciente de ayudar a los internautas a realizar sus negocios sin exponerse a una intrusión externa. La privacidad es un reclamo cada vez más ventajoso.
Aunque DuckDuckGo no funcione tan bien en algunos aspectos como sus competidores, especialmente Google, la privacidad sigue siendo ese reclamo único. La duda ahora es: si la privacidad termina siendo una norma común en internet –que sería una buena noticia–, ¿podría un pionero como DuckDuckGo mantener su ventaja diferenciadora o acabarían los gigantes fagocitándolo?