Tres vinos de uvas ancestrales que ofrecen singularidad y plantan cara al cambio climático
Historias de recuperación de variedades casi extinguidas porque aportan identidad y ofrecen futuro a la viticultura

Uvas de gonfaus, variedad recuperada por Familia Torres.
Por razones diversas, son varias las bodegas implicadas en la recuperación de variedades de uvas casi extinguidas, aparte de las que, desde la colaboración con distintos organismos y universidades, se han puesto al frente de importantes trabajos de identificación de variedades presentes en los viñedos, pero cuya identidad no está clara o se desconoce. Labores en ambos casos de gran importancia para sus territorios tanto por la singularidad que supone descubrir o recuperar variedades en peligro de extinción que son propias, pero además porque muchas de esas uvas ancestrales recuperadas están demostrando su mejor capacidad de resistencia a los efectos del cambio climático, algo que empieza a ser urgente para el futuro inmediato de algunos territorios vitivinícolas. Lo que se podría resumir en recuperar el pasado para asegurar la sostenibilidad de la viticultura.
Hay que recordar que en el mapa ampelográfico español se cuentan por encima de 400 variedades de uva registradas, si bien muchas están ocultas o casi desaparecidas. Pero es un patrimonio que, además de aportar identidad a los vinos, ya se ha logrado identificar algunas variedades con virtudes para enfrentar un cambio climático traducido en sequía, claro aumento de las temperaturas, aceleración de las maduraciones (menos acidez, más azúcar y más grado), pero también lluvias torrenciales y fenómenos meteorológicos extremos, aparte de la aparición de plagas y enfermedades.
En definitiva, uvas de ciclo más largo para hacer frente al gran reto del viñedo español, ya que unos lo van a sufrir antes y con más preocupación que otros debido a su baja altitud. Es el motivo por el que, donde se puede, se está plantando a mayor altura, y en las zonas donde el sol aprieta más fuerte se busca proteger las uvas de la insolación, por ejemplo, dejando más cantidad de hoja en la planta. Recursos cualquiera de ellos en pro de esa sostenibilidad.
Vinos de uvas ancestrales
Gonfaus 2022
Precio: 47 euros
Es la segunda añada de un vino elaborado exclusivamente con gonfaus, variedad recuperada por Familia Torres en la finca Purgatori y que sale bajo la denominación de origen Costers del Segre.
Es uno de los novedosos vinos que va sacando esta importante firma catalana dentro de su proyecto de variedades ancestrales recuperadas iniciado hace 40 años y por el que llevan ya más de medio centenar recuperadas. Podemos asegurar que Familia Torres fue de las pioneras, si no la primera, en plantearse estos trabajos de recuperación de uvas extinguidas, en origen pensando en contribuir a que no se perdiera el patrimonio vitícola de Cataluña pero en este momento como herramienta de enorme utilidad frente al cambio climático. Por el momento, de entre esas más de 50 descubiertas son seis con las que están haciendo vino tanto por el interés enológico que tienen como por su capacidad de adaptación al nuevo escenario climático. Sin olvidar que son elaboraciones exclusivas de un territorio concreto, por lo que tienen identidad y con ello el valor añadido de la diferenciación.
Gonfaus es una variedad prefiloxérica y de este vino cuentan con poco más de mil botellas, pues como se puede deducir se trata de producciones limitadísimas. Ha tenido una crianza de medio año en roble francés y el resultado es un vino sabroso, fresco y de paso fluido. Junto a los aromas de frutas maduras, especias y recuerdos balsámicos, en boca tiene amplitud, cierta calidez pero compensada con una equilibrada acidez, el principal valor de estas variedades recuperadas.
Dados los buenos resultados que vienen obteniendo con sus trabajas de recuperación, el grupo está buscando ahora cepas ancestrales en otras zonas del país en las que tiene bodegas.

Paraje La Encina Bruñal 2022
Precio: 14,25 euros
Procede de territorio vallisoletano y en concreto de La Seca, capital de la denominación Rueda, pero tinto de bruñal que sale como Vino de la Tierra (VT) Castilla y León. Contamos su historia.
Javier Sanz Viticultor es la bodega y su artífice, Javier Sanz, un referente en la región, pertenece a la cuarta generación de una familia dedicada al cultivo de la vid en La Seca. Es el pueblo del que parte todo el trabajo que viene realizando hace más de 25 años para recuperar variedades casi extinguidas por todo el territorio vitícola de Castilla y León. Fruto de esa búsqueda e intensos trabajos, en colaboración con la Estación Enológica de Rueda y en los últimos tiempos con un laboratorio de Logroño, sacó al mercado su primer rara avis, Verdejo malcorta, un monovarietal de un verdejo distinto, complicado de vendimiar y razón por la que estaba casi desaparecido. Tras esta blanca la siguiente recuperada, y muy minoritaria, fue la tinta bruñal que Sanz encontró en la zona de los Arribes, plantó en su pueblo (donde se ha adaptado) y con la que elabora este vino joven.
Tras ella llegó la también tinta cenicienta, única y procedente de un viñedo de más de 160 años. Dos tintas que a día de hoy ya admite la DO Rueda, la bruñal entre sus secundarias, pero la cenicienta entre sus tintas principales. Es decir, un esfuerzo e inversión emprendido por Sanz, que ahora cuenta con el aval de la denominación y va a beneficiar a sus bodegas por la oportunidad que les ofrece para desarrollar unos tintos diferentes aprovechando la singularidad que estas variedades les pueden aportar. Es por eso que Javier Sanz está muy ilusionado porque “también beneficiará a la gente de mi pueblo y a toda la zona en general”.
Además, como en el caso anterior, unas uvas que en general comparten ciclos más largos de maduración y mayor acidez, esto es, capacidad de resistencia al cambio climático. En cuanto al vino que traemos, Paraje la Encina, procede de un viñedo a 680 metros, sobre suelos pobres y arcillosos, está fermentado en barrica y luego ha tenido una ligera crianza de 4-5 meses en roble. Un tinto aromático, con destacada presencia de fruta roja, notas balsámicas, de grano de café, tostados y recuerdo mineral. Jugoso, con una fresca acidez y sensación rugosa que contribuye a su persistencia, ligeramente amarga.

Tardana de Vega de Tolosa 2023
Precio: 25 euros
Este tercer vino nos traslada a tierras de la denominación Manchuela, en el pueblo de Casas Ibáñez (Albacete), donde la bodega familiar Vega Tolosa ha recuperado dos variedades blancas autóctonas, albilla y tardana -la que nos ocupa-, en su caso buscando la diferenciación de sus vinos desde la autenticidad que aporta las uvas propias del territorio. Y esta referencia es una de las nuevas elaboraciones que han sacado al mercado tras varios años recuperando la variedad.
La historia parte de un viñedo de 1930 donde localizaron diversidad de variedades sin identificar y entre ellas, después de tiempo de estudio y trabajo, encontraron la albilla, con la que han hecho otro blanco, y la tardana que compone el que aquí presentamos. Lo que hicieron, una vez localizadas, es replantarlas, con la ayuda de un equipo de viveristas, en un nuevo viñedo. Como curiosidad apuntar que la uva tardana debe su nombre a que es una fruta de maduración tardía.

Sobre su elaboración, tuvo una crianza de seis meses en barricas francesas y han salido poco más de 2.500 botellas a la venta. Un blanco con aromas de fruta blanca carnosa, hierbas silvestres, flores, sensaciones agradables que reproduce en la boca, donde presenta un fresco amargor que permanece en el postgusto.
Tes muestras de los importantes trabajos que se vienen realizando en diversos lugares de nuestra geografía vitivinícola (Galicia, Castilla y León, Cataluña, La Rioja, Canarias, Aragón o La Mancha) enfocados a recuperar y rescatar variedades autóctonas desaparecidas o a punto de extinguirse y que, en este momento, resultan de lo más interesantes por la singularidad que aportan y el futuro que ofrecen al vino español.
Los vinos seleccionados responden exclusivamente a un criterio profesional y de calidad.