Receta de galletas de Navidad con avena, canela, jengibre y dátiles
La clave de esta elaboración, más allá de en los ingredientes, está en usar moldes idóneos con formas navideñas (estrellas, regalos, bastones navideños…)
Frío y mucha comida (incluidas las galletas de Navidad). Estas son dos de las señas de identidad que caracterizan a la Navidad (y alcohol también, pero aquí somos más de comer que de beber). Por ello, hoy traemos a THE OBJECTIVE una receta de galletas para hacer estos días. Una elaboración que es fácil de hacer y con la que obtendremos un producto sano y, lo más importante, delicioso.
Cuando hablamos de dulces de Navidad en España, lo primero que imaginamos son polvorones y turrones. Y sí, son los clásicos, pero también podemos darle una vuelta a ese concepto de dulce navideño y, con la ayuda de unos moldes, hornear unas excelentes galletas de Navidad. Recuerda: siempre va a ser mejor un dulce, en este caso galleta, casero que industrial.
La clave de estas galletas de Navidad no radica en la receta, ya que no tienen nada en particular (podemos hacerlas durante todo el año), si no en la forma que le vamos a dar. ¿Y cómo conseguimos esas formas navideñas? El truco está en tener moldes: de arboles de Navidad, muñecos de nieve, regalos, bastones navideños… Estos moldes podemos conseguirlos en tiendas especializadas de gastronomía o por Internet.
Receta de galletas sanas para Navidad
En concreto, hoy traemos una receta de galletas de canela y jengibre. Un clásico al que le hemos intentado dar un giro para intentar lograr un resultado lo más sano posible (siendo conscientes siempre de que estamos ante un producto que hay que consumir con moderación).
De hecho, para intentar obtener unas galletas lo más fit posible, en la siguiente receta vamos a utilizar ingredientes como harina de avena o dátiles. Podríamos usar harina normal y azúcar, pero con la elaboración que te vamos a explicar a continuación, vas a lograr un resultado realmente sorprendente (y mucho más sano).
Ingredientes para las galletas fit
- 100 gramos de harina de avena
- Un huevo
- 50 gramos de dátiles
- 30 mililitros de aceite de oliva
- Una cucharadita de jengibre en polvo
- Otra de canela en polvo
- Una última cucharadita de levadura química
- Una pizca de sal
Cómo hacer galletas de Navidad
- Vamos a empezar manipulando los dátiles, ya que lo que queremos es obtener una pasta que sirva para endulzar nuestras galletas. Como queremos que se disuelvan a la perfección en la masa que vamos a hacer, necesitamos obtener la textura perfecta para que desaparezca en la masa. Para ello comenzamos quitándoles los huesos a todos los dátiles, los ponemos en un vaso batidor y les añadimos agua hasta que estén cubiertos y batimos. Lo que buscamos es una pasta de dátiles homogénea. Reservamos.
- En un bol grande añadimos el aceite, la crema de dátiles y el huevo. Batimos muy bien con una varilla de mano o con una batidora (con varilla) hasta que esta mezcla emulsione (se unifique y adquiera algo de tamaño y aire). Tamizamos la harina y añadimos el resto de ingredientes secos: jengibre, canela, levadura y la pizca de sal. Removemos con una lengua, buscamos una masa homogénea.
- Ponemos esa masa que hemos conseguido encima de papel transparente, tapamos, enrollamos (para que no entre aire) y lo metemos en la nevera. Dependiendo del tiempo que esté en frío obtendremos unas galletas más o menos crujientes. Si las quieres muy crujientes, con tener la masa durante dos horas en el frigorífico, vale.
- Disponemos un papel de horno, ponemos nuestra masa, colocamos otro papel de horno encima de la masa y aplastamos con un rodillo. La idea es que estirar la masa hasta que tenga un grosor de ente medio centímetro y un centímetro (es algo aproximado, pero tampoco te recomiendo que sea muy gorda). Y es que luego va a crecer un poco en el horno y corremos el riesgo de que queden crudas por dentro.
- Es la hora de usar nuestros moldes, pero primero vamos a precalentar el horno a 180º. Tras encenderlo, recortamos las galletas ocupando todo el espacio posible y en el momento que las quitamos de su respectivo molde las vamos colocando en una bandeja de horno en la que previamente hemos puesto el papel de horno que hemos usado para aplastar la masa (el que hemos puesto encima). Dejamos entre galleta y galleta unos tres o cuatro centímetros. Recuerda que cuando hayas recortado toda la masa, puedes volver a unirla, amasarla y repetir el proceso, así aprovechas al máximo y obtener el mayor número de galletas posibles.
- Metemos la bandeja en el horno ya caliente a 180º y las horneamos durante unos 15 o 17 minutos. Y es que siempre que utilicemos el horno el tiempo puede variar, ya que no todos calientan igual. Hay que estar pendiente para que no se nos quemen. Cuando veamos que están doradas, es el momento de sacarlas, colocarlas sobre una rejilla para que se enfríen y poder comerlas una vez que estén templadas.
Eso sí, recuerda que si las haces y no las vas a consumir en el mismo día, es recomendable que las introduzcas en una caja metálica, ya que ahí se van a mantener perfectamente conservadas y podrás comerlas en los días posteriores a su realización.