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Gastronomía

El error común que se comete a la hora de tomar té

El matcha es la bebida más parecida al café y que, además, es más beneficioso que este

El error común que se comete a la hora de tomar té

Una taza de té | Pixabay

Si es mejor el té o el café es una de las discusiones más clásicas. Ante esta duda, la ingeniera Victoria Bisogno tiene una respuesta clara: «¡El té!», asegura a El Mundo sin ninguna duda. Bisogno es una de las mayores referentes en cuanto al té, incluso con estudios publicados sobre el tema.

Además, la ingeniera es escritora, ‘sommelier’, consultora y experta en técnicas de ‘blending’, nombre del arte de la mezcla, tiene que reconocer e investigar todos los sabores y propiedades que rodean al té. «La molécula que emplean té y café de base es la misma, que llamamos teína y cafeína. Ambas nos estimulan pero la cafeína es mayor en una taza de café que la teína en un té. Se diferencian en que la teína tiene una absorción más lenta», asegura.

Explica que el café, al estar más concentrado, produce que al tomar una taza la energía suba rápidamente, aunque el efecto termina rápido. El té tiene un efecto enérgico menor pero, por el contrario, más prolongado: «No va a excitar tanto y, lejos de alterarnos, va a mejorar nuestra concentración. Por eso los monjes budistas lo utilizan tanto para mantenerse en estado meditativo. El té es un alimento para el alma, una herramienta de bienestar».

Té Matcha

El té más parecido al café es el japonés matcha, que ahora está cada vez más de moda. En este té verde no se infusiona la planta, sino que se toma la propia hoja machacada. «Por eso no se recomienda tomar a partir de cierta hora de la tarde. Es mejor ingerirlo por el día. Y también sería más beneficioso que el café, según estudios que examinan su papel antioxidante, relajante, su papel cognitivo y para ayudarnos a bajar de peso», puntualiza la experta. Aclara, en este último aspecto, que no es mágico; la única estrategia para adelgazar es manteniendo un déficit calórico y combinarlo con ejercicio físico.

«Pero sí que nos hidrata, tiene una función diurética que nos ayuda con la digestión y se puede combinar perfectamente con el ayuno intermitente, proporcionándonos una sensación de saciedad y quitándonos el hambre. Además, es una bebida sin contraindicaciones, siempre que no la carguemos de azúcar, porque ahí sí que destruimos sus beneficios», destaca Bisogno.

Una taza de té matcha. Foto: Pixabay

La mejor forma de tomar el té

La experta en té recomienda empezar el día tomando uno: «Se pueden tomar de dos a tres tazas al día, aunque yo llego a las ocho y nueve». No obstante, alerta que jamás hay que tomarlo en bolsita: «Salvo el matcha, donde se ingiere la propia hoja, el té se debe infusionar en hebras y no machacado como si fuera polvo». Ejemplifica esto abriendo una bolsita de té, en la que se ve un aspecto terroso, y comparándola con un paquete de té en hebras como los que ella toma.

«En el primer caso se toma más tramo de planta, entre siete y ocho hojas, y se muele. Mientras que cuando tomas una infusión del té en hebras está cogiendo lo mejor de la planta, las tres primeras hojas enteras y enrolladas, y manteniendo sus propiedades sensoriales, sus aceites y su color», señala. Esto es lo que hace que cambie totalmente la experiencia.

Cómo saber si el té es bueno

Otra forma de detectar si están sirviendo un buen té es el modo de prepararlo, porque la temperatura a la que se elabora y a la que se toma no debe ser la misma. Muchas personas estropean el nivel sensorial si, por ejemplo, se queman la lengua y ya cambia la percepción del sabor. «Nunca debe estar muchísimo rato reposando ni hirviendo exageradamente. De 70 a 95 grados se prepara y se sirve de 30 a 40 grados de temperatura, aunque esto puede cambiar dependiendo del té seleccionado», explica Bisogno.

El tono de la bebida también es un indicador de su calidad: «Hay una tendencia en cierto té americano a ponerle colorante para volverlo fucsia o turquesa. Eso no es natural». Si es grisáceo, por otra parte, es un indicador de que se ha quemado. Aunque esto también puede mostrarlo la astringencia: «No debe oler nunca a química, a tierra o a rancio».

Otra de las grandes dudas es sobre si está bien o no añadirle bebidas vegetales en vez de agua o una rodaja de limón. «El té es un disfrute, y como tal, cada uno puede consumirlo como desee, si quieres ponerle miel adelante, no hay nada que esté mal; pero para la cata sí lo necesitamos lo más puro posible para que no se altere», desarrolla. De lo que sí que no es partidaria la ingeniera es de ponerle azúcar porque, explica, destroza su verdadero sabor.

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