Las bondades del mágnum, porque el tamaño sí importa (en el vino)
Es mejor cuando somos muchos y enológicamente se potencian las cualidades de la bebida y alarga su vida
Botellas de vino.
En cualquier cata se confirma una y otra vez que el tamaño mágnum –botellas de litro y medio– es ideal para la evolución de un vino. Cuando se trata de añadas antiguas sin duda, pero también en las que no lo son porque, aparte de la edad, la explicación reside en los beneficios que tiene el formato para el desarrollo del vino. A mayor tamaño el envejecimiento es más lento, y aporta una frescura extra cuando se trata de elaboraciones blancas, espumosos o vinos de crianza biológica, esto son, finos y manzanillas. En unos y otro, el mágnum favorece la estabilización del líquido, su equilibrio, uniformidad, y contribuye a que gane en longevidad, ¡le alarga la vida, vamos!
Una ventaja y explicación ‘técnica’ reside en la relación oxígeno-líquido, esto es, la proporción de aire que entra es menor (en concreto la mitad que en dos botellas) en relación con el vino pues la cantidad de oxígeno en una botella es la misma, pero la cantidad de líquido es el doble. Lo que se traduce en una menor oxidación, por tanto conserva mejor (durante más tiempo) sus aromas y sabores favoreciendo, incluso, que gane en complejidad. Además, el mágnum es menos susceptible a los cambios de temperatura al contener una masa mayor lo que hace que ese envejecimiento sea más lento. Por ende, a mejor evolución mayor es su capacidad de guarda.
Después, la teoría más popular a su favor tiene que ver con el consumo, un mágnum es la medida perfecta cuando en una reunión hay más de tres personas que toman vino y lo hacen a ritmo de aficionado. Es un formato estupendo para compartir, en lugar de comprar 2 botellas del mismo vino, si antes se acuerda beber todas lo mismo, y el mismo tipo de vino durante la velada. Favorece que no se acabe, posibilita que todos se sirvan de la misma botella más de una copa además de poder comprobar cómo va evolucionando una vez abierto en la mesa. Por tanto, a partir de cuatro ‘convocados’, mágnum es la opción acertada porque entre cuatro dos botellas caen seguro si de consumidores habituales se trata. Y para seguir apuntando razones, es que este tamaño asegura que se toma y disfruta el mismo líquido hasta el final. ¿Qué queremos decir? Pues es que el vino es un ser vino por lo que puede suceder que dos botellas de una misma referencia no resulten iguales porque han evolucionado de distinta manera, a diferente velocidad, sobre todo cuando se trata de elaboraciones con crianza larga.
Claro, ni hay mágnum en cualquier establecimiento, ni tampoco de cualquier vino ni en grandes cantidades. Es cada bodega la que decide en su caso particular cuál de sus referencias embotellará también en ese tamaño, teniendo en cuenta además que dan más trabajo pues, por ejemplo, hay que etiquetarlas a mano. Eso sí, es un formato que añade un plus de exclusividad, otro de los motivos por los que el mismo vino puede resultar más caro en mágnum que en dos botellas de 75 centilitros de esa misma elaboración… Pero no se pueden olvidar las ventajas que proporciona. Por eso, son tamaños buscados y valorados por los coleccionistas de vino pues suponen disponer de ediciones limitadas de una referencia en cuestión, o de elaboraciones especiales, sin olvidar que de este modo pueden disfrutar de dos botellas de dicha elaboración en vez de solo una.
Cuatro ejemplos disponibles en el mercado
No obstante, como se apuntaba al comienzo, el mágnum no está reservado en exclusiva para vinos con crianza. Si a priori es algo que se presupone, es quien lo hace quien decide a qué tipo de elaboración lo va a destinar porque también los más jóvenes agradecen este ‘trato’, y hay ejemplos claros de ello. Elaboraciones, cualquiera de ellas, que ven potenciados sus atributos en la botella de litro y medio.
Fermentado en Barrica José Pariente 2022 (39,50 €)
José Pariente es una de las casas de referencia en la denominación Rueda. Firma familiar de larga tradición vitícola, asentada en La Seca, y una de las bodegas con mejor reconocimiento de la zona. Este fermentado en barrica es uno de sus jóvenes verdejo, de viñedos de más de 60 años en vaso y trabajados en ecológico. Tras hacer la fermentación en barrica, tiene una crianza con sus lías de once meses en depósitos de acero inoxidable. Un blanco aromático (balsámicos, fruta de hueso, especias), carnoso en la boca, graso, con fresca acidez y persistencia.
Pruno 2021 (32,50 €)
Este tinto en formato mágnum se ha convertido en uno de esos clásicos que regresan en vísperas de la Navidad. Porque Finca Villacreces, la bodega que lo elabora en Ribera del Duero, lo presenta cada año llegadas estas fechas con el añadido de que con cada añada varía la imagen de la lata en la que se presenta, una imagen que rinde homenaje al territorio del que procede. Tempranillo con un 5% de cabernet sauvignon y una crianza de un año en barrica francesa. Destacada presencia de fruta roja (en confitura), aromas torrefactos, de café, juanola y maderas finas. Boca con estructura, equilibrado, goloso, con agradable toque láctico y buen carácter frutal en el paso.
Muga Rosado 2022 (21 € aprox.)
Las riojanas Bodegas Muga, una de las firmas emblemáticas en Rioja, tienen en su rosado una elaboración de éxito que ha ido aclarando su color y también embotellan en mágnum. Una combinación de uvas de garnacha con un 40% de la blanca viura, plantadas sobre suelos arcillo-calcáreos en su mayoría, y que ha permanecido 16 semanas con sus lías en el depósito antes de ser embotellado. El resultado, ante todo, aromático, fresco y frutal (fruta de hueso, notas cítricas). Un rosado que tiene cierto volumen en la boca, con equilibrio, acidez integrada y muy agradable en el paso.
Tantum Ergo Exclusive Mágnum 2012 (155 €)
La última botella es un espumoso procedente de tierras valencianas, en concreto del municipio de Requena, y cava premium de Bodegas Hispano-Suizas que sólo sale en mágnum y del que tienen tan sólo 513 botellas numeradas. Se compone de una selección de las mejores uvas de chardonnay y pinot noir (por eso blanc de noirs) que fermentan en barricas americanas nuevas de 400 litros. Luego se ensamblan ambas variedades y tienen una crianza en rima de al menos 118 meses. Al final, un cava intenso en aromas, con notas de frutos secos, panadería, fruta escarchada, fruta, especias y recuerdos de monte bajo. Untuoso en la boca, sabroso, con sutil frescura y muy largo final.
Por último, recordar que además del formato mágnum, un tamaño recomendable y moderado por las razones esgrimidas, existen botellas más grandes, si bien ni todos los vinos ni todas las bodegas las trabajan. En todo caso, a modo de curiosidad, están las de tres litros que se llaman Jerobam, también conocidos como doble mágnum. A partir de aquí, la Rehoboam es de 4,5 litros (6 botellas); Imperial o Matusalem, de 6 litros (8 botellas); Salmanazar contiene 9 litros; Baltasar 12 litros; y las de mayor tamaño son la Nabucodonosor, con 15 litros (lo que serían 20 botellas); Melchior, 18 litros; Salomón de 20 litros o la que se conoce como Primate que alcanza los 27 litros, y hasta los 30 la Melquisedec. Poco manejables en su mayoría…
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