Guisantes con jamón: las tres recetas más fáciles para ir a la oficina
Preparar la comida para ir al trabajo puede ser todo un reto, estos platos no perecederos son fáciles de transportar
Preparar la comida cada día para llevar a la oficina puede ser todo un reto. Buscamos platos que sean rápidos, nutritivos y que no sean perecederas, así no se pondrán en mal estado durante el transporte. Una opción versátil y deliciosa son los guisantes con jamón. Este dúo clásico se adapta a distintas formas de preparación, desde versiones más caldosas hasta cremas frías ideales para días calurosos.
Estas tres recetas de guisantes con jamón son opciones ideales para llevar a la oficina. Son fáciles de preparar, se transportan bien y ofrecen un equilibrio perfecto entre sabor y bienestar. Los guisantes, ricos en proteínas y fibra, combinados con el jamón, son un plato completo que te dará energía para toda la jornada. Además, al ser una materia prima que podemos comprar en cualquier época del año, encontramos recetas que se adaptan a las distintas estaciones.
1. Guisantes caldosos con jamón y huevo escalfado
Esta receta es un guiso, calentito y reconfortante, ideal para el invierno. Un plato que además envasado al vacío se transporta fácilmente. Los ingredientes necesarios son: 300 gramos de guisantes frescos o congelados, 150 gramos de jamón serrano en taquitos, una cebolla pequeña, un diente de ajo, un litro de caldo de pollo o verduras, dos huevos, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta al gusto.
Para preparar este guiso, en una cazuela, calienta un chorrito de aceite de oliva a fuego medio. Pica la cebolla y el ajo finamente, y sofríelos hasta que estén dorados y tiernos, aproximadamente durante cinco minutos. Después añade los guisantes (si son congelados, no es necesario descongelarlos) y los taquitos de jamón serrano a la cazuela. Remueve bien para que se integren los sabores durante un par de minutos.
A continuación, vierte el caldo de pollo o verduras sobre los guisantes y deja que hierva a fuego medio hasta que los guisantes estén tiernos. Ajusta de sal y pimienta según tu gusto. Cuando los guisantes hayan cocido, añade los huevos y déjalos en el fuego tres minutos.
2. Guisantes rehogados con ajo y jamón
Los guisantes rehogados son una receta muy rápida y sencilla, perfecta si tienes poco tiempo para cocinar. El ajo y el jamón aportan un sabor intenso, y es un plato ligero que puedes acompañar con una rebanada de pan. Las cantidades necesarias para que sea un plato nutricionalmente equilibrado son: 300 gramos de guisantes frescos o congelados, 100 gramos de jamón serrano en taquitos, 3 dientes de ajo, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta al gusto.
Si usas guisantes frescos, hiérvelos en agua con una pizca de sal durante siete minutos hasta que estén tiernos. Si son congelados, sigue las instrucciones del paquete o cuécelos directamente durante cuatro minutos. En una sartén grande, calienta un buen chorro de aceite de oliva a fuego medio. Pela y corta los ajos en láminas finas, y rehógalos en el aceite hasta que estén dorados.
Después, añade los guisantes cocidos a la sartén junto con los taquitos de jamón serrano. Saltea todo junto durante cuatro minutos para que se integren bien los sabores. Corrige el punto de sal si es necesario y añade una pizca de pimienta al gusto.
3. Crema fría de guisantes con virutas de jamón fritas
Cuando llega el calor, las cremas frías son una excelente opción para disfrutar en la oficina. Esta crema de guisantes es refrescante, ligera y muy fácil de preparar. Las virutas de jamón fritas le añaden un toque crujiente irresistible.
Los ingredientes necesarios son: 400 gramos de guisantes frescos o congelados, 200 mililitros de caldo de verduras, 100 mililitros de nata líquida para cocinar, 100 gramos de jamón serrano en lonchas, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta al gusto.
En primer lugar, cuece los guisantes en agua con sal durante siete minutos si son frescos, o tres minutos si son congelados. Cuando estén listos, escúrrelos y pásalos por agua fría para detener la cocción y mantener su color verde intenso. A continuación, en una batidora, coloca los guisantes cocidos, el caldo de verduras y la nata líquida. Tritura todo hasta obtener una crema suave.
Si prefieres una textura más fina, puedes pasar la crema por un colador. Después, ajusta el punto de sal y pimienta al gusto. Si te gusta una textura más líquida, puedes añadir más caldo o nata según prefieras. Por otra parte, en una sartén sin aceite, fríe las lonchas de jamón serrano hasta que estén crujientes.
Luego, colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Una vez frías, desmenúzalas en pequeñas virutas. Vierte la crema fría en tu recipiente y añade por encima las virutas de jamón crujiente justo antes de comer. Esta crema es perfecta para llevar a la oficina en un termo o en un tupper, ya que se mantiene fresca durante varias horas.