Cuatro vinos gaditanos tranquilos (que no son generosos)

Se trata de vinos tranquilos, es decir, no fortificados con alcohol, procedentes de territorios más allá del conocido Marco de Jerez (Sanlúcar de Barrameda, Jerez y el Puerto de Santa María), pues son varios los municipios gaditanos en los que se viene haciendo vino hace años si bien el prestigio y la fama se lo llevan los generosos (finos, manzanillas, palo cortados, amontillados y olorosos) de ese popular triángulo gaditano. 

Aunque también aquí, en estos tres municipios, se elaboran vinos que no son generosos y hasta la fecha muchos salen al mercado como Vinos de la Tierra de Cádiz (VT Cádiz). Una situación que podría cambiar porque desde el Consejo Regulador de Jerez, en sus últimos encuentros, se vienen planteado la posibilidad de dar cobijo a estos vinos… de momento sólo conversaciones. 

En cualquier caso blancos y tintos que firman tanto bodegas asentadas y reconocidas como jóvenes proyectos que desde sus comienzos han decidido apostar por elaborar estos vinos para mostrar que en tierras gaditanas no sólo los generosos reflejan la singularidad y particularidad de unos suelos de albariza (tierras blancas) únicos. Entre las uvas, destacada presencia de tintas francesas aunque no falta la autóctona, pero minoritaria, tintilla de Rota, y en el caso de los blancos predominio de la palomino fino, variedad histórica de la zona. 

Tesalia 2019

Precio: 33 euros

Bodegas Tesalia se encuentra en la ladera de la Sierra de Grazalema, en Arcos de la Frontera. Proyecto de un empresario inglés, en este momento la casa elabora tres vinos diferentes, siendo Tesalia el ‘hermano mayor’. Con una crianza de doce meses en roble francés procede de una mezcla de 60% petit verdot, 30% syrah, 5% tintilla de Rota y 5% cabernet sauvignon. Un tinto intenso, potente, con estructura. Destacan los frutillos del bosque, notas de ciruela negra, hierbas aromáticas, balsámicos, junto a aromas procedentes de su paso por madera (ahumados, tofe, especias) y recuerdos florales. Sabroso, con nervio, frutal y reseñable frescura.

Finca Moncloa Tintilla de Rota Edición Limitada 2019

Precio: 36,5 euros

También localizada en Arcos de la Frontera, el grupo jerezano González Byass adquiere Finca Moncloa hace dos décadas para elaborar vinos tranquilos en su provincia natal. Este monovarietal de tintilla de Rota, de los pocos si no el único, nacía en la añada anterior, un vino singular con una producción limitada de 2.076 botellas pues procede de viñas recuperadas de esta uva ancestral, autóctona pero minoritaria. Tras una selección de los mejores racimos, tiene una crianza de un año en barricas nuevas de roble americano. Intenso, aromático, con notas de fruta negra y roja, balsámicos, especias, bombón de licor y recuerdos florales. Sabroso y carnoso en la boca, con frescura y larga persistencia. 

Recuperando los ‘vinos de pasto’

Los conocidos tradicionalmente como “vinos de pasto” son elaboraciones que mucho tiempo atrás se hacían en la zona de Montilla-Moriles y Marco de Jerez pero que ahora, en pocos años, se están identificando como los nuevos blancos tranquilos (secos) gaditanos. Se trata de vinos de palomino que se hacen mediante crianza biológica, o sea que desarrollan velo de flor, pero que en ningún momento se encabezan con alcohol para que aparezcan las levaduras que dan origen a eses velo. Por tanto, la manera de llegar a los 15 grados naturales necesarios para que las levaduras arranquen es vendimiar más tarde y asolar las uvas, como se hacía antaño. Porque hablamos de un sistema de elaboración que data del siglo XIX y que ahora están defendiendo y revalorizando con interés e implicación una serie de profesionales (enólogos, bodegueros, viticultores) desde la asociación Territorio Albariza que de momento conforman nueve bodegas. Entre ellas Luis Pérez (Jerez de la Frontera) y Primitivo Collantes (Chiclana), elaboradores de las siguientes referencias. 

La Escribana 2022

Precio: 20,5 euros

Willy Pérez fue de los primeros en animarse con este tipo de elaboraciones, al frente de la firma familiar Bodegas Luis Pérez, fundada hace ya más de dos décadas en la ciudad jerezana y donde también elabora vinos de Jerez. Pérez fue también pionero en incluir el término “vino de pasto” en las etiquetas, como es el caso de este blanco de antiguas cepas de palomino fino. Uvas procedentes del famoso –y prestigiado– Pago Macharnudo pues es donde se localizan viñedos de históricas firmas jerezanas. Fermentado y criado biológicamente en botas jerezanas durante doce meses, es un vino con volumen y ante todo muy sápido. Con carga cítrica, aromas especiados y toques herbáceos, en boca tiene una reseñable acidez, con potente salinidad y agradable sensación amarga en el paso. 

Socaire 2020

Precio: 18,5 euros

Primitivo Collantes elabora vinos de pasto en Chiclana, además de generosos, pero en su caso defiende que dichas elaboraciones (los vinos de pasto) puedan no tener velo de flor, es decir, que se evite la crianza biológica. Y el joven Primitivo (quien da nombre a su bodega) así lo hace convencido de que de este modo el resultado refleja más fielmente la tierra y su origen, en su caso a pie de costa. La elaboración, palomino fino con una crianza de dos años en botas de roble americano (que antes tuvieron fino), sin velo. Mineral y con una apabullante frescura, muestra notas de flores blancas, monte bajo, frutos secos y ahumados. Con volumen, salino y buena persistencia.