Restaurantes de museos con nombre propio
Fueron bastantes y muy renombrados pero ahora son contados los museos españoles en los que es posible completar la experiencia cultural con una parada gastronómica
En común tenían y tienen que se trata de destacados museos, puntales de la nueva arquitectura, admirados por el edificio en sí mismo, que aportan atractivo turístico a las ciudades en las que se encuentran y tienen en la gastronomía un valor añadido además de otra manera de ‘creación artística’. Una iniciativa que supuso, en aquellos primeros tiempos, la llegada a dichas cocinas de nombres destacados de la gastronomía que convirtieron estos espacios en lugares excepcionales y valor añadido al museo en cuestión. Alianzas exitosas durante algún tiempo pero a día de hoy son pocas las que se mantienen. Sí es verdad que son más los que aún conservan un espacio culinario, más o menos informal, pero contados los que presumen de una cocina con nombre y apellidos. Aquí van tres museos en los que deleitar el gusto y el estómago tras pasar un rato alimentando la vista y el conocimiento.
Nerua. Museo Guggenheim (Bilbao)
Como museo, Guggenheim es hoy sinónimo de vanguardia situado entre los mejores del mundo. Pero también referente de alta gastronomía gracias a la creatividad del chef Josean Alija, al frente del restaurante Nerua Guggenheim Bilbao, con una estrella Michelin, y en cuya trayectoria profesional se sitúan nombres tan grandes como el ya épico El Bulli. La cocina de Alija es pura vanguardia (combinación de texturas, sabores, aromas…) asentada en la cocina vasca de temporada, porque por supuesto son los ciclos estacionales los que definen su propuesta. El espacio, moderno, luminoso, minimalista en cuanto a decoración y con vistas sobre la ciudad. En los fogones, imaginación, elaboración, creatividad y dominio de la técnica.
El jardín de Arzábal, Museo Reina Sofía (Madrid)
El Reina Sofía es un referente madrileño del arte contemporáneo, inaugurado en el año 92 aunque la necesidad de espacio supuso una ampliación de las instalaciones a principios de este siglo, obra del arquitecto Jean Nouvel e inauguradas en septiembre de 2005. Y desde hace unos cuantos años es el equipo culinario de Arzábal quien regenta el restaurante El Jardín de Arzábal, con Álvaro Castellanos e Iván Morales al frente. Un paraíso natural, al pie del Museo Reina Sofía y frente a la estación de Atocha, acogedor y muy apetecible, para disfrutar de una gastronomía de producto de la manera más formal que uno quiera. Porque las opciones son diversas, entre ellas la barra que tienen en el interior, luminosa y con vistas a este Jardín, un imprescindible en las noches capitalinas con la llegada del buen tiempo. Además, disponen de un espacio acristalado, cual invernadero, estupendo para organizar planes reservados y tampoco falta el sitio para alargar sobremesas a base de destilados o cócteles. En cuanto a los fogones, la suya es una cocina tradicional con aires renovados, a partir de un producto seleccionado, y propuestas procedentes de la casa madre, Arzábal, en la zona del Retiro.
Arriaga. Centro Cultural Memoria de Andalucía (Granada)
El cocinero Álvaro Arriaga se encuentra al frente del restaurante que ocupa la última planta del Museo Memoria de Andalucía, en la zona nueva de la ciudad, a 55 metros de alturacon vistas a la ciudad y la sierra granadina pues está totalmente acristalada (…no sé si muy apto para quien padece de vértigo!). A cargo de la restauración desde hace doce años, la propuesta del cocinero donostiarra, una cocina de autor que viaja entre la tradición vasca y la modernidad. En el punto de partida una materia prima seleccionada, de mercado y de cercanía en todo lo posible. Platos finos, pensados, sofisticados, sin que falten los guisos al recetario vasco. Una muy recomendable dirección gourmet que ha logrado abrirse camino en una ciudad en la que la tapa es reina indiscutible.