Tres restaurantes para una sabrosa escapada de interior
Sigue creciendo el turismo gastronómico, o mejor dicho, el viajero gourmet no deja de serlo ni con calor
El pasado año ya habíamos insistido en esta idea. Y es que en verano no todo es mar y playa, empezando porque no gusta a todo el mundo. Ahí están muchos de los datos oficiales que vienen a confirmarlo. Va en aumento el turismo de interior, el de montaña, crece el interés por los alojamientos rurales alejados de destinos masificados de sol y playa.
En este contexto es en el que también en verano sigue creciendo el turismo gastronómico, o mejor dicho, el viajero gourmet no deja de serlo por el hecho de que suban las temperaturas porque además tenemos la fortuna de que podemos encontrar un restaurante sorprendente en cualquier rincón del país. En esta ocasión los elegidos se sitúan en tierras de Castilla-La Mancha, en Logroño y en Gijón. Tres propuestas para quien ande por la zona o quiera hacer una escapadita desde algún lugar medio cercano… El desplazamiento seguro valdrá la pena.
Retama
En su carta de presentación además de una estrella Michelin está el hecho de que se localiza en pleno corazón del Parque Nacional de Cabañeros, un paraje natural en la provincia de Ciudad Real. Miguel Ángel Expósito es el responsable de la cocina, un joven creador con una propuesta cargada de imaginación, innovación y vanguardia pero con raíces; aquí encontrarán una interpretación personal de la cocina manchega y productos de cercanía en cada elaboración.
El restaurante forma parte del complejo que ocupa el lujoso Hotel La Caminera, un impresionante club de campo (pista de aterrizaje incluida) en el pueblo de Torrenueva que completa su oferta de experiencias con el restaurante Retama. Un espacio acorde, estéticamente, con el paisaje que lo rodea, y reconocido desde su apertura por su compromiso con la sostenibilidad, en cada plato hay un recuerdo al recetario tradicional desde el producto local si bien se impone la creatividad y dominio de la técnica de su artífice.
Y es que la formación profesional de Expósito, sevillano de nacimiento, le ha llevado a cocinas tan relevantes como la de Mugaritz, Martín Berasategui, Can Jubany o Gaytán, con el chef Javier Aranda. En ésta su casa, donde ‘reside’ desde hace cinco años, propone dos menús (Tradición, 80 €/persona; y Retama, 120 €/pax) con la opción de maridaje para el comensal que lo desee. Porque esto, la bodega, es otro de sus fuertes y parcela que dirige Vicenta «Pity» Rojo, la sumiller y responsable de sala de Retama, con un servicio amable y atento a cada detalle. Abierto de viernes a domingo, sólo el sábado dan servicio de almuerzo y cena. (926 344 733)
Marcos
Lleva el nombre de su artífice, Marcos Granda, y coincide además con el del jefe de cocina, Marcos Mistry. Un restaurante abierto en Gijón C/ Cabrales, 76), de sabor asturiano, que con sólo año y media en marcha ya ha sido galardonado con una estrella Michelin. Pero no es la primera estrella que logra Granda con sus proyectos. Sumiller y empresario hostelero ha conseguido siete astros en seis establecimientos en distintos lugares del país (Clos en Madrid, Nintai en Marbella y Toki también en Madrid). Y Marcos es su proyecto más reciente, un espacio íntimo y acogedor, para sólo doce comensales, con un equipo que trabaja coordinadamente desde una atención impecable y un servicio marcado por lo que sucede en la cocina, a la vista del público con las mesas distribuidas a su alrededor.
En cuanto a la propuesta gastronómica recorre el recetario tradicional de Asturias desde el producto local y de temporada, pero una cocina en la que también participan la técnica y buenas dosis de modernidad. Para elegir, de nuevo una carta basada en dos menús que modifican con frecuencia en función del mercado: «Lo esencial» (119 €), disponible de miércoles a viernes en el turno de mediodía, y «Una vuelta a lo esencial»(149 €), disponible de miércoles a domingo en almuerzo y cena. Para completar la experiencia, una bodega con más de 750 etiquetas entre nacionales y foráneas a cargo de Granda.
Arsa
Aunque el nombre es una expresión alegre de lo más andaluza, Arsa abre sus puertas en Logroño (Lardero, 7) fruto de la unión personal de dos jóvenes cocineros, ella sevillana, él riojano. Beatriz Fernández y Rodrigo Fernández (Bea y Rodri) están al frente de un proyecto novedoso -de hecho no tiene ni medio año de vida-, divertido (como ya adelanta el decorado), que destila el «buen rollo» que hay entre ellos. Y la cocina y su bodega es una mezcla de ambos territorios, donde hay producto, tradición, «el recetario de las abuelas», como ellos mismos declaran, pero punto de partida con el que juegan en los fogones, innovan, crean desde la combinación de orígenes y recetas.
Su primer restaurante «para poder hacer con total libertad lo que más feliz nos hace, cocinar». He aquí su declaración de intenciones. Y lo hacen respetando las raíces, a la manera de antaño, sin prisas, pero a partir de ahí hay reinvención, experiencia, fusión, dominio de la técnica. Al final, una cocina de autor, los dos, que han llegado para revolucionar la oferta logroñesa. Tienen carta que completan con un menú degustación (70 euros/persona) y a la hora de beber también su viaje recorre esta combinación norte-sur, de hecho es en lo que se centra la oferta: vinos andaluces de diversas procedencias y selección de representantes riojanos, con espumosos incluidos de ambos territorios. No se puede ser más fiel…
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